Vida de Jesucristo. Louis Claude Fillion. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Louis Claude Fillion
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9788432151941
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a subir y bajar de nuevo. ¿Quién contará las cuestas y las pendientes que hay que franquear para ir de Hebrón a Nazaret, por el camino que une las dos ciudades, y lo mismo de Nazaret a Tiberíades, de Tiberíades a Safed, o de Tiberíades a Banias y todavía más al Norte? El lenguaje expresivo y siempre exacto de los evangelistas está perfectamente ajustado a esta realidad, que a cada paso se renueva. Así hablan de «subir» a Jerusalén, de «bajar» de Caná a Cafarnaún, de «descender» de Jerusalén a Jericó, etc. Ya hemos dicho que nunca se les coge en falta: tan perfectamente conocen el país que describen.

      La diversidad de que hablamos ha sido verdaderamente providencial. Como la Biblia y el Evangelio están destinados para todo el mundo, convenía que su cuadro geográfico estuviese al alcance de los habitantes de todos los países. Ahora bien: ningún país de la tierra era tan a propósito para proporcionar ilustraciones a libros que debían ser leídos y comprendidos lo mismo por las gentes del Norte que por las del Sur, y enseñar la verdad tanto a los habitantes de los trópicos como a los de las regiones polares.

      Pero dejemos ya este lado estético de Tierra Santa, al que los Evangelios en ninguna parte hacen alusión. Digamos tan sólo que el alma divinamente delicada del Salvador sintió hacia las bellezas de la naturaleza un atractivo que se percibe aún en las narraciones evangélicas que nos cuentan su vida.

      Hallamos en el país de Cristo muy grandes diferencias de clima y de temperatura, según se trate de las riberas del Mediterráneo o de la arista central y de la meseta oriental, del valle del Jordán o de las cumbres alpestres. Mientras el clima del Ghor es a veces tropical, el de la meseta central es generalmente templado; el de la llanura marítima es aún más suave. En la cima del Hermón el clima es del Norte.

      En conjunto las condiciones climatológicas de Tierra Santa son de tal naturaleza, que hoy, como desde tiempo inmemorial, una parte considerable de la vida de los habitantes se pasa al aire libre, excepto, naturalmente, los días fríos y lluviosos. En efecto, en el país de Cristo no existen, propiamente hablando, más que dos estaciones harto diferentes: la de las lluvias y la de la sequía. Y he aquí por qué en el Salmo el poeta sagrado, dirigiéndose a Dios creador, le dice:

      «Tú que hiciste los términos de la tierra;

      Esto no obstante, aun quedan en Palestina algunas regiones que, por sus productos agrícolas y por su exuberante vegetación, recuerdan los hermosos tiempos de antaño. En su parte meridional, entre Gaza y Jaffa, la llanura marítima es aún en primavera inmenso campo de trigo. La llanura de Sarón, célebre en otros tiempos por sus pastos, el valle de Siquem, la meseta de Basán, los campos de Esdrelón, los alrededores de Banias al pie del Hermón, los huertos que rodean a Jericó, algunos distritos galileos, son ricos en productos agrícolas de varias clases. En conjunto, el suelo de Palestina es excelente para el cultivo, y dondequiera que se le trabaje con buenos métodos, pronto se recibe recompensa. Los campos de trigo alternan con los campos de cebada, de lentejas, de sésamo, de habas, de maíz, de lino, de calabazas y de cohombros, y su rendimiento habitual es satisfactorio. Existen también en la Palestina moderna, como en otro tiempo, huertas, que proporcionan a sus propietarios, además de sana alimentación, ganancias estimables cuando llevan sus hortalizas a los mercados de las aldeas y de las ciudades vecinas. Los judíos han poblado de naranjas las partes más llanas.