Pondré un ejemplo que ilustrará este punto.
Lucía llegó a mi consulta en estado de perplejidad. Recién salida de un ingreso tras un episodio suicida, su máxima desesperación fue comprobar que las pesadillas y alucinaciones tóxicas que la atormentaban eran índices de que “estaba viva en una sala de terapia intensiva” y no de su “descenso al infierno, como merecía”.
Transcurridos varios meses de entrevistas su posición era invariable: sólo respondía a mis preguntas y describía mecánicamente los hechos, siempre ausente de sus dichos. Con una particularidad: a una frase extensa le proseguía un mutismo que se prolongaba durante varios minutos. Tras varios intentos fallidos de hacerla salir, comprobé que no se trataba de un silencio cualquiera, sino que era un rasgo de su más profunda intimidad y que debía respetar –aun sin entender–. Hasta que un día interrumpió la monotonía y confesó un secreto. Se me acercó y –con firmeza– dijo que debajo de su cama guardaba un arsenal de pastillas que constituían su tesoro: cada noche tocaba la caja de zapatos para estar segura de que seguían allí: sólo esperaba el momento propicio para tomarlas.
Comprendí que ese –y no otro– era su partenaire real. Ergo, era impracticable sugerirle u ordenarle que lo abandonara; debía inventar otra cosa. Cuando salió, gentilmente la acompañé hasta la puerta mientras le musité mi propuesta al oído: yo guardaría sus pastillas, pero le seguirían perteneciendo a ella, y podría solicitármelas cuando quisiera. Se sorprendió, me agradeció el gesto y se retiró. Si bien nunca llegó a entregármelas, a partir de ese momento las entrevistas fueron diferentes.
Se produjo así el inicio de un emplazamiento bajo transferencia, en un tratamiento que ha durado ya más de veinte años. Análisis siempre al borde del pasaje al acto, aunque para Lucía tramitado con la dignidad que caracteriza la apuesta que encausa con el –aunque tenue– deseo de vivir que reinventa cada día.
5. El acting out o subir a la escena
“El acting out es, esencialmente, algo, en la conducta del sujeto, que se muestra. El acento demostrativo de todo acting out, su orientación hacia el Otro debe ser destacado”. (20)
El concepto de acting out es solidario del teatro; su producción implica un subir a escena (21), al contrario que su contrapartida –el pasaje al acto–, que indica un dejarse caer. Desde el inicio de su Seminario esta figura del acting out ocupa para Lacan un lugar protagónico, para situar lo que se muestra y no puede decirse. El acting out es un mensaje dirigido al Otro, un acto paradójico, (22) que alude a una situación que el sujeto no puede resolver, un impasse con el que se tropieza, y que encuentra como resolución una acción pasional incomprensible, aún para el mismo sujeto.
Lacan se refirió al acting out en sus Escritos de una manera tan poética como precisa: un “salto impulsivo a lo real a través del aro de papel de la fantasía”. (23) Al igual que en las fobias infantiles, en las que el objeto que las causa tiene una estructura de semblante (v.gr. el tigre de papel que asusta al niño, pero que el niño puede muy bien finalmente dominar, controlando sus desplazamientos), el “aro de papel” que se atraviesa en el acting out está enmarcado por un fantasma, el que –hasta hace sólo unos momentos– regulaba la conducta del sujeto.
Es decir, es el fantasma el que ofrece su argumento (24) al acting out para el montaje en escena de la acción pasional; escena en la que el objeto pulsional (a) muestra siempre un valor protagónico. Y cuando eso que pasa a la realidad cotidiana –es decir, que se realiza en el plano imaginario– (25) atañe a un analizante, la interpretación de Lacan es que hay algo de “la clarificación del sujeto con la demanda”, (26) que exige ser contemplado por el analista para rectificar la dirección del análisis. Se trata de precisar ahora la relación del acting out y el acto analítico:
“En un campo tan difícil, tenemos que avanzar como rinoceronte en la porcelana, suavemente; hay algo en el acting out, para llamar la atención de aquellos que tienen experiencia analítica, que promete acuerdo, se sabe que se llama acting out y que tiene relación con la intervención del analista”. (27)
En el acting out se trata de que la perturbadora presencia del objeto a en la escena muestra lo que no ha sido simbolizado o lo que ha sido insuficientemente articulado. (28) El acting out es situado como el acto de mostración en el eje imaginario, como el mensaje dirigido al analista para hacerle saber que él no está completamente en su lugar. Desde el punto de vista de la normalidad, el acting out es un acto enigmático e inmotivado; pero considerado desde la perspectiva de un análisis se trata de una manifestación del deseo inconsciente articulado con una precisa fantasía que el analista debe coadyuvar a extraer en el análisis, y que ha encontrado en la vía de su realización en la realidad una expresión extraña.
Es por ello que Lacan afirmó que el acting out es “transferencia salvaje, transferencia sin análisis” y que el problema en el análisis “es cómo domesticarla, cómo hacer entrar al elefante salvaje en el cercado”. (29) Se trata de un problema crucial del psicoanálisis: cómo ayudar a que el individuo del acting out pueda interrogar la acción pasional, para elucidar la satisfacción fantasmática que a ella se halla adherida.
Lacan criticó a sus colegas de la IPA por “degradar el mensaje de la transferencia”, al interpretar el acting out sin considerar el lugar del analista en su producción. (30) El “hombre de los sesos frescos” es el ejemplo más conocido que emplea Lacan para referirse al acting out en las manifestaciones de la transferencia. (31) Allí se refiere a un caso de Ernst Kris –analista de la ego psychology– quien intentaba demostrar la eficacia de un tipo de intervenciones que denominaba “de superficie”, a partir de confiar en la existencia de un “área libre de conflictos del yo”, lo que posibilitaría al analista una alianza terapéutica con su paciente. Es lo que sucede en este caso: un hombre no deja de insistir en su análisis con que él es un “plagiario”, que no puede sino copiar los trabajos de otros. La “intervención en superficie” –supuesta condición previa para luego intervenir sobre “el material inconsciente”– consiste en que Kris se apodera del documento para probarle a su paciente (luego de leerlo exhaustivamente) que él no es plagiario. La respuesta del paciente a la sesión siguiente es leída por Lacan como un acting out:
“Lo que sucede después de esta intervención, Kris mismo nos lo comunica. Después de un pequeño tiempo de silencio, el sujeto, para que Kris acuse el golpe, anuncia este menudo hecho: cada vez que sale del consultorio va a masticar un buen platillo de sesos frescos. ¿Qué es esto? Yo tenía que decirlo, puesto que desde un principio remarqué el hecho de que sea un acting out. ¿En qué? En lo que no era articulable en ese momento como puedo hacerlo ahora, que el objeto a oral está presentificado, llevado en bandeja por el paciente con relación a esta intervención. ¿Y después? Tiene interés para nosotros ahora (aunque es siempre así para los analistas) sólo si nos permite avanzar un poco en reconocer la estructura”. (32)
Es el propio Kris quien cuenta que tras la intervención “de superficie” (y sin leer en ello ninguna réplica al analista, sin ningún tipo de lectura transferencial) el paciente salió de la sesión, fue a un restaurante de la zona y se manducó un buen plato de “sesos frescos” –su plato favorito, por otra parte–. O para decirlo mejor, se tragó eso con lo que insistía su fantasma oral: el cerebro del otro para consumirlo, para robarle su producto.
Es por ello que en esta misma clase Lacan vuelve sobre el verbo to act out para leerlo, ahora, de este modo: “Yo act out algo, porque me ha sido articulado, significado insuficientemente o de costado”. (33) Es decir, para indicar el retorno de lo que no ha sido elucidado en el tratamiento: la transferencia salvaje. (34)
6.