Adixiones. Ernesto S. Sinatra. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Ernesto S. Sinatra
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9789878372150
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nosotros y lo primario, anhelamos elementos de interposición (esos que la tecnología, precisamente, se encarga muy bien de suministrarnos), poseídos por un deseo de inmunidad de lo indirecto. La función del crítico actual consiste, para Steiner, en domesticar, secularizar el misterio de la creación. (9) Estos comentaristas ejercerán su sacerdocio con una herramienta privilegiada: la interpretación, extraída de su disciplina originaria, la hermenéutica. El comentario interminable, centrado en la lectura sin fin –al promover interpretaciones eruditas siempre renovadas–, es comparado por Steiner con la identidad judía, considerando al primero la garantía fundamental de la segunda. De este modo, todo comentario –p. ej. sobre la Mishna y el Midrash– devendrá un acto de exilio, pues en su opinión: interminabilidad hermenéutica y supervivencia en el exilio están conectadas. (10) Y en tanto el texto originario (Ur-text) ya no es inmediato a su suelo nativo, concluirá que en la dispersión, el texto es la patria.

      El modelo de la creación judaico-talmúdico, de corte sincrónico –promotor del comentario interminable–, encontrará su par dialéctico en el sentido de la creación cristiano –escolástico–, basado en una temporalidad estricta, y cuyo modelo exegético lo constituye la Summa Teológica de Santo Tomás de Aquino, anclado en puntos finales que conducen al dogma y que permiten detener por este recurso el abismo del significado.

      Steiner interpreta a la religión judaica con la cristiana. Una producción textual, interpreta a la otra. Los herejes son recordados en este apartado como aquellos que promueven una lectura que no tiene fin; ergo, la herejía en tanto revaloración y relectura interminable, al renegar de la finalidad exegética, conduciría al agnosticismo.

      La hermenéutica abierta y diseminadora conduciría a la relativización de lo absoluto.

      Verificamos –llegados a estos desarrollos– el modo en el que Steiner realiza su crítica a la hermenéutica considerada como interpretación sin fin. Aplica una interpretación exegética, la que amenaza reproducir –precisamente– aquello mismo que intenta rebatir: la crítica secundaria, en su intento de experimentar la vida del significado fuera del texto. Ya que es a partir de la correlación de significación que Steiner establece entre: interminabilidad hermenéutica-supervivencia en el exilio, que arriba a la equivalencia: todo comentario-un acto de exilio. Lo que lo conduce a establecer la sustitución dispersión-diáspora, para concluir en la analogía final: texto-patria. La interpretación que realiza Steiner de la hermenéutica judaica, consiste en la atribución de una significación por vía analógica-comparativa, la cual es adicionada al texto que constituye su referencia.

      Nos hallamos ante un comentario explicativo, con el que Steiner pretende interpretar el sentido de un texto que organiza la experiencia de vida de una comunidad. El paso de lo trascendente a lo profano introducirá el siguiente apartado del libro, El contrato roto, en el que retornará decididamente sobre la condición del lenguaje.

      Luego de referirse a los modelos talmúdico y escolástico de encuentro con el significado –a los que reconoce el postulado de la revelación trascendente–, Steiner localizará en el psicoanálisis el tercer intento –decididamente profano– de comprensión metodológica y aplicada de los órdenes primario y secundario de enunciación. Destaca la falta de teorización del maestro vienés sobre la función del lenguaje, a la que considera preocupante por constituir la palabra, precisamente, el instrumento con el que el psicoanálisis opera.

      A decir verdad, podríamos aceptar parcialmente esta hipótesis, pues es cierto que no existe en Sigmund Freud una teoría sistemática del lenguaje. Con la salvedad de recordar que ya desde el inicio de su teorización, fue precisamente la construcción de una ficción racional la que consignamos en esta referencia: por ejemplo, en su estudio retórico acerca del chiste y las modalidades de lo cómico, sus estudios de la gramática del fantasma en “Pegan a un niño” o en las transmutaciones subjetivas del caso Schreber, hasta en las inversiones sintácticas por medio de las cuales da cuenta de los celos, la paranoia y la homosexualidad. Sin olvidar el trabajo –que atravesó toda su obra– sobre elucidar la lógica que sostenía a las representaciones –la condición de figurabilidad fue su preocupación, por ejemplo a lo largo de su “Interpretación de los sueños”. Hay muchas más referencias, pero en fin… Además, es necesario recordar que Jacques Lacan llegó después que Freud dando respuesta a este problema, pero, lamentablemente, George Steiner no ha consultado esta referencia.

      Volviendo al texto, su argumentación parte de la certeza de que la invención del psicoanálisis responde a una disciplina hermenéutica, de metodología talmúdica –es decir interminable. Sigamos sus razones:

      “[…] La arqueología del sentido es tan vertical, está tan dirigida hacia lo de profundis, como la exégesis talmúdica de la que se deriva una parte tan importante del espíritu de la hermenéutica de Freud. Al no conocer terminalidad dogmática, el comentario psicoanalítico sobre la literatura y las artes, su reinterpretación de anteriores lecturas psicoanalíticas –ahí está la literatura terciaria sobre las explicaciones de Freud sobre Shakespeare, Miguel Angel, Leonardo, Dostoievski o Poe –no tiene fin”. (11)

      Verificamos la reducción de lo que comenzó denominando el tercer intento de comprensión metodológica, al primero de ellos. Las raíces talmúdicas –y trascendentes– del primer modelo, habrían determinado la arqueología del sentido –de carácter profano– que Sigmund Freud, judío vienés, nominará psicoanálisis.

      En este preciso punto de su argumentación, se introducen las más agudas y precisas críticas que dedica al psicoanálisis; las que aplica –de modo explícito– en consonancia con las argumentaciones de Wittgenstein, en las conversaciones que este mantuvo con Rush Rhees y otros de sus discípulos, acerca de Freud. (12)

      Citando el texto freudiano “Análisis terminable e interminable”, Steiner desprende de allí la dificultad del psicoanálisis para fundamentar su fin de modo intrínseco o verificable. No sólo respecto del final de análisis, puesto que el proceso de asociación libre es infinito; además el proceso de desciframiento y lectura en profundidad de un sueño no tiene fin; incluso cada sesión podría darse por terminada con tal arbitrariedad, que podría suceder que en ese momento estuviera por manifestarse lo más relevante… La pertinencia de estas críticas –ya parcialmente indicadas, y que volverán a ser consideradas más abajo– no pueden ser pasadas por alto por quienes nos dedicamos al psicoanálisis.

      Concluye Steiner definiendo al psicoanálisis como una práctica contingente y puramente convencional, para deslizar posteriormente un wunsch bajo el modo de una constatación. Hablará de las fortunas menguantes de marxistas y psicoanalistas. Se referirá a los discursos parasitarios en sus intentos de explicar un acto de creación, en tanto constituciones de lo espurio. (13)

      Tal vez sea necesario a esta altura establecer una divisoria de aguas para clarificar las diversas tonalidades anímicas que se deslizan en las Presencias reales. Para ello debemos distinguir dos ejes que no están lo suficientemente aislados en la crítica que realiza Steiner al psicoanálisis. Por un lado, a la práctica misma; por el otro, a la aplicación hermenéutica del psicoanálisis a las formas estéticas. Estableceremos sobre este punto ciertas precisiones.

      La consideración del psicoanálisis en tanto cosmovisión, lleva a quienes se ubican en esta posición a hacer uso de su técnica como metalenguaje universal. El psicoanálisis sería el instrumento hermenéutico cuya función en el mundo se especificaría por dar sentido infinitamente a cualquier acto y/o producción humana. Se trataría del “gran meta-relato” de la modernidad que dispondría del saber necesario para decir todo acerca de todo.

      El psicoanálisis aplicado –como habitualmente ha sido considerado antes de la enseñanza de Jacques Lacan– constituiría la herramienta talmúdica que poseería la llave de la significación universal. No sólo un metalenguaje –sustentado en la profundidad abisal de lo inconsciente–, sino, y sobre todo, un metadiscurso que habría de producir significaciones infinitas –las que explicarían hasta lo inexplicable para el creador mismo. Con el agravante de que dicho creador a veces ni siquiera se ha tomado el trabajo de acudir al crítico en cuestión para solicitarle su opinión; o su auxilio terapéutico.

      El