En virtud del noble fin que so persigue con esta citación, se recomienda la más numerosa asistencia. Los secretarios.
El Tarapacá
15 de Julio de 1934, página 4
La plaza Arica fue ayer el centro de reunión de miles de fieles
En forma solemne se puso término a la celebración de las fiestas en homenaje a la Virgen del Carmen.
Con una extraordinaria concurrencia de fieles continuaron desarrollándose ayer las fiestas preparadas para conmemorar las festividades de la virgen del Carmen, que no pudieron celebrarse en esa fecha en el villorrio de La Tirana por haber sido postergadas hasta el 15 del mes próximo.
Las fiestas que empezaron en domingo con varios actos religiosos en el convento de las monjas Carmelitas en Cavancha, culminaron ayer con los diversos actos desarrollados en la capilla el Carmelo, erigida por todos los devotos de esta Virgen en la calle San Martín, frente a la plaza Arica.
En la mañana se efectuó en el kiosco de esa plaza una solemne misa de campaña con la asistencia de gran número de fieles. Al término de la misa pronunció una hermosa alocución patriótica el Pbro. Don Moisés Diez, dándose término al acto con la canción nacional tocada por una banda de músicos.
Durante la tarde continuaron lo bailes presentados por las comparsas de “chunchos” y “chinos” de la ciudad y de la pampa, que bajaron especialmente para estos actos. En la tarde a las 5 se llevó a cabo la procesión solemne, con la asistencia de varios miles de personas. La procesión recorrió varias calles, regresando después a la plaza Arica, desde cuyo kiosco pronuncio una alocución religiosa el cura Párroco de San José, don José Valenzuela, tocando a continuación la canción nacional que fue cantada por los asistentes. Al terminar el himno se lanzaron vivas a la Virgen del Carmen y a Chile.
En la noche continuaron las pintorescas presentaciones de los cuerpos de bailes, notándose asistencia de público hasta altas horas de la noche.
El Tarapacá
17 de Julio de 1934, página 4
Definitivamente se suspendieron este año las festividades de la Virgen de La Tirana
Tampoco se celebrarán las fiestas de San Lorenzo de Tarapacá.
El Obispo nos pide hacer saber a los fieles que persistiendo en el interior los mismos motivos que indujeron a postergar las festividades de La Tirana para el 15 del presente mes, se ha resuelto suspenderlos definitivamente por este año.
También se ha resuelto suspender las festividades de San Lorenzo, Patrono del pueblo de Tarapacá y que anualmente celebran con marcado entusiasmo los habitantes de toda esa región.
En efecto se ha informado que en el pueblo de Usmagama se han presentado nuevos casos de tifus exantemático.
El Tarapacá
4 de Agosto de 1934, página 4
1935
En la ruta del peregrino Romería a La Tirana
En la inmensidad de la pampa que no conoce la caricia de la lluvia, el sol de invierno crea mirajes fantásticos. Entre nubes de polvo que levantó la caravana de viajeros, el espejismo sigue simulando ríos y lagos en los cuales reflejan su sombra los árboles que para obtener un poco de humedad prolongan sus raíces en lo profundo del arenal candente. Y en medio del desierto, centro del oasis de tamarugos y algarrobos, destaca sus líneas imponentes el templo que levantaron en homenaje a la Virgen milagrosa, gentes piadosas de una generación ya desaparecida y a donde peregrinaron cada año multitudes puestas en marcha desde todos los pueblos y oficinas salitreras movidas por la fe y por la gratitud a pedir gracia a la Señora de La Tirana o a cumplir un voto, una promesa formulada para recobrar la salud de un ser querido o de la del propio peregrino.
Y en ese quieto poblado que durante un año habitan solamente algunos pastores y leñadores y dos o tres familias y que nadie, salvo un enamorado de la soledad y del silencio absoluto habría de ambicionar todo es bullicio y animación. Las calles abiertas en el denso arenal y la plaza del pueblo ofrecen después del medio día el conjunto abigarrado del colorido de esas comparsas o agrupaciones de “chunchos” en cuyos disfraces se ha juntado lo pintoresco y lo absurdo; los trajes de los pampinos que por un día abandonan las faenas del cachucho o de las calicheras y los mas lujosos de las familias de la ciudad y aun de los pueblos mas lejanos.
La procesión sale del templo y presidida por los eclesiásticos da la vuelta por la amplia plaza cuyo único adorno lo constituye el verde penacho de gigantescos tamarugos. La Virgen del Carmen de La Tirana ha salido a dar su paseo anual. Al atronador ruido de las salvas de costes, flautas y panderetas, cánticos y aclamaciones parece conmover su suave rostro que sonriera igual en el silencio de todo un año, en la soledad magnifica del coles o el balido de las ovejas, truncando el ritmo de la solicitud por la presencia de alguna vecina anciana que va a sacudir el polvo de los altares o a dejar algunas flores.
Las danzas mas inverosímiles vieron sus pupilas que parecen cobrar mas brillo en esta tarde de julio. El conjunto es el mismo de hace mas de medio siglo. Los que antaño aclamaron a la Virgen ya descansan bajo tierra en todas las latitudes del mundo. Abandonaron las oficinas y los pueblos pampinos y fueron a morir muy lejos a través de los mares o de las cordilleras, en su tierra nativa, hecha su fortuna en la dura faena de la pampa o en el comercio licito o no. Otros quedaron sepultados en los desolados cementerios pampino o en pueblos lejanos a donde regresaron cuando las faenas fueron paralizadas por la crisis. Pero el prodigio de la fé reúne las mismas multitudes de antaño; acuden a implorar la divina gracia junto a aquellos para quienes el viaje por los polvorientos caminos culmina con la satisfacción de una curiosidad, con la embriaguez de coloridos y de ruidos armoniosos o estridentes.
La procesión termina con la bendición que imparte la Virgen, vuelta su imagen hacia la multitud. Y mientras decrece el estrépito de las salvas, voladores y cohetes, el ronco ruido de los motores anuncia el regreso de los que desde Iquique y centros lejanos fueron a la fiesta de La Tirana. El eco argentino de las campanadas se esparce por la amplitud de la llanura acampando el cántico de los que aun llenan el templo votivo y habrán de regresar por todas las rutas a sus hogares.
El “Camino de las Cruces”, la línea recta entre Pozo Almonte y La Tirana, ruta trazada por los peregrinos de hace casi un siglo, muestra sus férreos linderos, cruces con brazos muy extendidos, algunas semi-tumbadas sobre el arenal. Y en este crepúsculo vespertino los faros de los autos van trazando rayas de luz sobre el caminito plagado de obstáculos en un traqueteo de muchos kilómetros que habrán de recorrer muy tarde a pie los peregrinos mas humildes, los que cumplen su promesa marchando en la noche bajo la maravillosa claridad de millares de estrellas solamente visibles en el diáfano cielo del desierto.
A lo lejos en la tarde ya, sobre el bosque de arboles centenarios y sobre el templo que va a hundirse por un año en el silencio magnifico, levanta sus brazos luminosos la Cruz del Sur entre la multitud parpadeante de las constelaciones que empiezan su prodigioso desfile por el cielo sobre los que regresara sobre los que ya duermen para siempre.
Alb Brandan
El Tarapacá
16 de julio 1935, página 3
El pueblo de La Tirana ha sido invadido por enorme gentío
El homenaje que se tributará hoy a la Virgen del Carmen – Monseñor Labbé Márquez presidirá las ceremonias – A las cinco de la mañana salió tren especial hasta Pozo Almonte.
En el antiguo e histórico pueblo de La Tirana se llevarán a cabo hoy las grandes festividades religiosas que todos los años en este día congregan enorme afluencia de gente que acude de diferentes puntos de la provincia como también del interior de Tocopilla y de Antofagasta.
La Virgen del Carmen de La Tirana ha hecho tantos milagros que el número de creyentes ha ido aumentando en tal forma que ese pequeño villorrio se hace realmente estrecho para dar cabida a los millares de fieles que acuden todos los 16 de julio a pagar sus mandas y a participar