De resultado del choque, una señora que viajaba en la góndola de Mérida, sufrió una herida cortante en la cabeza, que no debió ser de mayor gravedad, pues mas tarde dicha señora cumplía, en La Tirana, una manda.
Se volcó un auto:
Más o menos a las 6.12 de la tarde volvía del santuario el señor Mayorga, contador de la oficina Peña Chica acompañado de su familia, de la Sra. Moreno y del Señor Luís González, estadístico de la oficina Santiago Humberstone.
Mas o menos a mitad de camino entre La Tirana y Pozo Almonte, según nos manifestó el señor González, el automóvil que conducía el Sr. Mayorga, debió tomar el borde derecho del camino para ceder el paso a numerosos vehículos que venían unos tras otros a cierta velocidad.
A pesar de la precauciones tomadas, un camión corría tan al centro de la vía que debieron desplazarse aun un poco mas para evitar un posible choque, con tan mala fortuna, que cedió el terreno que en ese sitio tenia un borde relativamente alto y el automóvil se tumbó. Felizmente sin darse vuelta por completo, debido a la reducida velocidad que llevaban.
A pesar de que en el auto iban cuatro personas mayores y tres niños, no le ocurrió nada a nadie.
El regreso:
Durante toda la segunda mitad de la tarde y en la noche, miles de personas volvieron a sus casas y lugares de trabajo, utilizando de nuevo, la profusa variedad de medios de locomoción. Más o menos a las 11.14 llegó a Iquique el tren con 25 carros, las cuales debieron dividirse en dos convoyes.
Distingamos civilización y simplicidad:
Algunas personas formulando un juicio más o menos simplista, se lamentan en nombre de la civilización.
Aun a riesgo de ser impertinentes, nos parece que no han comprendido lo que es esta festividad tiene de propio y cual es el único ángulo del cual debe juzgársela.
Según nuestro modesto entender, la fiesta de La Tirana no solo deben ser respetadas, sino que deben ser apoyadas en forma de que mantenga su brillo y entusiasmo y si es posible, lo aumentase.
Naturalmente partimos de la base de que el aspecto religioso con respecto a aquellos que llevan devoción verdadera e ilustrada. Esta por encima de toda discusión.
Es en nombre de la más elemental cultura y civilización, precisamente que la creencia religiosa debe respetarse. Esto no se discute por ningún país ni persona que se llame mínimamente culto y civilizado. No, este aspecto no entra en el debate, y, por otra parte, no importa tampoco fundamentalmente pues hay que reconocer que la gran mayoría, no asisten movidos por esa devoción verdadera o piedad religiosa en el sentido propio de esa palabra.
Lo que nosotros creemos y en esto nos parece interpretar la opinión general y los intereses de la provincia es que Tarapacá debe cultivar esta expresión tan única de sus costumbres populares, precisamente por lo que tienen de pintorescos, de atractivo, para la rutina sin mirajes de nuestra masa trabajadora, de diversión inofensiva y a la vez profundamente arraigada, de expresión simple y vistosa de ciertos oscuros sentimientos de espiritualidad.
Es sumamente curioso observar que los pueblos que viven en estrecho y rudo contacto con la naturaleza, tienden a manifestaciones como estas, tan libres de complicaciones interiores, como llenas de formalismos y de brillo exterior. Descansan, son en cierto sentido más profundas alegrías en su pesada vida sin matices de agrado.
Sino, piénsese en el largo tiempo, cuidados y hasta sacrificios que se hacen espontáneamente para poder ir a las fiestas de La Tirana.
Talvez, se objete que no son bailes específicamente chilenos. En verdad que mucho mejor seria si lo fuesen, pero esta critica suelen hacerla los que estimarían “mas distinguido” que nuestro pueblo valorarse en esta ocasión rumbas africanas, tangos argentinos o fox tros norteamericanos.
Somos un pueblo que carcome todas las iniciativas y los hombres de empresa, con el “ridículo” en los labios. Es fastidioso. Pequeños inhibidos psicológicamente, incapaces de comprender que el valor supremo de la vida no es el “ridículo” sino la verdad, alegría y la vida misma en fin. Muchas razones podrían darse para insistir en que las fiestas de La Tirana necesitan mucho mas apoyo que tolerancia.
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