Jóvenes, cultura y religión. Jorge Manzi. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Jorge Manzi
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9789561425699
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aspectos de la religiosidad de estudiantes de universidades católicas pertenecientes a 55 de ellas en 35 países. Esta investigación presenta algunos datos relativos a la afiliación religiosa, agregados por sectores geográficos. En América del Sur (que integra a todo este sector continental, con excepción de Brasil), se evidencia un nivel de cristianismo superior al de la presente muestra, alcanzando el 65% de jóvenes católicos y 7,7% de jóvenes cristianos no católicos. En relación con otros sectores continentales, América del Sur es el segundo con mayor número de católicos, después de Europa Oriental (74%), y uno de los más bajos en representación de otros cristianos (solo en Europa Occidental y Asia Este tienen niveles más bajos, alrededor de un 6%) (Centro de Investigación, Federación Internacional de Universidades Católicas, 2014).

      El proceso de declive de la religiosidad que se evidencia en la muestra se condice con procesos similares que están ocurriendo en países europeos. Un primer caso con el cual se compararán constantemente los resultados del presente estudio es el de España. En dicho país, un interesante análisis ha indagado sobre la religiosidad y otros aspectos de la vida juvenil (González & Elzo, 2006; González-Anleo et al., 2010), que muestra la variabilidad de la religiosidad en los diferentes años, pero con una tendencia a la disminución de la autodenominación religiosa, en todas sus posibilidades, y un aumento de la increencia (ver Tabla 1-2).

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      Fuente: Estudio “Jóvenes Españoles 2010”, Fundación Santa María.

      Un segundo caso es el de Holanda, en donde un estudio encontró que el declive de la religiosidad presente en dicha sociedad se puede atribuir a una disminución de la importancia de la religión en contextos familiares (Groen & Vermeer, 2013). Más aún, se ha observado que este descenso no solo ocurre al interior del ciclo vital de cada individuo, sino que se relaciona con un proceso social de disminución de la religiosidad a través de las generaciones (Crockett & Voas, 2006).

      Un análisis de la evolución de los grupos religiosos a lo largo de los tres tiempos de medición del estudio (ver Figura 1-1), muestra que el número total de estudiantes que se declara católico fue disminuyendo progresivamente, llegando a perder más de siete puntos porcentuales con respecto al total de la muestra. Como contraparte, todos los otros grupos aumentaron de tamaño, aunque en distinta medida. El grupo con el mayor aumento es el de los creyentes no adherentes, concebidos como aquellas personas que se consideran creyentes, pero fuera de los marcos de una religión institucionalizada. Este grupo, que a su vez es el segundo más grande de la muestra, sufrió un importante aumento de 5%. Un patrón de crecimiento algo menor presentan los ateos (4%) y agnósticos (2%). A su vez, el grupo de participantes evangélicos también creció, pero en una medida mucho menor que lo observado en los demás (1%).

      Por ser un estudio de tipo panel, este permite hacer análisis sobre la estabilidad o los cambios que las identidades religiosas sufren a lo largo del tiempo que este aborda. Por ello, más allá de la constatación de los resultados para cada tiempo y el cambio en los tamaños de los grupos en términos absolutos, vale la pena analizar cómo se dio la evolución de la adhesión religiosa. Para ello, a continuación, se presenta la movilidad de cada uno de los cinco grupos mayoritarios de la muestra (católicos, evangélicos, creyentes no adherentes, agnósticos y ateos), considerando la identidad religiosa que los participantes declararon al inicio del estudio (T1), y observando si esta se mantuvo o varió, y de ser así, qué dirección tuvo dicha modificación.

      El grupo de estudiantes católicos sufrió la mayor disminución en términos generales (Figura 1-2). Aun así, la mayoría de los estudiantes que se declararon católicos en el T1 se mantuvieron estables en su identidad religiosa a lo largo del estudio. La migración, por su parte, ocurrió mayoritariamente hacia el grupo de creyentes no adherentes, donde cerca de dos tercios de los estudiantes que dejaron de ser católicos se identificaron con este nuevo grupo religioso al final del estudio.

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      Como contrapunto, se puede observar que la identidad religiosa evangélica (ver Figura 1-3) muestra el mayor nivel de estabilidad a lo largo del estudio. En el T3, 96% de los participantes que se declararon evangélicos inicialmente seguían perteneciendo a ese grupo religioso9. Sin embargo, se debe considerar el tamaño reducido de la muestra de este grupo (N=26), por lo que las variaciones porcentuales deben ser interpretadas con precaución.

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      En el caso de los creyentes no adherentes (ver Figura 1-4), la movilidad es cercana al 40% y se da en dos sentidos, tanto hacia una creencia más institucionalizada como hacia la increencia, siendo este último caso el más frecuente. Hacia la última medición, el 20% de los jóvenes que inicialmente se autodefinieron como creyentes no adherentes terminaron declarándose agnósticos o ateos. Por otro lado, 11% de los jóvenes que inicialmente forman parte de este grupo terminan identificándose con alguna religión institucionalizada, principalmente la católica.

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      Con respecto a quienes se declaran inicialmente como agnósticos y ateos, estos presentaron tasas de migración mayores que los grupos creyentes. Solo el 55% de los estudiantes que se declaró agnóstico al inicio del estudio mantuvo esa postura respecto de lo religioso al final del mismo. En la segunda medición, cerca de la mitad de los participantes agnósticos que se desplazaban lo hacían hacia la creencia y la otra mitad hacia el ateísmo. Así, cerca de un cuarto de los agnósticos iniciales se declaró ateo al final del estudio, mientras que el 17% de este grupo declaró algún tipo de creencia (ver Figura 1-5). Para el caso de los participantes ateos la tendencia es más clara. La movilidad se dio casi exclusivamente hacia el agnosticismo, con cerca de un cuarto de la muestra inicial, y una tasa menor declaró una creencia no institucionalizada (ver Figura 1-6). Se puede destacar con respecto a los grupos no creyentes, que si bien mostraron mucha movilidad a lo largo del estudio, la mayor parte de esta se dio dentro de la denominada “increencia” (agnosticismo y ateísmo), y en un porcentaje menor hacia los grupos creyentes.

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      Tal como se señaló anteriormente, los cambios en la autodenominación religiosa son procesos esperables dentro del desarrollo de la identidad que se vive con fuerza en la etapa juvenil. La crisis de reconfiguración identitaria de la adolescencia marca un primer