Jóvenes, cultura y religión. Jorge Manzi. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Jorge Manzi
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9789561425699
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relacionadas a los principales grupos religiosos4 presentes en la realidad nacional. Las respuestas de los jóvenes se concentraron en cinco de ellos: católicos, evangélicos, creyentes no adherentes, agnósticos y ateos (Figura 1-1). Dada la poca cantidad de representantes de otras religiones (testigos de Jehová, mormones, judíos, ortodoxos, musulmanes), estos fueron agrupados junto con aquellos que declaraban pertenecer a “Otras” religiones, y no serán considerados en futuros análisis.

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      Al analizar la figura anterior, se puede observar, en primer lugar, una importante característica de los estudiantes encuestados: en los tres tiempos de medición, cerca de la mitad de la muestra se declara católica. El segundo grupo religioso, los evangélicos, logran en esta muestra una baja representación, alcanzando en los tres tiempos de medición poco más del 3%, muy por debajo de la representación que tienen a nivel de población juvenil nacional (alrededor de un 13%). El grupo de creyentes no adherentes alcanza un nivel de representatividad que va desde 17% en el T15 hasta 22% en la tercera medición, siendo uno de los grupos que más crece a lo largo del estudio panel. Finalmente, cabe mencionar la relevancia que tienen en esta muestra los jóvenes agnósticos (superando los 10 puntos porcentuales) y ateos (quienes alcanzan otro 10% en la segunda y tercera mediciones), que, por ser posturas respecto de lo religioso suficientemente diversas entre sí, se han mantenido como grupos separados para el análisis a lo largo de este estudio.

      Sobre este aspecto, se observa una diferencia con un estudio equivalente realizado en la Universidad Católica del Maule, en las sedes de las ciudades de Talca y Curicó, Chile. En el informe del estudio (Saavedra & Morales, 2009) se reportan los resultados de una medición realizada en 2008 a estudiantes de todas las carreras de dicho centro de estudios. La proporción de católicos (60%) es es levemente superior a la observada en Santiago. En cambio, el porcentaje de estudiantes evangélicos alcanza 6,7%, un poco más del doble que en la UC. Por su parte, el porcentaje de agnósticos es bastante menor (3,0% versus el 10% en Santiago), así como el de ateos (3,4% versus el 7% de la capital).

      A nivel nacional, se observa un patrón similar al encontrado en la Universidad (ver Tabla 1-1): en el año 2006, 56,2% de los jóvenes se declaraba católico, mientras que en 2012, esta cifra baja a 46,6%. Es decir, la proporción de estudiantes católicos encuestados en el presente estudio es muy semejante a la proporción de jóvenes que se identifican con esta religión a nivel nacional, y muestra una tendencia similar –aunque algo menor– en el porcentaje de disminución a lo largo de los años.

Grupo religioso 2006 2012 6
Católicos 56,2% 46,6%
Evangélicos 13,8% 12,4%
Ninguna7 24,5% 35,6%
Otra religión 4,3% 4,5%
No responde 1,2% 0%

      Fuente: Encuestas Nacionales de Juventud, INJUV, Chile.

      En relación con el mundo evangélico, se mencionó anteriormente que esta muestra expresa una notoria subrepresentación de dicho grupo religioso, dado que este alcanza apenas alrededor del 3% de los jóvenes de la Universidad Católica, en contraste con el aproximadamente 13% de la población juvenil nacional. Es probable que esta poca presencia de estudiantes evangélicos al interior de la UC esté relacionada a cuestiones de orden socioeconómico. Tal como se mencionó anteriormente8, y se retomará en el apartado 1.4., la muestra del presente estudio está mayormente representada por jóvenes de niveles socioeconómicos altos y medios. Por ello, es presumible que la subrepresentación de jóvenes evangélicos se relacione con esta característica de la muestra, dado que, como lo evidencia la Encuesta Nacional de la Juventud, apenas el 4% de los jóvenes pertenecientes al nivel socioeconómico más alto se identifica con alguna corriente evangélica, porcentaje que aumenta progresivamente hasta llegar al 24% en el nivel socioeconómico más bajo de la población (Instituto Nacional de Juventud, 2012).

      Finalmente, en relación con los creyentes no adherentes y la increencia (agnósticos y ateos), se encuentran dificultades para comparar con los datos disponibles a nivel nacional. Tal como se pudo observar anteriormente, las Encuestas Nacionales de la Juventud ofrecen a los jóvenes las siguientes alternativas de autodenominación religiosa: católicos, evangélicos, ninguna religión u otras religiones. Por ello, es presumible que el grupo “Ninguna religión” integre tanto a jóvenes que son creyentes, pero que no adhieren a una religión institucionalizada, como a aquellos que no son creyentes, sean agnósticos o ateos.

      Con todo, y a pesar de esta dificultad metodológica, es posible visualizar y es interesante de relevar que la suma de los tres grupos (creyentes no adherentes, agnósticos y ateos) dentro de la muestra de la UC es superior al nivel nacional del grupo “Ninguna religión” (34% en la primera medición frente a 24,5% en 2006); 55% en la tercera medición frente a 35,6% en 2012). Una vez más, es probable que aquí juegue un rol relevante la configuración socioeconómica de la muestra de la UC dado que, tal como se observa en los datos del INJUV, este grupo (“Ninguna religión”) es considerablemente mayor en estratos socioeconómicos altos que en los bajos (33,5% versus 15,6% en 2006). De todas maneras, en ambas muestras se observa una tendencia al aumento, subiendo alrededor de 9 puntos porcentuales entre la primera y la segunda medición.

      Por su parte, la Encuesta Nacional Bicentenario 2014 constató que entre los años 2006 y 2014 las personas que en Chile se reconocían en el grupo “ninguna religión/ateo/agnóstico” habían subido desde el 12% al 22% de la población total (Universidad Católica & Adimark, 2014). Y que de ese 22%, el 29% se declara no creyente, mientras que el 65%, aunque no profesa ninguna religión, aún se declara creyente. Sin embargo, cuando a ese 22% se le pregunta por su “espiritualidad/religiosidad”, el 46% declara no ser una persona “ni religiosa ni espiritual”, y el 48% afirma ser una “persona espiritual, pero no religiosa”. Datos como estos, puntos más o puntos menos, están indicando principalmente dos cosas: primero, un aumento del número de personas que declaran no pertenecer a ninguna religión; y, segundo, que este grupo está conformado principalmente por personas que aún declaran ser creyentes o espirituales, aunque también por un creciente grupo de personas –especialmente jóvenes– en los que “avanza un patrón de increencia propiamente tal” (Universidad Católica & Adimark, 2014).

      Estos datos de la realidad chilena se pueden complementar, además, con la situación de otros contextos latinoamericanos. En el caso de Colombia, el 70,9% de la población se sigue identificando como católica, seguidos por los grupos protestantes que conforman el 16,7% de la población. Mucho más bajo es el porcentaje de agnósticos y ateos, que alcanzan el 2,5% y el 2,2% de la población colombiana respectivamente, y quienes se identifican con frases como “creo en Dios pero no en la religión”, “creo en Dios a mi manera” y “soy católico a mi manera”, que constituyen el 3,5% (Beltrán, 2013). Este último grupo es equiparable al grupo de creyentes no adherentes encontrados en el presente estudio. Se puede apreciar, entonces, que la población colombiana muestra porcentaje asociados a religiosidad por sobre las distribuciones de Chile, y más aún por sobre la muestra de esta investigación.

      En una escala más amplia