Un curso de amor. Mari Perron. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Mari Perron
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Философия
Год издания: 0
isbn: 9789874935250
Скачать книгу
que tú eres? ¿Qué es eso en ti que reconoce tu espíritu? ¿Qué es eso en ti que se cierne entre dos mundos, el mundo del dominio del ego y el del espíritu? ¿Qué es lo que reconoce la diferencia? Cristo en ti.

      P.7 Es fácil imaginar cómo el Cristo en ti difiere de tu ego, pero no es tan fácil reconocer cómo difiere del espíritu. Cristo en ti es aquello que es capaz de aprender en forma humana lo que significa ser un hijo de Dios. Cristo en ti es aquello capaz de hacer de puente entre los dos mundos. Esto es lo que quiere decir “la segunda venida de Cristo”.

      P.8 El ego es lo que tú hiciste. Cristo es lo que Dios hizo. Tú extiendes aquello que crees que eres en el ego. Dios extiende aquello que Él es en Cristo. Para acabar con la necesidad de aprendizaje, debes saber quién eres y qué es lo que ello significa. Mientras que Un curso de milagros fue un curso de inversión del pensamiento y de entrenamiento mental, un curso que señaló la locura de la crisis de identidad e hizo tambalear el dominio del ego, el propósito de este curso es establecer tu identidad y poner fin a dicho dominio.

      P.9 Hay todavía pocos que se atreven a creer en la gloria de quienes son, pocos que pueden dejar de lado la idea de que verse a la luz del pensamiento que de ellos tiene Dios en vez de a la luz del suyo propio, es arrogancia. Esto es sólo porque el ego no se ha ido todavía de forma definitiva. Haces bien al no desear la glorificación del ego en ningún sentido. Sabes que el ego no se puede glorificar, y que tú no querrías eso. Por eso, mientras el ego se mantenga, no puedes saber quién eres. La única gloria es de Dios y de Sus creaciones. Que tú estás entre las creaciones de Dios no puede debatirse. Por lo tanto, a ti se debe toda gloria. Toda gloria es tuya, y tus esfuerzos por protegerla del alcance del ego son valientes, pero innecesarios. El ego no puede reclamar la gloria que es tuya.

      P.10 Muchos de vosotros deseáis ser “soldados de a pie”, para vivir tan sólo una vida buena sin reclamar la gloria, sin tener grandes ideas sobre vosotros. Es posible hacer mucho bien sin reconocer quiénes sois, pero entonces es imposible que seáis quienes sois, y vosotros sois la razón de ser del mundo. Tu reconocimiento de tu Ser y tu reconocimiento de tus hermanos y hermanas es la razón de ser del mundo. Detenerse antes de que esto se haya llevado a cabo, estando al alcance, es tan demencial como creer en el ego. Pregúntate qué es lo que te detiene. Aunque parezca que la elección que haces es humilde, todavía estás permitiéndole al ego decidir por ti. Esto no es humildad, sino miedo.

      P.11 Las enseñanzas adicionales del Curso original estaban destinadas a transmutar el miedo en amor. Cuando piensas que sólo puedes llegar hasta un cierto punto, y no ir más allá, en tu aceptación de las enseñanzas del Curso y en la verdad de tu Ser tal como Dios te creó, estás renunciando al amor en favor del miedo. Tal vez estés haciendo que el mundo sea un lugar mejor, pero no lo estás aboliendo. Al aceptar hacer buenas obras y ser una buena persona, estás aceptando ocuparte de aquellos que están en el infierno, en vez de elegir el cielo. Aceptas lo que ves como posible y rechazas lo que percibes como imposible. Por tanto, te aferras a las leyes del hombre y rechazas las leyes de Dios. Reclamas tu naturaleza humana y rechazas tu naturaleza divina.

      P.12 ¿Qué es este rechazo, sino un rechazo de tu Ser? ¿Qué es este rechazo, sino miedo, disfrazado de humildad? ¿Qué es este rechazo, sino rechazo de Dios? ¿Qué es esto, sino un rechazo de los milagros?

      P.13 Tú, que has rechazado tu Ser, es posible que te sientas cada vez más agobiado. Aunque un arranque inicial de energía pueda haber seguido a tu lectura del Curso, o a tus descubrimientos de otras formas de la verdad, aunque incluso hayas experimentado lo que parecían ser milagros que te sucedían “a” ti, al seguir rechazando tu Ser, esta energía y estas experiencias que aligeraban tu corazón empezaron a retroceder y a parecer tan distantes e irreales como un espejismo. Lo único que conservas es una creencia en el esfuerzo y una lucha por ser bueno y por hacer el bien, una creencia que claramente demuestra que has rechazado quien eres.

      P.14 Oh, Hijo de Dios, no tienes necesidad de esforzarte en absoluto; no tienes ninguna necesidad de estar agobiado, ni de llegar a sentirte cansado ni exhausto. Tú, que quieres realizar mucho bien en el mundo, date cuenta de que lo único que puede ser realizado eres tú. Estás aquí para despertar de tu sueño. Estás aquí, no para despertar al mismo mundo —un mundo que parece un poco más cuerdo que antes, pero que aún está gobernado por la locura, un mundo en el cual parece posible ayudar a unos pocos, pero desde luego no a todos—, sino para despertar a un mundo nuevo. Si el único cambio que ves en tu mundo es un poco menos de locura que antes, entonces no has despertado, sino que aún sigues atrapado en la pesadilla que ha hecho tu ego. Al elegir rechazarte a ti mismo, has elegido intentar que tenga sentido la pesadilla, en vez de despertar de ella. Esto nunca funcionará.

      P.15 Al rechazar quien eres, demuestras que piensas que puedes creer en algo de la verdad, pero no en toda ella. Muchos de vosotros habéis aceptado, por ejemplo, que sois más que vuestro cuerpo, mientras mantenéis vuestra creencia en el cuerpo. Por lo tanto, os habéis confundido aún más al aceptar que sois dos seres: un ser egoico, representado por el cuerpo, y un ser espiritual, que representa para vosotros un mundo invisible en el que podéis creer, pero del que no participáis. Por lo tanto, habéis enfrentado el ego con el espíritu, dándole al ego un enemigo interno e invisible con el que batallar. Difícilmente éste fuera el propósito de ninguna de las enseñanzas de la verdad, que tienen como objetivo exactamente lo opuesto de esta situación que induce al conflicto. La verdad une. No divide. La verdad invita a la paz, no al conflicto. Una verdad parcial no sólo es imposible, sino que incluso es perjudicial. Porque tarde o temprano, en esta batalla desbalanceada, el ego vencerá. El espíritu, tal como lo has definido, es demasiado amorfo, demasiado falto de definición y credibilidad para ganar esta batalla contra lo que percibes como tu realidad.

      P. 16 Tú, que te has acercado a la verdad para luego darle la espalda y negarte a verla, date la vuelta y mira una vez más. Has recorrido tu camino, y el fin del viaje está a la vista. Te encuentras junto al precipicio, con vistas a un nuevo mundo, que reluce con toda la belleza del cielo en una luz dorada, a una pequeña distancia. Cuando podrías haber contemplado esa vista, con un suspiro le diste la espalda y miraste atrás, buscando un mundo que te fuera familiar, y eligiéndolo. No ves que esta elección, incluso hecha con toda la buena intención de volver y cambiar algo, es aún una opción por el infierno, cuando podrías, en cambio, haber elegido el cielo. Sin embargo, sabes que elegir el cielo es el único camino verdadero para cambiar el mundo. Es el intercambio de un mundo por otro. Esto es lo que temes hacer. Tienes tanto miedo de dejar partir el mundo que has conocido que, a pesar de que es un mundo de conflictos, enfermedad y muerte, no lo intercambiarás, no renunciarás a él.

      P.17 Mientras Dios sigue siendo desconocido para ti, y tú sigues siendo desconocido para tu Ser, así también el cielo se mantiene oculto. Por tanto, al darle la espalda al cielo, le das la espalda a tu Ser, y a Dios también. Tus buenas intenciones no vencerán al mundo ni pondrán fin al infierno. En toda la historia del mundo, muchos han hecho obras buenas, heroicas y en ocasiones milagrosas sin que el mundo dejara de ser un lugar de miseria y desesperación. ¿Qué es más arrogante: creer que tú solo puedes hacer lo que millones de otros seres no pudieron, o creer que tú, en unión con Dios, podrás hacerlo? ¿Qué tiene más sentido: que elijas intentar otra vez lo que otros han intentado y no han conseguido, o que elijas dejar atrás lo viejo y busques otro camino, un camino en el que tú te conviertes en lo realizado, y al realizarte, traes lo nuevo a la existencia?

      P.18 ¿Cuál es la diferencia entre tus buenas intenciones y la unión de tu voluntad con la de Dios? La diferencia está en quién piensas tú que eres y quién sabe Dios que eres. Mientras esta diferencia se mantenga, no puedes compartir tu voluntad con Dios ni hacer lo que Dios ha designado que hagas. Quién piensas que eres revela la elección que has hecho. Es, o bien la elección de estar separado de Dios, o bien la elección de ser uno con Dios. Es la elección entre conocerte como siempre lo has hecho o conocer tu Ser como Dios te creó. Es la diferencia entre querer conocer a Dios ahora y querer esperar para conocer a Dios, hasta que hayas decidido que eres digno o hasta algún otro momento designado, como el de tu muerte.

      P.19 ¿Qué son las buenas intenciones sino la elección de hacer lo que puedas, solo, por tu cuenta, a pesar de lo mucho que hay en contra? Ésta es la razón por la cual las buenas intenciones