Si bien pedir permiso antes de tocar a un aconsejado es una buena práctica, la respuesta “sí” no indica necesariamente consentimiento. Puede que los aconsejados que no tienen un sentido estable de sí mismos o que tienen baja personalidad no sean capaces de denegar tal invitación, a pesar de los sentimientos de incomodidad. Por lo tanto, tendrás que observar cuidadosamente si las señales no verbales de los aconsejados confirman o niegan su asentimiento verbal.
Algunos consejeros tratan de resolver el dilema solo tocando aconsejados del mismo género que ellos. Tal postura, sin embargo, asume la heterosexualidad; no toma en cuenta la posibilidad de que un aconsejado pueda estar confundido acerca de su orientación sexual o puede identificarse como homosexual.
Una forma de lidiar con estas complejidades es simplemente no tocar a los aconsejados para evitar posibles trampas. Desafortunadamente, esta opción cierra la puerta a los consejeros sobre algunos de los beneficios del uso del contacto. Por ejemplo, el contacto utilizado adecuadamente puede ser curativo para los aconsejados que solo han experimentado el tacto como abusivo o explotador, ayudándoles a comenzar a discernir entre el contacto físico saludable del no saludable.
Si decides que el tacto puede ser terapéutico con un aconsejado en particular, sugerimos las siguientes pautas:
1 Siempre pide permiso para tocar, pero no asumas que un “sí” inicial implica consentimiento. Reconoce que puede que los aconsejados no se sientan cómodos con el tacto y que está bien que se nieguen.
2 Observa cuidadosamente las respuestas no verbales del consejero tanto a tu solicitud como al contacto en sí mismo.
3 Si tocas a un aconsejado, siempre procesa con ellos lo que supuso la experiencia para que puedas determinar si fue útil o no.
4 Para tu propia protección contra las acusaciones de mala praxis, es una buena idea grabar aquellas sesiones donde se emplee el contacto físico.
5 Discute el problema con tu supervisor.
Espacio energético. El concepto de espacio energético es tanto el más personal como el más abstracto. Se refiere a la energía que tú como persona llevas a una habitación. Una manera de pensar en este concepto es usar la analogía de las revoluciones de un motor. Algunas personas viven los días altamente acelerados, mientras que otros proyectan una energía más baja, más relajada. Otra forma de pensar en el espacio energético es considerar el cómo la presencia de alguien puede ser “grande” o “pequeña”. Tenemos una colega muy querida que llena la habitación con su “gran” presencia. Habla en voz alta, se ríe en voz alta y emana una energía ilimitada. Definitivamente sabemos cuándo está cerca (¡y la echamos de menos cuando no está ahí!).
La cantidad de espacio enérgico que ocupas puede ser en gran parte debido al temperamento de la personalidad. Hay algunas personas que simplemente son más fuertes o enérgicas, y la gente a su alrededor puede sentir esto. Es como si hubiera un torbellino girando alrededor de sus cuerpos. Otros tienen personalidades más bien moderadas y naturalmente más discretas, y es como si el espacio a su alrededor fuera una brisa suave, apenas palpable.
El espacio energético también puede estar directamente relacionado con la forma en que los individuos se puedan sentir ansiosos o tranquilos de sí mismos, o, dentro del contexto de ayuda, lo confiados que están en su papel en la consejería. Cualquiera que sea la razón del espacio energético particular que ocupas cuando estás en tu papel de consejero, es importante que seas consciente del espacio energético que tomas en una habitación y que reflexiones sobre lo que contribuye a esa energía. ¿Tomas, por ejemplo, más o menos espacio energético cuando estás ansioso? ¿Cómo describirías los niveles de RPM que ocurren dentro de ti en una relación regular en comparación con una relación de consejería? La pregunta crucial es: “¿Cómo afecta la energía que proyecto a este aconsejado en particular?” Si tiene un efecto negativo, necesitarás hacer ajustes.
El volumen del discurso y la velocidad del habla afectan a la cantidad de espacio energético que requieres, haciendo estas áreas algo en lo puedes trabajar específicamente en su adaptación. Nuestra colega con la “gran presencia” a la que nos referimos anteriormente trabaja con individuos extremadamente heridos emocionalmente, por lo que intencionalmente suaviza su tono y ralentiza su discurso para no abrumar a tales aconsejados. Los gestos grandes también contribuyen a una sensación de amplitud de presencia y espacio energético, por lo que también pueden atenuarse. De manera similar, si el espacio enérgico de tu aconsejado tiene el efecto de sobreponerse a tu contribución terapéutica, puedes practicar hablar más alto y más rápido, así como usar gestos más expansivos. Si no puedes adaptarte lo suficiente, puede que tengas que considerar la posibilidad de recomendar a tu aconsejado a alguien más compatible.
Si no estás seguro de lo que muestras a los demás, comienza a preguntar a los que te rodean sobre lo que perciben de ti. Escucha los patrones o los comentarios repetidos y los temas que otros proporcionan, y luego considera si los mensajes no verbales que estás transmitiendo son congruentes con quién ves en ti mismo y cómo te sientes, y si esos son los mensajes que deseas enviar a los consejeros.
S.I.C.A.R
Parte de la ciencia de atender que resulta en lo que muestras a los consejeros tiene que ver con las formas específicas en las cuales te posicionas y cómo mueves tu cuerpo dentro de una conversación de consejería. Esta ciencia de atender es abreviada por el acrónimo S.I.C.A.R [S.O.L.E.R. por sus siglas en inglés] (Egan, 2014, pp. 77-78), que significa:
siéntate en ángulo recto
en ocasiones, inclínate
mantén un contacto visual apropiado
mantén una postura abierta
Relájate
En el capítulo uno, comparamos el aprendizaje de las microtécnicas con las instrucciones de la escuela de conducir para mantener las manos en la posición 10 y 2 en el volante en todo momento, cuando en realidad muchos de nosotros manejamos con una sola mano. S.I.C.A.R. sirve como tu 10 y 2 en relación a atender. Cuando el terreno no es familiar, cuando las condiciones son adversas o cuando el consejero está cansado, esta es la postura que hay que adquirir. Sin práctica no te sentirás familiar o cómodo con esto, pero con la práctica enseñarás a tu cuerpo que “cuando estoy en esta postura estoy enfocado y presto atención”. Mientras que algún día podrás ser capaz de conducir cómodamente “con una mano”, sugerimos que durante el resto de este curso permanezcas en S.I.C.A.R. para cada conversación de consejería, práctica o actividad de grupo pequeño con el propósito de entrenar a tu cuerpo para atender de una manera que sea cómoda para ti mientras que al mismo tiempo se crea un ambiente cómodo para tus aconsejados.
Sentarse en ángulo recto significa que tú, como el consejero, posicionas tu cuerpo para estar frente al aconsejado como si hubiera líneas paralelas que van desde tus hombros hasta los hombros del aconsejado y desde tus caderas hasta sus caderas. Debes tener una postura erguida, con la espalda recta y los hombros hacia atrás. Sentarse recto comunica al aconsejado que tú estás presente y que estás enfocando tu atención en él. Esta postura también ayuda a evitar que te distraigas con la actividad periférica.
En realidad, puede ser útil que no te sientes frente a tu aconsejado de manera directa, sino que más bien las sillas estén ligeramente inclinadas para que el aconsejado pueda mirar al espacio mientras piensa, pero que con un ligero movimiento de la cabeza pueda encontrar tu mirada. Esta posición aún se considera “sentarse en ángulo recto”.
Mantener una postura abierta significa que tus brazos están a tus lados, posiblemente descansando en tus muslos, y que ambos pies están firmemente colocados en el suelo. No se deben cruzar las extremidades, ya que esto puede trasmitir una sensación de estar cerrado o a la defensiva. De hecho, recomendamos que no se cruce nada, incluso no juntar las manos en el regazo (cruzar los dedos entre sí) y no cruzar los tobillos, al menos mientras estés en el proceso de entrenamiento. Para muchas