Técnicas para una consejería efectiva. Fred C. Gingrich. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Fred C. Gingrich
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9788417131333
Скачать книгу
tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, cuando está la viga en el ojo tuyo? ¡Hipócrita!, saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás claro para sacar la paja del ojo de tu hermano” (Mt. 7:3-5).

      En cuanto a atender, los valores entran en juego por medio de la capacidad del consejero de estar verdaderamente presente con un aconsejado cuyos valores están altamente alineados con los del consejero o cuando difieren. Cuando los valores de un aconsejado difieren mucho de los del consejero, puede ser difícil para el consejero permanecer presente y atender al aconsejado, ya que su mente está constantemente tratando de crear un marco para el por qué y cómo un aconsejado ve el mundo de una manera en particular. A menos que el consejero haya hecho su propio trabajo en la comprensión del desarrollo de sus propios valores, este proceso puede causar distracción y obstaculizar el proceso de atender. En caso de que el consejero se sienta cómodo con valores diferentes, esto puede aumentar su capacidad de atención, ya que estará más enfocado en los matices de lo que el aconsejado tiene que decir—tanto verbalmente como no verbalmente. A la inversa, sin embargo, cuando un consejero y un aconsejado tienen valores muy similares, un consejero se puede volver perezoso y desatento porque asume que sabe de dónde viene el aconsejado sin captar realmente todos los mensajes que este está compartiendo. Independientemente de si tú como consejero tienes valores similares o muy dispares de los de un aconsejado, la presencia de valores influirá en la manera en que atiendes.

      Conectar la cabeza y el corazón. En última instancia, la cabeza de un consejero y el corazón convergen en la unión de su actitud y valores en la manera en que son expresados con respecto a un aconsejado. Desde una perspectiva de consejería, esto es similar a lo que Rogers (1961/1992) denominó “consideración positiva incondicional”, y que definió de la siguiente manera:

      Cuando el terapeuta experimenta una actitud cálida, positiva y aceptable hacia lo que está en el cliente, esto facilita el cambio. Esto implica la auténtica disposición del terapeuta para que el cliente sea cualquiera de los sentimientos que estén teniendo lugar en él en ese momento—miedo, confusión, dolor, orgullo, ira, odio, amor, coraje o temor. Significa que el terapeuta se preocupa por el cliente, de una manera no posesiva. Significa que premia al cliente de una manera total en vez de condicional. Con esto quiero decir que no acepta simplemente al cliente cuando se comporta de cierta manera, y lo desaprueba cuando se comporta de otra manera. Significa un sentimiento positivo externalizado sin reservas, sin evaluaciones. El término que hemos venido a utilizar para esto es la consideración positiva incondicional. Nuevamente los estudios de investigación muestran que cuanto más experimente el terapeuta esta actitud, más probable es que la terapia tenga éxito. (p. 62)

      Young (2009) resume este concepto explicando que “la consideración positiva no significa que los ayudadores deben aprobar cada comportamiento del cliente. Más bien, el ayudador debe respetar la personalidad de cada cliente y creer que todas las personas tienen valor inherente” (p. 20). Esto se ajusta muy bien con la idea cristiana de ver y honrar la imago Dei, la imagen de Dios, dentro de cada persona. Tanto so los aconsejados son cristianos como si no, ellos también han sido hechos a la imagen de Dios y merecen ser tratados con el mismo honor que cualquier otra persona (Gn. 1:27).

      A un consejero no tiene porqué gustarle o estar de acuerdo con las decisiones que un aconsejado ha tomado o está tomando, pero una gran parte del respeto es la capacidad de reconocer y honrar la libertad y las opciones que Dios ha dado a todas las personas. La habilidad de un consejero para respetar, o reconocer la imago Dei, dentro de un aconsejado puede influir significativamente en su habilidad de atender. Si un consejero respeta a un aconsejado, es más probable que esté presente y enfocado en sus habilidades de atender, mientras que un consejero que no respeta a su aconsejado es probable que no pueda estar completamente presente y atender al aconsejado. No respetar a un aconsejado puede también afectar la capacidad del consejero para percibir, y por lo tanto atender, al aconsejado con precisión.

      Algunos aconsejados serán más fáciles de respetar que otros. Por ejemplo, yo (Heather) en principio tengo menos dificultades en mostrar consideración positiva incondicional a las víctimas de abuso que a los perpetradores. Reconocer que muchos perpetradores han sido victimizados me ayuda a mirar más allá de su horrible comportamiento a donde ellos mismos cargan con el peso del dolor y el miedo. También tiendo a reaccionar negativamente a los individuos que se presentan como narcisistas o arrogantes. Para poder trabajar con éxito con estas personas, debo de recordarme que Cristo los ama tanto como a los individuos que me atraen de manera más natural. Si no puedes cuidar auténticamente a un aconsejado en algún nivel, probablemente no podrás serle de ayuda.

      Lo que tú eres como consejero, en particular tus valores, actitudes y capacidad para respetar a los aconsejados, afectará tu capacidad de atender con precisión a tus aconsejados. Si te encuentras luchando con cualquiera de estas áreas, considera la posibilidad de revisar el capítulo dos y algunas de las actividades sugeridas en él, hablar con un profesor o supervisor o convertirte en tu propio consejero para explorar posibles obstáculos.

      APLICACIÓN MULTICULTURAL

      En el capítulo anterior discutimos cómo el comportamiento verbal y no verbal puede ser fácilmente malinterpretado por los consejeros que están en una relación de ayuda con un aconsejado de una cultural diferente. Lo mismo puede ser cierto a la inversa: un aconsejado puede fácilmente malinterpretar tus conductas con respecto a atender. No podrás cambiar cada aspecto de tu estilo de comunicación. Una meta más realista es tener por lo menos el conocimiento de que puedes ser malinterpretado y que tal vez tengas que ajustar tu procedimiento hasta cierto grado. Evidentemente puedes abordar el tema de que la mala interpretación es de esperar y que tú deseas aclarar posibles malentendidos (Day-Vines et al., 2007). En ocasiones, el consejero puede ser visto como una figura de autoridad, lo que en algunas culturas puede obstaculizar la capacidad del aconsejado para ser directo sobre tales asuntos. Por lo tanto, puede que esté en ti iniciar tales conversaciones (véase el capítulo doce, “Usando el Aquí y Ahora”), concediendo a tus aconsejados mucho permiso para dar un paso al frente, reconociendo también que puede ser muy difícil para ellos ser honestos debido a sus normas culturales. Las buenas técnicas para percibir el multiculturalismo (véase el capítulo tres) te ayudarán a saber si tu comportamiento al atender es apropiado para el contexto. Sin embargo, dada la complejidad de percibir entre culturas, es posible que necesites buscar regularmente la confirmación de que lo que pretendes decir está claro para tu aconsejado.

      La manera apropiada de saludar a alguien varía entre culturas. Por lo tanto, si sabes de antemano que recibirás a un aconsejado de una cultura que no te es familiar, podrías hacer una breve búsqueda en internet para que resulte menos probable que ofendas a tu nuevo aconsejado antes de que salgas de la sala de espera. Por ejemplo, en algunas culturas musulmanas el estrechamiento de manos con la mano izquierda sería considerado un grave insulto (Sue y Sue, 2016).

      Como se mencionó anteriormente, la proximidad física varía entre culturas. Cuando vivía en Filipinas, yo (Heather) tuve un nuevo cliente que estaba muy angustiado, y al entrar en mi consultorio ¡puso su cabeza en mi regazo y comenzó a sollozar! Aunque esto era inusual incluso para esa cultura, creo que es altamente improbable que incluso un caucásico muy acongojado hiciera lo mismo en Canadá o Estados Unidos. A pesar de que, en culturas altamente relacionales como la filipina, el aconsejado probablemente preferirá sentarse más cerca del consejero de lo que sucede en culturas más individualistas, en última instancia tú como consejero tienes que sentirte cómodo con una proximidad física dada de modo que tu incomodidad no termine afectando negativamente la relación terapéutica.

      Como se mencionó anteriormente, el significado del contacto visual también varía entre individuos de diferentes culturas. Sugerimos la siguiente regla empírica: tú como consejero debes mantener tu mirada en tus aconsejados, permitiéndoles tomar la decisión de mirar lejos o no hacer ningún contacto visual en absoluto si así lo desean. Si conoces otro grupo cultural lo suficientemente bien como para reconocer que esto no sería apropiado, por supuesto debes adaptarte. Tendrás que tener cuidado de no malinterpretar el significado de la falta de contacto visual por parte de un aconsejado procedente de una cultura diferente a la tuya.

      Конец