Los Indios, su Historia y su Civilización. Antonio Batres Jáuregui. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Antonio Batres Jáuregui
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 4057664141163
Скачать книгу
de Veracruz y Tamaulipas, los chontales, chichinantecos, mazatecos, cuicatecos, chatinos, miztecos, zapatecos, miges, huaves, chispanecos, zoques, lacandones, choles, mames, tzotziles, tzendales, y otros del sur de Méjico.

      En el istmo centro americano había, y aún quedan algunas tribus semibárbaras, como los lacandones, los mosquitos de Honduras, los popolucas, pipiles y chontales, ramas, lencas, xicaques, huatusos, caimanes, bayamos, dorachos, guájiros, mandingas etc. En la América del Sur había también muchas tribus bárbaras ó semibárbaras como los puruhaes, los cañaris, los pallas, los zarzas, los huacas, los tuzas, los tulcanes, los guillasingas, los quinchés, los chillos, los ambatos, los tiquizambis, los chimbos y los seyris, quitos y fueguinos, que tienen historia propiamente tal.

      En cuanto á las naciones civilizadas del Nuevo Mundo, debe advertirse que, la cultura material, moral é intelectual que hallaron aquí los españoles, no podía ponerse en parangón con la de los habitantes de Europa. Sea que por civilización se entienda, al decir de Guizot, el estado de adelantamiento del hombre, resultante del orden social, en lugar de la independencia absoluta del individuo y falta de ley del salvaje de vida bárbara; sea que la civilización la constituya, según opina Buckle, el triunfo de la inteligencia sobre los agentes externos; sea que, como enseña Virey, la civilización consista en el desenvolvimiento más ó menos absoluto, de las facultades morales é intelectuales de los hombres unidos en sociedad; sea de ello lo que fuere, puede asegurarse que los indios civilizados de Méjico, el Perú y Centro América, se encontraban en un atraso de miles de años con respecto á los conquistadores. Al hallarse frente á frente los imperios de Carlos Vo y Moctezuma 2.o chocaban dos edades diferentes, dos civilizaciones distintas, dos historias que se pierden, por rumbos diversos, en la obscuridad del tiempo.

      Siquiera sea á grandes rasgos, diseñaré el estado de progreso en que se hallaban, antes de la conquista por los españoles, estos pueblos americanos, y en particular los indios de Guatemala.

      En sus primitivos tiempos la historia mejicana, se concreta á obscuras tradiciones, vagos y misteriosos recuerdos. Su símbolo animado se encuentra en Huitzilopoztli, hombre superior que dominó las tribus, las condujo á su antojo y fué deificado por la ignorancia y regados sus altares por ríos de sangre[43]; pero el espíritu de desarrollo, que es condición de la vida de los pueblós, cuando llevan en su seno gérmenes de existencia dilatada, fué animando más y más á los mayas, nahuaes, y aztecas, hasta exhibirlos en la historía con una civilización propia, original y agreste, muy digna de llamar la atención del filósofo y del historiador.

      Tenían gobierno regido por leyes sabias; había magnificencia suma en los monarcas; construyeron palacios como el de Nezahualcoyotl rey de Tezenco, cuya grandeza y explendor admiran; conservaban colecciones zoológicas que hoy podrían apreciarse en los mejores museos; sus jardines flotantes en los lagos; sus andas de oro; sus trajes y armas; sus colegios y escuelas; sus matrimonios y concubinatos reglamentados; sus fiestas y bailes; todo denota grande adelanto relativo[44].

      Los conocimientos que tenían en astronomía; la manera de contar el tiempo; el calendario azteca y el de Michoacán y Yucatán; sus libros y archivos, destruidos por la mano impía de Zumárraga; los jardines botánicos; los médicos aborígenes; la manera de curar ciertas enfermedades; los ritos funerarios; las ceremonias religiosas; en una palabra, la vida de aquellos pueblos osténtase como se ostentan las flores silvestres, llenas de lozanía y colores, en medio de seculares bosques y praderas risueñas y exuberantes.

      Si con mirada atenta contemplamos los utensilios de barro que usaban los indios, y que hoy figuran, como reliquias del tiempo, en museos de América y Europa, comprenderemos que en las artes habían progresado notablemente. Los mexicanos tenían unos libritos de papel, hechos de corteza de amatl, y en ellos consignaban los hechos históricos. En mantas y lienzos pintaban sus mapas. Clavígero, hablando de pinturas, dice:[45] servíanse de las simples imágenes de los objetos, y también de geroglíficos y de caracteres. Representaban las cosas materiales con sus propias figuras, aunque para ahorrar tiempo, trabajo, colores y papel, se contentaban con una parte del objeto, que bastaba para darle á conocer á los inteligentes; pues así como nosotros no podemos entender lo escrito, sin aprender antes á leer, así aquellos americanos debían instruirse préviamente en el modo de figurar los objetos, para comprender el sentido de las pinturas, con que suplían el lenguage escrito. Es por lo que Ordóñez, en las páginas 265 y 270, arguye de equivocación á Boturini, que careció de la mitología del país, para descifrar los anales americanos. Para los objetos que no tienen forma material, prosigue Clavígero, se valían de ciertos caracteres, no ya verbales, sino reales; y pone por ejemplo, las imágenes con que indicaban el tiempo, el cielo, la tierra, el agua y el aire. Sus pinturas, dice últimamente, no deben considerarse como una historia ordenada, sino como apoyos de la tradición; las cuales trasmitían y hacían aprender á sus hijos y discípulos en arengas y discursos.

      Navegaban los indios en canoas, que podían contener hasta cincuenta personas, como la que vió el Almirante Colón, desde una de las Guanajas, que era tan grande como una galera, de ocho piés de ancho, y cargada de mercaderías, con un toldo de esteras de palma (petates)[46].

      Por lo que respecta á los primitivos pobladores del istmo centro-americano, piérdese su historia en la obscuridad de los tiempos y mézclase con mitos y sagradas tradiciones. No faltan sabios que creen haber sido esta región el punto de partida de los demás pueblos del continente, y el lugar más civilizado, en época remota, del que irradió la cultura embrionaria á las otras naciones que en América dejaron de ser salvajes. Dícese que Votán, misterioso fundador del Palenque, sabio legislador, introdujo los principios de la ilustración incipiente entre las tribus bárbaras de estas comarcas, de las cuales fué como el Zama, ó divinidad redentora[47]. Con posterioridad vinieron los Nahuas ó Nahoas, conocidos con el nombre de Tultecas, que fundaron la ciudad de Tula (en Chiapas), bajo el caudillaje del famoso Quetzalcohuatl (serpiente con plumas de Quetzal), dios de los mexicanos. Procedentes del Norte, hubo otras inmigraciones que sojuzgaron á los tultecas, y eran compuestas de hombres á quienes éstos llamaban mam (tartamudos) por la dificultad con que hablaban otras lenguas. Restos de los tultecas fueron los cakchiqueles, mientras que los quichés eran tribu que pobló el Quix-Ché (muchos árboles) y después se extendió desde el país de los Lacandones hasta el océano Pacífico, con excepción de parte de Izabal y de las costas de Escuintla. El zutujil abrazaba el antiguo partido de Atitlán y el pueblo de San Antonio Suchitepéquez, y los mames estaban por Huehuetenango, parte de Quezaltenango y todo Soconusco.

      No cabe duda de que los quichés, cakchiqueles, zutujiles y mames, fueron descendientes directos de los súbditos de Votán; pero la linea de historia tradicional que une los imperios, se halla truncada en varios puntos, sin que sea dable seguirla paso á paso. Los fastos de la poderosa nación Quiché, por cuatro ó cinco centurias antes de la conquista española, quedan en manuscritos, que se escribieron en lenguas aborígenes, con el alfabeto romano.[48]. El Memorial de Tecpam Atitlán, redactado por el cacique Xahilá, es un precioso documento que contiene datos acerca de los cakchiqueles, y que existió muchos años en el Museo Nacional de la Sociedad Económica, en donde tuvo ocasión de leer el original el autor de estas lineas. Existe una tradución del Abate Brasseur de Bourbourg, hecha en el año 1855. Además, obraban en nuestros archivos públicos, títulos territoriales de pueblos que ese americanista se llevó, sin dejar siquiera copias.

      Dice el P. Juarros[49] que poseían esta región centro-americana un sin número de gentes, que continuamente se hacían guerras unas á otras, y cada pueblo era gobernado por su régulo, de donde proviene que sus habitantes hablen tantas lenguas diferentes; pues unos usan la mexicana, otros la quiché, cakchiquel, tzutujil, man, pocamán, pocanchí, chortí, sinca y otras muchas". Sabido es, sin embargo, que los reinos quichés, cackchiqueles y tzutujiles eran los principales y más poderosos. Más de veintiún reyes de la primera de esas naciones, gobernaron antes de la conquista á un pueblo adelantado, aguerrido y numeroso, que se extendía por Quezaltenango, Totonicapa, Atitlán, Tecpán Atitlán, Suchitepéquez, los señoríos de los mames y pocomanes, los Cuchumatanes, parte de Chiapas y Soconusco y los poderosos dominios de los reyes de Copán, al decir del desconocido autor del Isajoge.[50] Por las tierras del norte de Guatemala, Verapaz,