El camino recorrido en estos últimos trabajos ha resultado muy fructífero, a la vez que nos hallamos, según nos parece, lejos de alcanzar una meta plenamente satisfactoria. La presente obra se reclama en la citada dirección. Incursiona en el análisis de varios de los personajes y espacios antes mencionados; sus contribuciones se ocupan de los diagnósticos y planes de reforma formuladas por miembros de las élites criollas en primer lugar, pero también por funcionarios de las administraciones virreinales e intelectuales de la península ibérica, activos en ambos lados del Atlántico o que consideraron la importancia de las posesiones ultramarinas para los proyectos de renovación metropolitanos.
La primera contribución, de la autoría de Matilde Souto, analiza la coyuntura posGuerra de Sucesión y su impacto en Nueva España. La autora pone en el centro de su análisis la mirada de los grandes almaceneros de la ciudad de México sobre las consecuencias que tuvieron el Tratado de Utrecht y las primeras reformas de los Borbones, llevados al trono de España al iniciar el siglo.
A lo largo del siglo anterior, los grandes comerciantes “mexicanos” —muchos de ellos habían nacido en la península, puntualiza Souto, pero consideraban a Nueva España como su “patria económica”— habían afianzado su control sobre el comercio en el virreinato, el de las Filipinas, además de los intercambios con la capitanía general de Guatemala en su lado del Pacífico. Matilde Souto muestra cómo esta autonomía, juntamente con la complejidad del reino, hicieron difícil la introducción de grandes cambios. Estos traían consigo la presencia de ingleses no solo en el puerto de Veracruz, sino también en el interior del reino, comerciando sus mercancías y aun introduciéndose en el rescate de la plata, mientras que la regularización de las flotas hacía aumentar la llegada de barcos y mercancías vía Sevilla y Cádiz a Veracruz y otros puertos novohispanos. En las representaciones que funcionarios del Consulado de México elevaban al rey se hacía patente, observa la autora, la perspectiva americana del comercio atlántico y del Pacífico. Los almaceneros veían a ingleses y flotistas peninsulares por igual como “extranjeros” que “los desafiaban en su propio territorio”. En sus críticas y propuestas los miembros del consulado pedían disminuir el número de barcos que llegaban desde la península inundando al virreinato con mercancías: eran imposibles de “digerir”; y prohibir la internación tanto de comerciantes ingleses como españoles, así como la intromisión de los segundos en el “comercio con China”. La controversia entre las comunidades mercantiles mencionadas sobre el control del mercado novohispano, el comercio con Oriente, la producción y extracción de la plata, analizada por Matilde Souto, muestra intereses encontrados, resistencias a reformas y cambios introducidos a raíz de la última guerra, así como el desafío a monopolios creados en ambos lados del Atlántico.
Los orígenes del reformismo luso-brasileño se estudian en la contribución de Nelson Mendes Cantarino y Fernando Ribeiro Leito Neto quienes se enfocan en don Luís da Cunha, embajador de Portugal en diferentes cortes europeas, escritor de memorias y pareceres en las que este diplomático ilustrado compara políticas imperiales de otras potencias con las que estaba implementando la corte de Lisboa. Desde las últimas décadas del siglo xvii y primeras del xviii, haciendo uso de “la economía política como herramienta para la percepción de la realidad económica y como instrumento para la viabilidad de un proyecto de reforma”, da Cunha buscaba una “gran estrategia” que descansaría en la “prosperidad económica, la fuerza militar y el liderazgo político”. Objetivo de esta estrategia sería alcanzar la independencia política de la monarquía portuguesa frente a sus rivales externos que ejercían presión sobre ella. En dos escritos analizados por Cantarino y Leite —las Instrucciones Políticas de 1731 y el Testamento Político de los años cuarenta— don Luís hace un diagnóstico de las “sangrías” que estaba sufriendo el reino y propone remedios, muchos de ellos inspirados en una concepción mercantilista de la economía. Hace hincapié en la necesidad de una balanza comercial equilibrada, en el aumento de la población, en una creciente producción manufacturera, sobre todo de paños de lana de amplio consumo y en una mayor explotación de las tierras, tanto en la península ibérica como en los territorios de ultramar.
Insiste en la necesidad de hacer crecer la armada con el fin de una mayor defensa del comercio ultramarino. Critica la presencia de conventos y monasterios cuyos integrantes constituían una población improductiva, en su opinión, además de que estas instituciones sustraían capitales de la circulación e impedían inversiones en la producción agrícola, manufacturera y el comercio. Otros blancos de la crítica de Cunha eran el exceso de festividades que inducían a la población al ocio, así como el proceder de la Inquisición que había llevado al abandono del país por judíos y cristianos nuevos que llevaron consigo sus capitales, tan necesarios para el reino. Luís da Cunha, sostienen los autores, tenía una visión global del imperio portugués con sus factorías y posesiones en Asia, África y América. Especial atención debía poner la corona a Brasil, observa don Luís, por sus riquezas minerales y su diversidad de suelos que propiciaban cultivos comerciales muy rentables.
Guadalupe Pinzón trabaja en su artículo el tema de las pesquerías de perlas en las costas noroccidentales de Nueva España y los proyectos para su mayor aprovechamiento. Esta actividad de larga tradición en la zona era vista por funcionarios virreinales y por el visitador José de Gálvez como un posible impulso al desarrollo de las provincias de Sinaloa y Sonora, en conjunción con una mayor explotación de las minas de oro, plata y cobre. Se esperaba del aumento y de una mayor vigilancia de las navegaciones perleras un impacto positivo en los contactos marítimos, en el tráfico de cabotaje, en el crecimiento poblacional, con la fundación de poblaciones y puertos, y en los ingresos fiscales. La creación del Departamento Marítimo de San Blas obedecía a los objetivos mencionados, todos ellos enfocados a un mayor desarrollo de la zona, que a su vez facilitaría la defensa de las costas ante agresores externos, así como la pacificación de los indígenas de las provincias noroccidentales del virreinato. Diferentes modalidades de organización de la extracción de perlas son discutidas en el trabajo con base en correspondencia e informes: asientos, licencias y el proyecto de creación de una compañía comercial a semejanza de otras que se fundaron en el siglo en regiones periféricas de la América española. Como en otros proyectos de reforma, también aquí entraban en juego argumentos como “combatir el ocio” de la población, de crear riquezas para particulares y para el Estado.
Sendos proyectos de reforma, de la pluma de integrantes de las élites criollas de la América española, se discuten en las dos contribuciones siguientes. Ernesto Bassi analiza el diagnóstico y la propuesta de reforma del neogranadino Antonio Narváez y la Torre, quien escribió en 1778 sobre Santa Marta y Riohacha, presentando elementos para hacer de esta zona periférica del imperio una zona productiva y creadora de riquezas, vía al desarrollo de su agricultura comercial de azúcar y otros productos, con base en mano de obra esclava. Vaticina una “prosperidad inmensa” para la región en la que se repetiría el éxito de las colonias de plantación de las Antillas.
Bassi analiza el proyecto del neogranadino en el contexto de la historia del capitalismo. A pesar de que fue desarrollado en una parte marginal de la América española y no fue llevado a la práctica, es importante tomarlo en cuenta, dice el autor, porque una historia inclusiva del capitalismo debe ir más allá de la narrativa centrada en su desarrollo en Europa, especialmente Gran Bretaña y en este país, en su industria manufacturera. El proyecto de Narváez muestra que su autor participaba en esta gran “conversación atlántica” que dio origen al desarrollo agrario e industrial como motores de la economía. La propuesta del neogranadino es, además, importante para esta “concepción global del capitalismo” que sugiere Bassi, porque fue desarrollado en el Atlántico español, generalmente excluido de la producción de conocimiento y desarrollo capitalista. Letrados y reformistas españoles e hispanoamericanos estuvieron al tanto de las tendencias científicas del momento y lograron importantes contribuciones en la cartografía, navegación y botánica. Una historia incluyente del capitalismo,