Además, no sería improbable que los manuscritos que les llegaron a los impresores, en el momento de publicarse hubieran sufrido algunos cambios debido a la acción editorial y tipográfica, consistentes en propuestas de redacción o de adaptación de sustantivos a los moldes góticos para así ajustarse a lo que debería de ser un impreso del momento, tal y como se puede comenzar a ver que lo llevaron a cabo al asignarles títulos completos que están ausentes en las copias manuscritas, y que han prevalecido hasta nuestros días en las Segunda, Tercera y Cuarta Cartas.
Con lo anterior sólo pretendo plantear algunos cuestionamientos que parece se han pasado por alto cuando se escribe sobre este particular, dando por un hecho la igualdad absoluta de los manuscritos originales hasta hoy no localizados, las versiones impresas y aun las copias que se localizan en Viena o en las bibliotecas de España.38
La sola circunstancia que rodea a los manuscritos y a las versiones impresas nos harían presumir, de una manera razonable que, aun siendo parecidos no son idénticos los dos formatos; por lo cual, y sobre todo en el terreno de la filología, siempre quedarán dudas irresolubles de la manera no sólo en que escribió Cortés los sustantivos, sino también de su apego a lo escuchado.
Bajo esas limitaciones es entendible señalar que no es posible llevar a cabo estudios filológicos sobre los sustantivos trasmitidos por Cortés, pero esa indicación sólo cobraría su total afirmación cuando se hubiesen realizado algunos cotejos entre los materiales impresos en caracteres góticos y la copia manuscrita de Viena, que detectase similitudes y diferencias en relación con los nombres de las ciudades, pueblos, villas, provincias, etcétera.
Pero esa posibilidad se ha cerrado tras el cómodo supuesto de que los sustantivos plasmados en las Cartas de Relación no son aprovechables, pues lo consignado en las mismas son las primeras escuchas y en consecuencia las primeras designaciones arbitrarias al castellano, por lo que están mal escritas en cualquiera de los dos soportes: impresos en caracteres góticos o las copias manuscritas de Viena.39
Por ejemplo, doña Eulalia Guzmán,40 quien fuera una de las estudiosas más apasionadas de las Cartas de Relación, sólo teniendo a la vista las copias de Viena y la edición de Gayangos (que adolece de muchas arbitrariedades, como escribir Méjico cuando claramente está escrito Mexico), le endosó a Cortés el escribir mal los nombres de las ciudades, provincias, pueblos, etc., como resultado, por una parte, de la incomprensión de lo que estaba conquistando y dominando y, por otra, de la existencia de cierta malicia de Cortés para no revelar del todo los secretos de la tierra.41
Es una verdadera lástima que doña Eulalia haya sacado sus conclusiones de observar y trabajar compulsivamente la copia de Viena y la versión de Gayangos, sin haber considerado la versión impresa en caracteres góticos de la conocida como Segunda Carta o inclusive la edición de Barcia, que estaba referida y reproducida facsimilarmente en la edición de Henry Harrisse, y la que al parecer desconocía Guzmán.42
Los empeños de Eulalia Guzmán se dirigieron pues, a esclarecer, según su punto de vista y con una abundante documentación que tenía a la mano, los nombres y otras circunstancias del mundo prehispánico que “omitió” o “distorsionó” Fernando Cortés. Sin embargo no hizo una crítica documental del Códice de Viena y mucho menos su confrontación con otros soportes impresos, más fiables que el de Gayangos, que le permitieran establecer, entre otras tantas cosas más, las necesarias comparaciones entre las maneras de consignar los sustantivos, lo cual, sin lugar a dudas, le hubiese llevado a sacar algunas observaciones útiles para entender la posible relación y diferencias entre los manuscritos y los impresos, un trabajo cuya necesidad es impostergable.
¿Limitante insuperable?
Sin las cartas manuscritas de Fernando Cortés estamos impedidos, entre otras tantas cosas, a saber cómo es que escribió tales o cuales sustantivos, así como la estabilidad o inestabilidad escritural que el mismo capitán general plasmó, por lo menos, durante los cinco primeros años de su campaña de conquista. Sin embargo, y pese a ello, debemos realizar algunos ejercicios con los materiales existentes para aproximarnos, si no a las formas certeras en las que Cortés escribió tal o cual sustantivo, sí a las maneras en que quedaron registrados en los ámbitos públicos y administrativos de lo que sería la Nueva España y su metrópoli, por lo que así obtendremos algunos indicios de cómo es que los escribió el propio Cortés.
Bajo estos empeños, y siguiendo un orden cronológico partiendo del primer documento que nos podría sugerir cómo es que se escribieron por primera vez en castellano los sustantivos que consignó Fernando Cortés, los tendríamos que tomar, por prelación de tiempo, de la primera impresión de las Segunda, Tercera y Cuarta Cartas, para luego confrontarlos con los que aparecen en el Codex Vindobonensis, para notar similitudes y diferencias que después se contrasten con otra documentación.
La escritura del sustantivo Mexico en las Cartas de Relación de Cortés
Para no distraernos demasiado de nuestro tema de investigación y exposición, pongamos solamente nuestra atención en el sustantivo Meſico que al muy poco tiempo derivó en Mexico y finalmente en México. En la primera edición de la conocida como Segunda Carta de Relación, así como en el Códice Viena, dicho sustantivo sólo se consigna cuatro veces, de las cuales en la edición impresa se escribió meſico, y en el Códice Viena, la primera vez como Mesyco y los tres restantes como Mesico, como se puede apreciar en las siguientes láminas.
Transcripción: Antes q[ue] comience a relatar las cosas desta gran ciudad [Temixtitan] y las otras que en este otro capi /tulo dije: me parece para q[ue] mejor se puedan entender q[ue] devese dezir la manera de Meſico q[ue] / es dónde esta ciudad [Temixtitan] y algunas de las otras q[ue] he hecho relación estan fundadas y donde esta / el principal señorio de este Mutecçuma. La q[ual] dicha provincia es redonda y esta toda cer /cada de muy altas y asperas sierras: y lo llano de ella tenra en torno fasta LXX leguas. Y en / el dicho llano hay dos lagunas / que casi lo ocupan todo, porque tienen canoas en torno más / de cincuenta leguas.43
Y en la versión del Codex Vindobonensis, en el párrafo antes referido se escribió por primera vez Mesyco, mientras que en las siguientes ocasiones ya se refiere como Mesico, tal cual se observa en las siguientes láminas 7, 9, 11 y 13.
Paleografía: Antes que comience a relatar las cosas de esta gran cibdad / [Temixtitan] y las otras que en este otro capitulo dije me parece para que /mejor se puedan entender que devese dezir la manera de mesyco / que es donde esta cibdad [Temixtitan] y algunas de las otras que he fecho re /lación estan fundadas y donde esta / el señorio principal / de este mutecçuma. La qual dicha provincia es redonda y esta toda / cercada de muy altas y asperas sierras y lo llano de ella tenra / en torno fasta setenra leguas y en el dicho…
Así en ese primer momento y una primera compulsa podemos notar una diferencia de grafías, ya que en la edición impresa se utiliza la grafía “ſ” sin línea diagonal que podría leerse como “s”, pero también como “x”, esto es, como sílaba trabada por consonante; la “x” toma generalmente el valor fonético de “s” en España, aunque en el habla enfática culta se pronuncia “ks” o “ɣs”;44 mientras que en la manuscrita del Códice Viena en la primera vez que se refiere se ponen las grafías “sy” que, según las maneras escriturales de entonces, podría leerse como “ks” o “x”, y las otras tres veces que se consignó aquel sustantivo las grafía es “s”.
Esto último llama la atención, porque en su primera consignación pareciera que sugiere que debe escribirse y leerse como “ks” o “x”, aunque en las otras tres ocasiones en que consigna tal nombre lo hace con “s”, así que sería “mesico”. Ese tipo de grafía abre la posibilidad de que la copia manuscrita no tenga nada que ver con la impresa por el distanciamiento tan grande que