Conócete a ti mismo. Bernardo Olivera. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Bernardo Olivera
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Сделай Сам
Год издания: 0
isbn: 9789874614582
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encuentra amplio respaldo en la imagen de la persona humana que emerge de las Escrituras, y, sin duda, ha ejercido un gran influjo en el modo de concebir la relación en el seno de la comunidad religiosa, a las que hace más atentas al valor de la apertura al otro, a la fecundidad de la relación con la diversidad y al enriquecimiento que de ello deriva para todos.

      Dicha antropología relacional ha ejercido también un influjo cuando menos indirecto, como hemos recordado, sobre la espiritualidad de comunión, y ha contribuido a renovar el concepto de misión entendida como compromiso compartido con todos los miembros del pueblo de Dios, en un espíritu de colaboración y corresponsabilidad. La espiritualidad de comunión se presenta como el clima espiritual de la Iglesia a comienzos del tercer milenio y por tanto como tarea activa y ejemplar de la vida consagrada a todos los niveles (CIVCSVA, Instrucción del 11-V-2008, El servicio de la autoridad y la obediencia 19, Cf. 3).

      Este primer texto, de la Congregación para los Religiosos, nos dice que la doctrina bíblica sobre la persona humana como imagen de Dios es fundamento de una antropología renovada que subraya la dimensión relacional del ser humano. Esta doctrina ha tenido un influjo importante en el seno de las comunidades religiosas, a saber: el valor de la apertura al otro, la fecundidad y riqueza que aporta la relación con lo diferente, la misión como compromiso compartido y la espiritualidad de comunión como clima espiritual-eclesial y tarea empeñativa.

      Hoy la humanidad aparece mucho más interactiva que antes: la mayor vecindad debe transformarse en verdadera comunión (…). Es preciso un nuevo impulso del pensamiento para comprender mejor lo que implica ser una familia (…). Dicho pensamiento obliga a una profundización crítica y valorativa de la categoría de relación (…). La criatura humana, en cuanto naturaleza espiritual, se realiza en las relaciones interpersonales (…). Esta perspectiva se ve iluminada de manera decisiva por las relaciones entre las personas de la Trinidad, en la única sustancia divina (…). La revelación cristiana sobre la unidad del género humano presupone una interpretación metafísica del “humanum” en la que el relacionalidad es elemento esencial (Benedicto XVI, Caritas in Veritate, 53-55).

      La Carta Encíclica del papa Benedicto XVI invita a una reflexión crítica sobre la “categoría de relación”. Constata que la criatura se realiza, en cuanto humana, en las relaciones interpersonales. Y presenta a la Trinidad de personas y unidad de substancia en Dios como fundamento para una “interpretación metafísica” de lo humano en la que la relacionalidad es tan esencial cuanto la unidad de todos en una misma naturaleza.

      Cabe, por último, preguntarse: ¿cuál es la finalidad inmediata y principal de esta antropología relacional? La pregunta es importante pues esta finalidad discierne la pertinencia de los temas que elegimos y la forma de abordarlos. La respuesta ya la hemos evocado y ahora la explicitamos: fundamentar una sana espiritualidad cristiana.

      El corazón de la espiritualidad cristiana consiste en un encuentro con Jesucristo: “No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva” (Benedicto XVI, Deus Caritas Est, 1). Este “encuentro”, claro está, es experiencial y la más plenificante forma de relación.

      La espiritualidad es ordinariamente entendida como “fe vivida con la ayuda del Espíritu”, es una realidad del orden de la vida. Desde otra perspectiva, como bien dijo San Bernardo, la vida espiritual consiste en una doble consideración práctica: el conocimiento de sí mismo y el conocimiento de Dios. Por todo esto, si bien el presente balbuceo antropológico será más teórico que práctico, tendrá siempre en cuenta las consecuencias prácticas de una buena teoría.

      Creo importante decir una palabra sobre los temas juzgados pertinentes para la finalidad pretendida, y la forma literaria de abordarlos.

      Para este esbozo de antropología relacional, hemos seleccionado los temas clave que nos ayudarán a conocer sus fundamentos y a comprender su dinamismo:

      ~ Trinidad e Imagen

      ~ Persona e Interpersonalidad

      ~ Cuerpo y Alma

      ~ Inteligencia, Voluntad y Libertad

      ~ Deseo y Afectividad

      ~ Sexualidad, Sexo y Género

      ~ Amor, Amistad y Enamoramiento

      ~ Púdicos y Castos

      ~ Célibes y Casados

      ~ Sociables, Comunitarios y Comunicativos

      ~ Cultos y Religiosos

      ~ Trascedentes y Místicos

      ~ Experiencia

      Acerca de la “forma literaria” que voy a utilizar hace referencia a un género literario muy conocido en la antigüedad como Speculum. En efecto, numerosas obras medievales que han llegado hasta nosotros se presentaban como “Espejos de...” Estas obras pueden clasificarse en dos grandes grupos: espejos instructivos y espejos ejemplares. Tanto unos como otros tienen un doble objetivo: ayudar a conocerse a sí mismo y a crecer en la virtud. Además de esto, dado que el ser humano es imagen de Dios, el espejo refleja de alguna manera realidades trascendentes.

      En síntesis podemos decir que el género literario de speculum permite acceder a tres realidades distintas y complementarias entre sí:

      ~ Realidades trascendentes que se reflejan como en espejo y enigma.

      ~ La visión de un modelo ejemplar que invita a la imitación.

      ~ Nuestra propia deformidad o inadecuación que queda reflejada por contraste.

      Además reconozco que me he inspirado también en otro género literario común a varios autores monásticos.

      Este género consistía en agrupar “sentencias” en número de cien, dando lugar así a las “Centurias”. Las sentencias (máximas o aforismos) eran condensaciones de sabiduría práctica y doctrina del espíritu, destinadas a ilustrar la mente y caldear el corazón, hacer pensar y hacer sentir. Si bien las sentencias de una centuria eran comprensibles en sí mismas, no faltaban lazos que las unían unas con otras. Se creaban así afinidades que daban lugar a grupos temáticos y a una cierta relación entre un grupo y otro. Las repeticiones, más que duplicaciones, eran aproximaciones al mismo tema, desde otro ángulo.

      Esta forma de redactar tiene sus ventajas y sus limitaciones. Me interesan ahora las primeras, al menos las cuatro siguientes: sintetizar sin necesidad de sistematizar, evocar problemas sin tener que solucionarlos, crear algunos neologismos fáciles de comprender aunque insulten a la gramática y dejar abierto el discurso para eventualmente redondearlo en el futuro.

      Pero, sobre todo, esta forma de escribir reclama una forma de leer. No se puede leer todo y de un tirón: lo que se ha escrito pensando, demanda ser leído sentado y reflexionando. Se pueden elegir secciones temáticas según el interés del momento, pero sin olvidar que cada una forma parte de un conjunto. Por lo general, los temas y fragmentos que ponen palabras a la experiencia del lector despiertan más interés. Los que no suscitan atracción hoy pueden atraer e iluminar mañana. Todo esto que acabo de decir es efectivamente así: antes de que le suceda al lector ya le ha acontecido a este escritor cuando era lector y observador.

      Uno

      Trinidad e Imagen

      Los cristianos afirmamos que Dios es Amor. Y si es Amor ha de amar a alguien. Ese alguien somos, ciertamente, nosotros. Pero antes de que existiésemos, Dios ya era Amor, sin haber jamás comenzado a serlo.

      ~ En todo amor hay tres realidades implicadas: uno que ama, uno que es amado y el amor que los relaciona y une.

      ~ Dios es Amor pues siempre amó a Otro en cuanto Hijo y es amado por Él en cuanto Padre, y este amor mutuo es Otro, que llamamos Espíritu Santo.