Cristianos y musulmanes en la España medieval. Ron Barkai. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Ron Barkai
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9788432152696
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autor sienta necesidad de enfatizar que su escrito entraña una continuación de la historia de los godos de Isidoro de Sevilla. Aunque éste no concluyó la historia con el relato que se refiere al rey Wamba, el cronista comienza desde ese punto, no por motivos cronológicos, sino por razones de concepción. La coronación de Wamba tuvo lugar en una hora de gracia: una abeja voló de su cabeza al cielo como si fuera una señal divina por su éxito. Éste fue el único rey godo favorecido por una señal así... y con él se inicia la crónica.

      La grandeza de Wamba, según el cronista, proviene de sus brillantes victorias en las luchas libradas contra rebeldes y traidores de las provincias, que colaboraron con los ejércitos francos. El autor, ya en esta etapa, ubica en el centro la imagen del héroe que obra por inspiración divina, contra los insubordinados y traidores; este motivo será el más importante en las crónicas y epopeyas de los día de la Reconquista.

      La concepción general de la crónica sobre la pérdida de España en manos de los musulmanes es paralela a la concepción bíblica sobre la destrucción que azotó al pueblo de Israel: los dirigentes y el pueblo pecaron ante Dios, y el Señor, como castigo temporal, hizo que fueran subyugados por un conquistador tiránico, que destruyó el país y le quitó la soberanía. También la Crónica de Albelda dedica un importante capítulo a la historia española de la época visigoda. Pero, a diferencia de la otras crónicas, no culpa a los últimos reyes visigodos por el desastre español. La culpa, en esta versión, la tienen los hijos de Vitiza, que fueron despojados del reino del padre.

      Tanto la Crónica de Alfonso III como la del monje de Albelda destacan el linaje de los reyes de Asturias y de León como descendientes del reino godo. Según la Crónica de Alfonso III, Pelayo —líder de la oposición a los musulmanes en Asturias— era de abolengo real (ex semine regio). La Crónica de Albelda enfatiza en forma mucho más exacta la conexión sanguínea del personaje central con el reino godo: según su versión, se trata del nieto de Rodrigo, el último rey de Toledo.

      Ambas crónicas tratan de atribuirles a los reyes de Oviedo la imagen del rey hispano-cristiano, sucesores legítimos de la dinastía goda, cuya lucha contra el Islam obedece a móviles nacionales y eclesiásticos, estrechamente entrelazados entre sí. Esas crónicas son el origen de la versión según la cual la reconquista habría comenzado, presuntamente, inmediatamente después de la conquista musulmana.

      La Crónica de Albelda muestra también a Pelayo como el primero que se subleva contra los musulmnes. Aunque no atribuye explícitamente a esa rebelión un fin pan-hispánico, la descripción lo presenta como un héroe cristiano pan-hispánico cuando subraya que «él trajo la libertad al pueblo de Cristo» y que como resultado de ello advino el reino asturiano. A pesar de que el relato se circunscribe a Asturias, está compuesto de tres elementos: cristianismo, Islam y el juicio de Dios. Esos elementos existen con respecto a España en su totalidad, y de ellos se colige la concepción de un conflicto religioso-territorial intercomunitario que no permite vislumbrar una solución de coexistencia.

      Una concepción idéntica existe en las dos versiones de la Crónica de Alfonso III. Esta concepción surgió de la controversia entre Oppa, metropolitano de Sevilla, y Pelayo, jefe de la rebelión. Tal vez esta controversia sea el eco de las dos concepciones que prevalecían en el seno de la cristiandad española. Las palabras de Oppa reflejan la posición que preconiza la conservación de la fe cristiana, adaptándola, no obstante, al dominio musulmán; Pelayo, en cambio, representa la concepción hispano-cristiana, optimista e intransigente. Recurre a la luna como símbolo: la luna puede ser nueva o llena, según lo disponga el Señor. Lo mismo sucede con la Iglesia: tras haber sido herida volverá rápidamente a su plenitud. Alfonso III —por medio de las palabras que pone en la boca de Pelayo— se aparta a sabiendas de la concepción asturiana localista y ve en su actividad un paso destinado a proporcionar el bienestar a toda la España en su conjunto (Salus Hispaniae), a recuperar la Iglesia, el pueblo y el reino.