Un curso de amor. Mari Perron. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Mari Perron
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Философия
Год издания: 0
isbn: 9789874935250
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lo que existe. Ésta es la realidad. Nada de esto hace que seas menos de aquello que has percibido que eras, pero sí hace imposible que seas un ser separado. Puedes desear lo que es imposible hasta el fin de tus días, pero no podrás hacer que sea posible. ¿Por qué no perdonar al mundo por ser distinto de como has creído que era, y empezar a aprender qué es en realidad? Para esto existe el mundo. Y cuando hayas aprendido lo que tiene para enseñarte, ya no lo necesitarás, y con suavidad lo dejarás ir, y en su lugar encontrarás el cielo.

      6.3 Esto es todo lo que las palabras, símbolos, formas y estructuras de tu mundo han venido a enseñarte, expuesto de la forma más sencilla y directa posible. No estás separado ni estás solo; nunca lo has estado ni lo estarás. Todas tus ilusiones se han creado para ocultar este hecho de tu existencia, porque desearías que no fuera así. Sólo cuando dejes de desear lo que no puede ser, podrás empezar a ver aquello que es.

      6.4 Quienes menos me aceptaron como profeta y salvador fueron aquellos que más se parecían a mí, quienes me vieron crecer, quienes trabajaban junto a mis padres y quienes vivían en el mismo pueblo. Fue porque sabían que yo no era diferente de ellos, y eran incapaces de aceptar que eran iguales a mí. Ellos entonces no eran –y vosotros ahora no sois– diferentes de mí. Somos todos iguales porque no estamos separados. Dios creó el universo como un todo interrelacionado. El hecho de que el universo sea un todo interrelacionado ya no lo discute ni siquiera la ciencia. Aquello que has fabricado para ocultar tu realidad, con la ayuda del Espíritu Santo se ha ido convirtiendo en aquello que te ayudará a aprender qué es tu verdadera realidad. Sin embargo, sigues negándote a escuchar y a aprender. Sigues prefiriendo que las cosas sean distintas de lo que son y, al preferirlo, eliges que permanezcan así.

      6.5 Elige algo nuevo: la elección que tu corazón anhela hacer por ti y que a tu mente le está resultando cada vez más difícil negar. Al elegir unidad por encima de separación, eliges realidad en vez de ilusión. Acabas con la oposición al elegir armonía. Pones fin al conflicto al elegir paz.

      6.6 El perdón puede hacer por ti todo esto. El perdón del error original: el de elegir creer que estás separado, a pesar de que no es así ni podrá serlo jamás. ¿Cómo podría un creador amoroso crear un universo en que fuera posible tal cosa? Una cosa aislada sería una cosa creada sin amor, pues el amor crea a su semejanza y es por siempre uno con todo lo que se ha creado. Tan sólo darte cuenta de esto te pondrá en el camino de aprender aquello que tu corazón desea que aprendas.

      6.7 El hecho de que no estés solo en el mundo te demuestra que no te corresponde estar solo. Todo lo que hay aquí tiene el objetivo de ayudarte a aprender a percibir correctamente, y desde ahí traspasar la percepción para llegar a la verdad.

      6.8 ¿Qué es lo contrario de separación, sino estar unido en relación? Todo aquello que se una a ti en una relación es sagrado debido a lo que eres. Todo contraste que veas aquí no hace sino señalar esta verdad. El mal sólo se ve en relación con el bien. El caos sólo se ve en relación con la paz. Mientras veas estas cosas como separadas, no podrás ver aquello que las relaciones te mostrarían. El contraste demuestra, y por este motivo es uno de los recursos didácticos preferidos del Espíritu Santo. El contraste demuestra, únicamente para revelar la relación que existe entre verdad e ilusión. Al decidirte por negar la relación, elegiste un sistema de pensamiento basado en lo opuesto a tu realidad. Así es que cada elección de negar la unión revela lo opuesto. Aquello que está separado de la paz es el caos. Aquello que está separado del bien es el mal. Aquello que está separado de la verdad es la locura. Puesto que tú no puedes estar separado, todos estos factores que se oponen a tu realidad existen únicamente en contraposición a ella. Esto es lo que elegiste crear cuando elegiste fingir que puedes ser lo que no puedes ser. Elegiste vivir en contraposición a la verdad, y la contraposición es obra tuya.

      6.9 ¡Vuelve a elegir! Y suelta tu temor de lo que la verdad traerá. ¿Qué podría ser más demente que aquello que ahora llamas cordura? ¿Qué pérdida puede haber en unirte con lo que tanto se parece a ti? Está a sólo un pequeño paso de donde ahora te encuentras, ¡tan indefenso y solo!

      6.10 Y sin embargo, temes, y sostener ese temor te tiene muy ocupado. Alimentas su fuego por si se apaga y te deja con una calidez que no es de este mundo. Ésta es la calidez que quisieras tener, una calidez tan envolvente que nunca más habrías de sentir el frío del invierno. Y sin embargo, sigues eligiendo el fuego. Eliges los fuegos del infierno antes que la luz del cielo. Sólo tú puedes avivar esos fuegos, y eso es lo que los vuelve deseables para ti. Una calidez que no es de este mundo, ofrecida libremente, sin que cueste ningún esfuerzo… eso te lleva a negar con la cabeza. ¿Cómo puede ser para ti, si no puedes invertir esfuerzo en obtenerla? Y aunque fuera cierto, ¿entonces qué? Algunos –piensas– elegirían vivir cerca del ecuador, donde el sol brilla todos los días y donde dejarían atrás la necesidad de avivar el fuego. Pero tú no. Tú –piensas– prefieres las estaciones, el frío además del calor, la nieve además de la lluvia, la oscuridad de la noche y las nubes que cubren el sol. ¿Cómo sería la vida sin todas estas cosas? Sol perpetuo sería demasiado fácil, carente de imaginación, demasiado estéril. Que todos los días fuesen iguales carecería de interés ahora. A lo mejor más adelante. Quizás cuando seas viejo y te hayas cansado del mundo. Entonces, tal vez te sientes al sol.

      6.11 Éste es el cielo de tu mente, el sentido que le atribuyes a la unión, el aspecto que le das a la paz eterna. Con semejante visión en tu mente, no es de extrañar que no la elijas, o que la aplaces hasta el fin de tus días. Un cielo así sería para los ancianos y los enfermos, para aquellos que estuvieran ya preparados para abandonar el mundo, para quienes se encuentran ya agotados de estar en él. ¿Qué diversión tendría un mundo así para quienes seguís siendo jóvenes y llenos de energía, para quienes todavía estáis dispuestos a librar otra batalla más, para quienes aún no se han enfrentado a todos los retos? Si todavía queda una montaña por escalar, ¿por qué elegir el cielo? ¿Por qué no elegirlo más adelante, cuando la enfermedad te haya quitado el dominio de tus miembros, y tu mente ya no avance corriendo hacia la siguiente novedad?

      6.12 El entusiasmo por la vida y el entusiasmo por el cielo parecen estar en oposición. El cielo y su entorno de paz eterna se reservan, con razón –piensas–, para el final de la vida, por lo que gritas ante la injusticia cuando un joven deja el mundo. El cielo no es para los jóvenes, dices. No es justo que aquellos que mueren jóvenes no hayan tenido la oportunidad de vivir, la oportunidad de afrontar la lucha y los retos, la llegada del nuevo día y el ocaso del que acaba. Es triste que no hayan tenido la oportunidad de vivir separados y solos, y de llegar a ser lo que podrían haber sido. Lo que ellos son no es más valorado que lo que tú eres. Lo que está por llegar es aquello para lo que vives, con la esperanza imperecedera de que no será como lo anterior. Porque cada reto afrontado es tan sólo una llamada a afrontar el siguiente. Y cada uno viene a reemplazar al anterior con la esperanza de que éste sea el que cuente, y con la misma esperanza de que no lo sea.

      6.13 Tener éxito es tan sólo una pequeña muerte que debes apresurarte por dejar atrás para avanzar hacia donde esperan el reto de un nuevo éxito y una nueva razón para existir. La zanahoria de la realización que sostienes delante de ti se consume rápidamente cuando la alcanzas, y la vida vuelve a autoalimentarse. De la misma manera en que comes para saciar el hambre, para después volver a tenerlo, así el resto de tu vida necesita este mantenimiento constante para conservar la realidad que le has otorgado. “Lucha por triunfar, y triunfa para luchar otro día más” es la vida que has creado, y la vida que temes que el cielo podría reemplazar. Abandonar la idea de que aquí es donde se encuentra el sentido, donde se llega a la realización, donde nace la felicidad entre las penas… eso se considera una rendición. Es justo –y sólo– en este momento cuando suplicas el auxilio del cielo, en este momento en el que la rendición se aproxima, pues nunca sientes tanta necesidad de ayuda como cuando todos tus proyectos han fracasado, y rendirte se presenta como una opción más atractiva que la de seguir adelante.

      6.14 Pocos piden la gracia de abandonar lo que ha sido por lo que podría ser. Pues abandonar se considera un fracaso, y esto es lo que más temes. No tener éxito en la vida sí que sería un fracaso, si ello fuera posible. Sin embargo, te aferras incluso a esta posibilidad, pues sin ninguna posibilidad de fracaso no hay ninguna posibilidad de éxito, o