Si Ella Corriera. Блейк Пирс. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Блейк Пирс
Издательство: Lukeman Literary Management Ltd
Серия:
Жанр произведения: Зарубежные детективы
Год издания: 0
isbn: 9781094303888
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trabajamos estrechamente en varios grandes proyectos en los últimos diez años. Hemos viajado juntos por todo el mundo, y nos hemos desvelado y asistido a reuniones que el resto del equipo ni siquiera conoce.

      —Pero, ¿usted dijo que alguien supo antes de su muerte? —preguntó DeMarco.

      —Sí, Katie. Ella vive en Ashton y tiene una buena amistad con la esposa de Jack.

      Kate quería decir algo acerca de cómo le parecía un poco ofensivo que Hiroto no suspendiera las labores, para que él y los otros que se habían quedado en aras del deber pudieran participar del duelo. Pero ella conocía los demonios que a veces dominaban a los hombres poseídos por su trabajo y sabía que no le competía a ella hacer ese juicio.

      —En todo su tiempo con Jack, ¿alguna vez supo que guardara secretos? —preguntó DeMarco.

      —Nada se me ocurre. Y si así fue, yo aparentemente no era alguien a quien él deseara contárselos. Pero aquí entre nos, encuentro difícil de creer que Jack tuviera una vida secreta. Él era muy correcto y estricto, ¿sabe? Un buen sujeto. Sin aristas.

      —Entonces, ¿no se le ocurre ninguna razón para que alguien pudiera haber querido matarlo? —preguntó Kate.

      —No. La idea es insólita —hizo una pausa y miró a través de los ventanales de su oficina al resto de su equipo—. ¿Y fue aquí en la ciudad? —preguntó.

      —Sí. ¿No lo llamó cuando se dio cuenta que él no había venido?

      —Oh, lo hice. Varias veces. Cuando al mediodía más o menos no respondió, lo dejé pasar. Jack fue siempre muy sagaz, muy inteligente. Si necesitaba unas pocas horas solo para alejarse —cosa que hacía de vez en cuando—, yo se lo permitía.

      —Sr. Hiroto, ¿le importaría si hablamos con los que están por aquí? —preguntó Kate, señalando con la cabeza hacia el otro lado del vidrio.

      —Para nada. Dispongan ustedes.

      —Y, ¿podría usted conseguir la información de contacto de aquellos que decidieron marcharse? —preguntó DeMarco.

      —Seguro.

      Kate y DeMarco se adentraron en un lugar lleno de cubículos, grandes escritorios y rico café. Pero incluso antes de que le hubiesen hablado a una sola persona, Kate sintió que iban a escuchar más de lo mismo. Usualmente, cuando más de una persona describía a alguien más como normal y sencillo, por lo general resultaba cierto.

      En quince minutos, habían hablado con los otros ocho empleados que estaban en ese momento en la oficina. Kate había tenido razón; todos describieron a Jack como dulce, amable, alguien que no creaba problemas. Y por segunda vez esa mañana, alguien se refirió a Jack Tucker como aburrido —pero de manera tranquila, sin ofender.

      En el fondo de su mente, Kate sintió que algo se agitaba, algún recuerdo o frase que ella había escuchado en algún lado en un momento de su vida. Algo acerca de estar vigilante con una esposa o un esposo aburrido —de cómo el aburrimiento podía hacerlos quebrarse. Pero no recordó nada.

      Después de pasar una última vez por la oficina de Hiroto para obtener una lista de las personas que habían elegido dejar el trabajo, Kate y DeMarco emprendieron el regreso en medio de una maravillosa mañana sabatina en la ciudad de Nueva York. Pensó en la pobre Missy Tucker, en tan bello día, tratando de adaptarse a una vida que, por un tiempo en todo caso, podría no parecer bella en lo absoluto.

      ***

      Pasaron el resto de su mañana visitando a quienes habían decidido no ir a trabajar. Se encontraron con muchas lágrimas, e incluso unos pocos que estaban indignados por el hecho de que un hombre gentil e inocente como Jack Tucker hubiera sido asesinado. Fue exactamente lo mismo que hablar con los de la oficina, solo que no tan agobiante.

      Hablaron con la última persona—un hombre llamado Jerry Craft —poco después de la hora del almuerzo. Llegaron a su casa justo cuando Jerry estaba subiendo a su auto. Kate estacionó detrás de él en la salida de su garaje, lo que le valió una mirada irritada. Ella se apeó del auto al tiempo que Jerry Craft se acercaba a ellas. Sus ojos estaban enrojecidos y lucía algo melancólico.

      —Siento molestarlo —dijo Kate, mostrando su identificación. DeMarco se colocó junto a ella e hizo lo mismo—. Somos las agentes Wise y DeMarco, FBI. Esperábamos que pudiera tener algo de tiempo para hablar con nosotras acerca de Jack Tucker.

      La irritación se desvaneció rápidamente del rostro de Jerry, asintió y se recostó de la parte trasera de su auto.

      —No sé que podría aportar que estoy seguro ya le habrán escuchado a los demás. Supongo que ya hablaron con el Sr. Hiroto y con todos los demás en la oficina.

      —Lo hemos hecbo —dijo Kate—. Estamos ahora hablando con aquellos que se fueron hoy, porque pareciera que tenían una conexión más estrecha con Jack.

      —No sé si eso es necesariamente cierto —dijo Jerry—. Solo unas pocos de nosotros en realidad salimos a divertirnos algunas veces, fuera del trabajo. Y Jack usualmente no estaba entre esos. En unas pocas ocasiones probablemente aceptó la oferta de Hiroto de tomarse un día.

      —¿Alguna idea de porqué Jack no era de los que se reunía después del trabajo? —preguntó DeMarco.

      —Nada especial, creo. Jack era muy de su hogar, ¿sabe? En su tiempo libre, prefería estar en casa con su esposa y sus chicos. El trabajo de por sí lo ponía a trabajar equis cantidad de horas, no tenía sentido quedarse en un bar con las mismas personas que dejaba en el trabajo. Amaba a su familia, ¿sabe? Siempre hacía cosas extravagantes para cumpleaños y aniversarios. Siempre hablaba de sus hijos en el trabajo.

      —¿Así que usted también piensa que tenía una vida perfecta? —preguntó Kate.

      —Así parecía. Aunque, realmente, ¿puede alguno de nosotros tener una vida perfecta? Quiero decir, incluso Jack tenía alguna tirantez con su madre por lo que sé. Pero, ¿no las tenemos todos?

      —¿Cómo es eso?

      —Nada gordo. Un día en el trabajo lo escuché hablando por teléfono con su esposa. Estaba en la escalera para tener algo de privacidad, pero yo estaba usando una de las viejas estaciones de trabajo que estaba justo al lado de la puerta que daba a la misma. Lo destaco porque fue la única vez que lo escuché hablando con su esposa con un tono que no era de felicidad.

      —¿Y era una conversación sobre su madre? —preguntó Kate.

      —Estoy bastante seguro. Me mofé un poco de él cuando regresó, pero él no estaba de humor.

      —¿Sabe algo acerca de sus padres? —preguntó Kate.

      —No. Como dije, Jack era un gran sujeto, pero realmente no lo llamaría un amigo.

      —¿Adónde se dirige ahora mismo? —preguntó DeMarco.

      —Iba a comprar flores para su familia y dejárselas en su casa. Vi a su esposa y a sus hijos unas pocas veces en las fiestas navideñas y en las barbacoas de la compañía, cosas así. Una gran familia. Es un asco lo que sucedió. Me pone un poco mal, ¿sabe?

      —Bueno, no lo retendremos más —dijo Kate—. Gracias, Sr. Craft.

      De regreso en el auto, Kate salió del acceso al garaje de Jerry y dijo: —¿Quieres buscar la información de la madre de Jack?

      —De inmediato —dijo DeMarco con cierta frialdad.

      Kate de nuevo se vio luchando por mantenerse callada. Si DeMarco iba a alargar su pequeña irritación con respecto a los eventos de la noche anterior, era cosa suya. Kate estaba bien segura que no iba a permitir que eso afectara su progreso en este caso.

      Al mismo tiempo, halló que se tenía que morder el labio para sofocar una sonrisa de ironía. Había pasado tiempo debatiendo sobre si su nueva posición la mantenía lejos de su familia, y aquí estaba ella, trabajando con una mujer que a veces le recordaba tanto a Melissa que asustaba. Pensó