Pequeño circo. Nando Cruz. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Nando Cruz
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Зарубежная прикладная и научно-популярная литература
Год издания: 0
isbn: 9788418282126
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ALFARO: Mi relación con los Pixies fue la siguiente. Mi primo José Mari y yo éramos muy fans de The Gun Club. Me enteré de que habían sacado un disco y en un bar de Albacete, el Velvet, oí una canción. Pregunté si era del nuevo de The Gun Club y me enseñaron la portada de un disco de los Pixies. Era «Where Is My Mind?» del Surfer Rosa. La salida del Doolittle coincidió con la de La luz en tus entrañas. Lo escuché porque la gente nos comparaba y me gustaba mogollón, pero no se parecía nada. Por un lado me daba un poco de bajón porque lo nuestro sonaba peor. Pero eso no me importaba tanto porque durante toda la puta vida me acostumbré a oír música en malas condiciones. Me molaba que lo nuestro fuera diferente.

      Pergeñé una teoría sobre los Pixies. La forma de componer y tocar la guitarra acústica de Black Francis era muy parecida a la mía. Me ponía el It’s Alive de los Ramones y lo tocaba entero con la guitarra acústica. Un paso importante aunque simbólico fue ponerle una correa a la guitarra y empezar a tocar de pie con la acústica. Al tocar supercañero tienes que rellenar mucho armónicamente y aprendes a desarrollar acordes diferentes, más propios de la guitarra acústica. Imagino a Black Francis de joven tocando en su habitación canciones cañeras con guitarra acústica.

      Los Pixies tuvieron más influencia en algunas canciones de Fotógrafo del cielo, pero es una influencia difusa, porque teníamos un abanico muy amplio. Ese disco tenía cosas de blues y country, algo que desde el indie se nos echó en cara. «El fantasma en la botella» es una canción rallante. En el fanzine Las lágrimas de Macondo dijeron que les parecía aburrida y larga. Lo dijeron porque era un blues. Eso estaba fuera del ámbito indie.

      Javier Bennassar71 era muy fan de Surfin’ Bichos. Él nos llevó a RCA, y con Servando pergeñó el subsello Virus, algo que se estaba poniendo de moda a nivel internacional. Las multis creaban subsellos indies con la idea de que el grupo se beneficiara de la inversión, del aparato promocional y de la red de ventas de la multi y, a su vez, de la promoción más especializada y de la red de tiendas pequeñas que dominaba la independiente. Pero al final eso no era así. Virus era una entelequia que solo se encargaba de la producción ejecutiva, y de la promoción no se encargaban ni unos ni otros. Fotógrafo del cielo no tuvo más promoción que La luz en tus entrañas y pasó algo desapercibido por ser el primer disco de ese acuerdo. Éramos un grupo indie en una estructura enorme, y la promoción que debía hacer Virus no existió porque La Fábrica Magnética tenía otros problemas.

      AMBICIÓN MUSICAL, ECONÓMICA Y VITAL

      SERVANDO CARBALLAR: Para el tercer álbum de Surfin’ Bichos, Ariola nos aumentó mucho el presupuesto de grabación y nos fuimos a grabarlo a Inglaterra. Allí hicimos Hermanos carnales.

      JOAQUÍN PASCUAL: El día antes de ir a Inglaterra dormimos en Madrid. Esa misma tarde nos hicimos la famosa foto sin camiseta que sale en la portada.

      FERNANDO ALFARO: Esa foto con el pecho descubierto es un síntoma muy claro de ambición, de ir a saco, del momento de euforia que vivíamos. Explica la falta de pudor de una gente tímida que decide ir en plan rock and roll. Esa foto no iba a ser la portada del disco, sino solo de promoción. El fotógrafo nos iba diciendo, «¡mojaros el pelo!, ¡quitaos las camisetas!»…

      JOAQUÍN PASCUAL: Desde Londres, fuimos en furgoneta con David Gwynn a los Chapel Studios, en el condado de Lincolnshire, a ciento cincuenta kilómetros de la capital. Estábamos emocionados. El estudio estaba en medio del campo. Nos pasábamos el día grabando. Era un estudio de primerísima categoría. Aunque no lo fuéramos, nos sentíamos unos musicazos. Estábamos en la gloria. Y aprendimos mucho a tocar. Nos exigimos un montón: sacar arreglos bonitos, pianos, baterías bien hechas… Intentamos dar un salto en la calidad de las canciones.

      Había una taberna a un par de kilómetros del estudio donde íbamos a beber unas pintas. Allí vimos a los primeros grunges. Eran como extraterrestres. Nosotros aún íbamos con nuestros botines y chupas de cuero, y allí la gente empezaba a ir superguarra, con los pantalones rotos, con el pelo oxigenado… Volvimos a España y, al poco, en un vídeo, yo ya llevaba una pinta un poco grunge, con camiseta larga debajo y una corta encima.

      FERNANDO ALFARO: Habíamos visto grunges en la MTV, en casa de un amigo, pero en la vida real, en el campo, jugando al billar en una ciudad inglesa, pequeña como Albacete… No es que nos hiciéramos grunges, pero nos influenciaron en la imagen. Incluso hay un solo de guitarra en plan J Mascis en Hermanos carnales. No he vuelto a hacer solos de guitarra desde entonces. Dinosaur Jr. fueron muy influyentes. Sobre todo el Bug.

      Yo tenía la sensación de que ese era el último disco que grabaría. En esa época se destapó lo del sida. Muchos de los amigos con los que había compartido drogadicción y jeringuillas descubrieron que tenían el virus. Parece una cosa de subnormales, pero a veces en una ciudad pequeña o en un barrio de una ciudad grande al farmacéutico de guardia no le salía de los huevos venderte una jeringa y terminabas volviendo a donde la habías tirado el día anterior o compartiéndola con otro tío.

      Estaba convencido de que tenía el sida. Me entró la paranoia. Los del grupo sabían que tenía ese miedo. Las pruebas salieron negativas y entonces decidí que íbamos a ir a muerte. Fue un momento de mucha ambición: estética, musical y económica. Exigí al grupo poner toda la carne en el asador. Para mí era un momento de todo o nada. Yo quería grabar un disco doble, aunque al final entre Servando y Javier Bennassar me convencieron de que era mejor hacer un solo disco y más directo. Sabía que empeñarme en hacer un doble podía perjudicar al grupo porque subiría mucho el precio del disco y no iba a tener salida. Y tampoco quería poner palos en las ruedas.

      Justo después de grabarlo me llamaron de RCA para tener una reunión con el equipo de promoción. Lydia Fernández, la nueva directora, se disculpó ante toda la compañía por no haber hecho caso a Fotógrafo del cielo y dijo que Hermanos carnales le parecía la bomba. Este era el discurso que yo recibía de la compañía y que reafirmaba mi ambición. A partir de aquí nos llevó directamente el equipo de promoción de RCA y nos metieron en Los 40 Principales. Ese disco es el pico de ventas de mi carrera.

      JOAQUÍN PASCUAL: Toda la relación con la compañía la llevaba Fernando. Yo no conocía a nadie. Solo iba a firmar contratos. Fernando nos explicaba lo que le habían propuesto y le decíamos, «perfecto, Fernando, adelante». Jamás hablamos de royalties. Todo nos parecía bien.

      FERNANDO ALFARO: El resto del grupo no se involucraba en ninguno de estos temas, pero yo me puse muy en primera línea y también fue una parte importante de lo que me quemó. Yo estaba expuesto a todos los marrones.

      JOAQUÍN PASCUAL: La compañía apostó mucho por nosotros. Hermanos carnales le costaría un ojo de la cara. Nosotros teníamos la sensación de que podíamos llegar a vivir de la música unos años. Hasta ese momento todos trabajábamos: yo en el colegio, Fernando en la gasolinera… De repente, sonábamos en Los 40 Principales, salíamos en televisión y parecía que podía pasar… pero no pasó. Presión por parte de la compañía tampoco sentimos y tampoco tuvimos ninguna desilusión porque no funcionara.

      FERNANDO ALFARO: En las multinacionales siempre tienes la presión de que, si el disco no funciona, te echan a la calle, y cuando sacamos Hermanos carnales, la teníamos. Depende de las personas con las que trates, te lo plantean de una forma más diplomática o menos, pero hay una cosa que se llama P&L, profit & loss, que es una cuenta de ingresos y gastos. Cuando les pedías algo, te lo sacaban como quien saca el bate de béisbol. Si les pedías carteles de apoyo para la gira, ellos sacaban el P&L y te decían que no podían invertir más. Era una forma de decirte que para el siguiente disco te tendrías que esforzar más. Nosotros sabíamos que si estábamos allí era en parte por el prestigio que les dábamos. Las compañías tienen artistas que les dan muchísimo dinero y otros que solo les dan un aura de mecenazgo.

      SERVANDO CARBALLAR: BMG-Ariola nunca fue capaz de romper la barrera de ventas. Básicamente no funcionó porque quien domina una reunión de márketing en una multinacional es el equipo de ventas. Y esa gente vende mucho mejor un producto limpio y claro en El Corte Inglés que un grupo de raritos. Un equipo