Como demostración palmaria de estos avances, entre los años ochenta y noventa, 44 mujeres se matricularon en las universidades españolas, y 24 obtuvieron el grado de licenciadas antes de 1900[98]; frente a ellas, la vergonzosa evidencia de una tasa de analfabetismo femenino del 71 por 100 en 1900[99]. El gran salto en este campo se daría en las primeras décadas del siglo XX.
La situación de la mujer en las páginas del Boletín de la Institución Libre de Enseñanza
La Institución contó desde el 7 de marzo de 1877 hasta diciembre de 1936 con un órgano periódico, el Boletín. En un principio se publicaba todas las semanas, al poco tiempo se convierte en quincenal y, desde 1894, es mensual, manteniéndose así hasta el último número publicado ya en plena Guerra Civil[100]. El Boletín se definía como
una revista científica, órgano oficial de la Institución, y consagrada, tanto a la difusión de la cultura general […] cuanto, muy especialmente, al estudio de las cuestiones pedagógicas, salvando así, por una activa propaganda, los límites en que por fuerza ha de encerrarse la obra que realiza la Institución[101].
De acuerdo con este múltiple carácter científico, divulgativo y de palestra pedagógica, el BILE acogió en sus páginas numerosas colaboraciones de firmas nacionales y extranjeras sobre todo lo relacionado con la esfera educativa o socioeducativa que fuese innovador o a críticas acerca de lo que se consideraba pernicioso. El tema de la mujer, no sólo el de su educación, sino también el de su condición y su «rehabilitación» (vocablo muy utilizado por los institucionistas), estuvo presente en sus páginas pero no siempre con la misma frecuencia ni con idéntico sentido. Por ello nos parece pertinente establecer dos cortes cronológicos que permiten diferenciar tres etapas:
a) Primera etapa: desde 1877 hasta 1900, cuando cambia el siglo. No es tanto un corte convencional, cuanto reconocer que a partir de 1900 los lastimeros ecos del «desastre» del 98 empiezan a dejar paso a una serie de realizaciones prácticas en el terreno social y educativo que se reflejan en las páginas del BILE. Entre dichas realizaciones destaca la creación del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes por Ley de 30 de marzo de 1900[102].
b) Segunda etapa: desde 1901 hasta 1915, año de la muerte de Francisco Giner de los Ríos, mentor espiritual y práctico de la Institución.
c) Tercera etapa: desde 1916 hasta 1936, cuando la Guerra Civil destruye el proyecto institucionista.
Primera etapa: 1877-1900. La educación de la mujer, preocupación esencial
La cuestión femenina se aborda desde diferentes perspectivas. Veamos a continuación las más significativas.
– Asociación para la Enseñanza de la Mujer:
Como apuntamos en páginas precedentes, la Asociación para la Enseñanza de la Mujer y las iniciativas educadoras de Fernando de Castro son, en cierto modo, la antesala de la Institución Libre de Enseñanza. En consecuencia, cuando ésta nace, el interés por la educación de la mujer sigue presente en las mentes de sus promotores, que lo sacarán a relucir en acontecimientos como los Congresos Pedagógicos de 1882 y 1892 y le darán espacio en las páginas del BILE.
Con cierta periodicidad aparecen en el BILE noticias sobre la Asociación[103], firmadas por hombres pertenecientes a ambas entidades, como Manuel Ruiz de Quevedo, Rafael Torres Campos, Joaquín Campos o Aniceto Sela. A partir de 1890 se aprecia un cambio en la Institución y cierto distanciamiento de la Asociación para la Enseñanza de la Mujer, centrando su interés y empeño en aspectos de «mayor» alcance social como la educación secundaria y superior de la mujer.
– Noticias sobre instituciones educativas femeninas extranjeras:
Los institucionistas siempre estarán muy atentos a las novedades pedagógicas de Europa y América del Norte, no sólo a través de libros y revistas, sino viajando y visitando los establecimientos de su interés: en 1878 Torres Campos viaja a París; en 1880 Cossío viaja a Italia, Suiza, Francia y Bélgica, donde asiste al Congreso de Enseñanza de Bruselas; en 1884 acompaña a Giner al Congreso Pedagógico de Londres, y visitan Eton y Oxford, y en 1886 ambos emprenden un viaje de estudios por Inglaterra, Francia y Bélgica, acompañados por Buylla, Posada y Sales y Ferré; tras este viaje Giner proyecta una ampliación de la ILE, dando cabida a la educación primaria y secundaria de la mujer y a la instrucción de los obreros, y Cossío publica un texto de gran interés sobre la neutralidad religiosa en la enseñanza: La situación de la instrucción pública en Bélgica[104].
En la Institución se combinan la influencia francesa e inglesa, sobre todo esta última, más alejada de la reglamentación y menos tradicional en nuestro país[105]; en el tema de la educación femenina resuenan también los ecos de un país tan adelantado en ese aspecto como Estados Unidos. La referencia a instituciones y programas extranjeros es frecuente en el BILE y manifiesta el afán por buscar modelos aplicables a la realidad nacional y estímulos comparativos que obliguen al país a despertar. Veamos los artículos más representativos:
Ilirio Guimerá publica el 31 de mayo de 1882 el artículo «La educación de la mujer: progresos más recientes en Europa», en el que alude a la segunda enseñanza femenina en Francia, los derechos políticos de las graduadas inglesas, las mujeres en el servicio de ferrocarriles de Bélgica, la Escuela de Medicina de San Petersburgo y la de Telegrafía de Madrid.
Rafael Torres Campos se interesa por «Las escuelas de economía doméstica» el 30 de mayo de 1883 y describe los principales establecimientos de este tipo de Inglaterra, Alemania y Francia.
El profesor belga Alexis Sluys[106] publica el 31 de enero de 1891 un artículo sobre «El Asilo de Huérfanos Prévost», situado en el departamento francés de L’Oise y dirigido por Paul Robin. El asilo Prévost era un centro benéfico donde se aplicaban los principios de la instrucción integral y se seguía el régimen coeducacional, cuyos beneficios ensalza Sluys[107].
La alusión a la admirada Escuela Normal Superior de Fontenay-aux-Roses corre a cargo de Mercedes Sardá en sendos artículos de 31 de agosto de 1898 («Félix Pécaut») y de 30 de septiembre de 1900 («Carta de Fontenay»)[108].
También se ocupa de la educación femenina en el extranjero Carmen López-Cortón y Viqueira, esposa de Cossío, en tres breves artículos: «La enseñanza superior de la mujer en Rusia, según la princesa Kropotkine» (28 de febrero y 31 de marzo de 1899) y «Nuevas tendencias en la educación de la mujer católica en Francia» (30 de abril).
– Perspectivas profesionales de la mujer:
Se trata de un aspecto íntimamente ligado al debate sobre la educación femenina. Comienzan dos hombres de la Asociación para la Enseñanza de la Mujer, Ruiz de Quevedo y Torres Campos, con artículos sobre el trabajo de la mujer en los servicios de Correos y Telégrafos[109], para avalar la Escuela de Telegrafía creada por la propia Asociación[110].
El 15 de marzo de 1886 José Ontañón comenta un interesante artículo sobre «Educación agrícola de la mujer» publicado por la escritora Rosario de Acuña en La Gaceta Agrícola.