Nuevas funciones del calcio
Todos conocemos la importancia del calcio como material de construcción para los dientes y huesos de nuestro cuerpo. Sabemos que unos niveles bajos de calcio en nuestro organismo indican un estado deficitario de este mineral y, con el tiempo, puede dar lugar a problemas óseos y dentarios. En las mujeres embarazadas, este déficit se manifiesta de forma tan drástica que ya en tiempos de nuestras bisabuelas se decía que cada niño le cuesta un diente a la madre. También sabemos que unos niveles bajos de calcio en sangre pueden abocar en la aparición de manifestaciones de tetania, contracturas y espasmos.
El calcio no solo actúa como material de construcción, sino también como componente de unión, gracias al cual podemos eliminar por la orina residuos metabólicos nocivos, especialmente de naturaleza ácida. Pensemos por un momento en el ácido oxálico, que puede jugar un papel destacado en la formación de cálculos renales. La combinación de este ácido con el calcio, en forma de oxalato cálcico, permite su transporte y eliminación por parte del sistema urinario.
Un aporte suficiente de calcio nos protege de la escrofulosis35 y de la propensión a padecer una tuberculosis. Mucho podrían contar al respecto los médicos especialistas en este campo. Unos niveles de calcio en sangre normales hasta nos pueden proteger en gran medida de la acción nociva del radiactivo estroncio 90. Este hecho es nuevo para muchos de nosotros, pero resulta tranquilizador saber que con una medida tan fácil es posible conseguir un buen nivel de calcio, y podemos contrarrestar hasta influencias nocivas. Los motivos para abastecernos de una cantidad suficiente de un mineral tan importante como el calcio son lo suficientemente convincentes y razonables como para no dejarlos pasar por alto.
Argentina (Potentilla anserina)
Vara de oro (Solidago virgaurea)
Los cereales integrales y las hortalizas crudas, así como los productos lácteos, son buenos suministradores de calcio, por lo que debemos tomarlos a diario. Lamentablemente no podemos asimilar el calcio disuelto en agua, como sucede con otras formas de calcio inorgánico. Por ello, debemos tener siempre presente aportar a nuestro cuerpo calcio en su forma orgánica, especialmente el que nos ofrecen diversas plantas que lo contienen. Debido a que esta es la forma más fácilmente asimilable de este importante mineral, preferiremos la forma orgánica a todas las demás. No obstante, quienes a pesar de seguir una buena alimentación presentan un estado deficitario de calcio deberían, además de adoptar una dieta rica en calcio, tomar un buen preparado biológico de calcio, como un compuesto de calcio y ortiga. Este calcio de las ortigas constituye una forma ideal para mantener unos buenos niveles de calcio en niños y en adultos, pues contribuye a que nuestro organismo pueda captar y emplear mejor el calcio que nos aportan los alimentos. Quien ha probado una vez este compuesto de calcio y ortiga y ha visto los resultados no va a olvidar más este sencillo remedio agradable de tomar. También personas agotadas, afectadas por un exceso de trabajo y debilitadas por su estado de salud, a las que no les han ayudado otros remedios, verán como con la toma de este compuesto se recuperan sus fuerzas y salud. Como es tan importante para nuestro organismo un buen balance de sus componentes minerales, siempre deberemos tener en cuenta los consejos aquí apuntados para conseguirlo.
Nuestra misteriosa sangre
La Biblia nos dice que el alma se encuentra en la sangre y el poeta, sintiendo su misterioso efecto, nos dice de ella que es un fluido sumamente especial, un punto de vista que expresaba el poeta mucho antes de que lo confirmaran diversos trabajos de investigación de nuestra época. Las declaraciones de un famoso investigador, de las que se deduce que se puede determinar el estado de una persona a partir de una gota de su sangre, pues en ella se puede reconocer el estado de salud y enfermedad que presenta una persona, me hicieron reflexionar sobre el tema. Sin embargo, las investigaciones al respecto no han llegado tan lejos como para utilizar estas valoraciones como un método diagnóstico aceptable por todos. El método de la cristalización sensible de la sangre ha mostrado un camino que no se debería pasar por alto. Seguramente aparecerán otros métodos, y no parece lejano el tiempo en que se podrán detectar en un estadio de desarrollo inicial, es decir, mucho antes de que se manifiesten sus síntomas clínicos, la mayoría de enfermedades como el cáncer, la tuberculosis, el reuma, la gota y muchas otras. Si bien la sangre se ha clasificado en diversos grupos sanguíneos, se ha descubierto en ella el factor Rh, y que, al igual que sucede en la piel, en la que hay poros finos y gruesos, existen sangres de grano fino y de grano grueso. Lo cierto es que las particularidades de la sangre y las variaciones individuales de su contenido y estructura todavía son un gran misterio que esperamos que los investigadores aclaren con el paso del tiempo.
Si se hubiera avanzado más en la investigación de este misterioso fluido no se producirían en América casi 20 000 defunciones anuales debidas a transfusiones de sangre. Es de suponer que en un futuro próximo los médicos emplearán sustitutos de la sangre y del plasma sanguíneo cada vez mejores, y que conocerán mejor qué riesgos puede haber en las transfusiones de sangre humana. A este respecto cabe mencionar, sobre todo, la frecuente aparición de la hepatitis, la temida inflamación del hígado con ictericia de tipo infeccioso, a consecuencia de una transfusión de sangre. Un problema de las transfusiones sanguíneas, aún en vías de solución, es la prevención de la hepatitis sérica. Pensemos también en los contagios de sida, ocurridos en los últimos tiempos, debidos a una transfusión de sangre. Cuando incluso el director médico de un banco de sangre americano se ha expresado seriamente sobre los riesgos que puede ocasionar una transfusión de sangre, y cuando muchos médicos, que han tenido experiencias poco satisfactorias, no quieren responsabilizarse de los riesgos que puede conllevar emplear sustitutos del plasma, los pacientes tienen motivos suficientes para expresar sus puntos de vista, hablar de ello con el médico y poder tomar una decisión al respecto.
¿Cómo podríamos conocer los seres humanos todos los secretos de la sangre, cuando no la hemos creado nosotros mismos? Solo aquel que la creó conoce sus secretos. En su tutela divina y paternal prohibió de forma terminante la toma de sangre a los supervivientes del Diluvio Universal. Este mandamiento pasó más tarde a su pueblo escogido y no fue cancelado por los miembros dirigentes de la iglesia primitiva en tiempos de Pablo, sino que se volvió a repetir como vinculante, por lo que su validez y promoción siguen vigentes también desde la era cristiana hasta nuestros días. Así mismo, la mejor protección contra el sida es una moral sexual elevada, tal como se expresa por mandato divino en la Biblia.
Analizando más a fondo los diversos mandamientos podemos comprobar que albergan no solo una utilidad formadora o educadora, sino también de tipo salutífero, tanto si los seres humanos desean cumplirlos como si no. En todo caso, el cumplimiento obediente de estas peticiones impuestas sirve de protección al individuo. Quienes se nieguen a incorporar en su organismo alguna forma de sangre, sea por mandato divino o por una cuestión de salud, verán que, con el paso del tiempo, nuevas investigaciones y mayores conocimientos en este campo les darán la razón.
La linfa, el fluido sanguíneo blanco