También las bebidas alcohólicas y diversos medicamentos pueden influir sobre las funciones cerebrales, inhibiendo unos centros cerebrales mientras que otros pueden verse hiperexcitados, con lo que pueden verse afectadas ciertas inhibiciones del comportamiento y actuar de forma pasajera como no lo harían habitualmente. Por ingesta de metales tóxicos como arsénico y mercurio, entre otros, se pueden producir lesiones persistentes en forma de reblandecimiento cerebral con pérdida de vitalidad e incluso posibilidad de parálisis. Algunas funciones del cerebro y del sistema nervioso central pueden verse alteradas de forma parecida a como sucede en las etapas avanzadas de la sífilis. Los metales tóxicos pueden permanecer inactivos en nuestro organismo durante decenios, y pueden hacerse trágicamente ostensibles al llegar a la vejez.
Es muy importante protegernos de la meningitis, ya que tras su padecimiento pueden quedar graves secuelas. Para ello, es importante mantener una buena circulación sanguínea. Si, por las circunstancias que fueren, aparece una meningitis bacteriana, hay que actuar lo más rápidamente posible en su contra. Un buen remedio en estos casos es la equinácea. Si la meningitis19 no se trata adecuadamente puede dejar tras de sí parálisis parciales y otras lesiones persistentes, razón suficiente para no tomar el tratamiento a la ligera y ofrecerle gran dedicación e interés. En estos casos el paciente no soporta los ruidos ni la luz, por lo que necesita disponer de mucha tranquilidad en una habitación silenciosa y oscura. Las meningitis resultan siempre peligrosas, no solo por las lesiones o secuelas que pueden dejar tras de sí, sino porque incluso pueden llegar a ser mortales.
Actitud preventiva
Durante la juventud y en los años de mayor actividad y plenitud de la vida se suele pensar poco en que el sistema nervioso central y, con él, el cerebro, deberán proporcionarnos también un buen servicio en la etapa «otoñal» de nuestra existencia. Si queremos permanecer activos y con una buena vitalidad durante la vejez, con un buen mantenimiento de las funciones corporales y mentales, deberemos procurar que «la sala de mandos» que constituye nuestro cerebro esté mejor cuidada de lo que hoy es habitual. ¡Cuántas personas merman o acortan la maravillosa vitalidad y capacidad de recarga que posee el cerebro si no duermen regularmente lo suficiente! Si, excepcionalmente, esto no sucede, es posible recuperarse, pero una actitud errónea persistente nos va a llevar, con el paso del tiempo, a un agotamiento o fatiga, con la mengua de nuestra vitalidad y rendimiento funcional. Se puede conseguir dormir bien por medio de una alimentación sana y lo más natural posible, conseguir un buen estado físico y mental mediante la práctica de ejercicio en nuestro tiempo libre y evitar las diversas posibilidades de intoxicación a las que podemos vernos sometidos. De esta manera no solo nos procuraremos un buen estado de salud general, sino también un excelente servicio para nuestro cerebro.
Glándula pituitaria (hipófisis)
Nuestro cuerpo dispone de una pequeña glándula del tamaño de una alubia llamada hipófisis, que actúa como si fuera un pequeño general que mandase sobre un gran ejército o como el director de la torre de control de un aeropuerto internacional con todos sus vuelos alrededor. Con tan solo unos gramos de peso, antiguamente se consideraba esta minúscula glándula como un órgano atrofiado del organismo. El descubrimiento de su verdadera importancia y de sus hormonas, segregadas por sus lóbulos anterior y posterior, causó un verdadero asombro: ¡qué una glándula tan pequeña se ocupara de tantas funciones vitales del organismo!
Un influyente campo de acción
La hipófisis guía y regula, en cierta medida, el funcionamiento de la tiroides, glándulas suprarrenales y glándulas sexuales. Ocupa un papel determinante entre las glándulas de secreción interna. Su conexión directa con el sistema nervioso central y su vecindad con importantes centros nerviosos de la base del cerebro, que constituyen el llamado complejo diencéfalo-hipofisario, son objeto de frecuentes investigaciones por su influencia directa e indirecta sobre todos los procesos vitales del organismo. Parece ser que, junto con el timo, condiciona nuestro crecimiento corporal. El desarrollo de las glándulas sexuales y la formación de los órganos sexuales están regulados y dirigidos por la hipófisis, por lo que los casos de hermafroditismo habría que atribuirlos a un insuficiente desarrollo o mal funcionamiento de esta glándula. Sin su participación no es posible el transcurso normal del embarazo. La diabetes no solo se atribuye a una insuficiente producción de insulina por parte de los islotes de Langerhans del páncreas, sino que también se puede deber a un trastorno funcional del lóbulo anterior de la hipófisis. Del buen funcionamiento del lóbulo anterior de la hipófisis y las hormonas que segrega dependen una presión arterial equilibrada, una eliminación aumentada o reducida de agua e incluso las contracciones de la matriz durante el parto.
En el ámbito científico todavía no se conoce con detalle toda la complejidad hormonal de esta pequeña e interesante glándula, motivo por el que no se han podido sintetizar artificialmente estas hormonas, y resulta arriesgado recetar preparados hipofisarios. En cualquier caso, se recurre a administrarlos en pequeñas dosis (como si fueran dosis homeopáticas), ya que, dependiendo de la sensibilidad de algunos pacientes, pueden presentarse reacciones desfavorables.
Cuidados y atenciones de esta pequeña y maravillosa glándula
Debemos cuidar atentamente esta pequeña glándula por su importante papel como central de mando de nuestro organismo. Su localización en la base del cerebro la hace difícilmente accesible, por lo que solo podemos influir sobre ella mediante un buen cuidado general de nuestra salud. Por ello, es muy importante seguir una alimentación sana, dormir bien y lo suficiente, y practicar ejercicio físico y una buena gimnasia respiratoria. Aunque se han descubierto algunos detalles sobre esta pequeña glándula, todavía falta descubrir el secreto que este aparato en miniatura alberga.
Para el profano, la visión de los instrumentos de la cabina de cualquier avión de nuestros días produce una verdadera sensación de asombro ante tanta maravilla tecnológica. Lo mismo podemos decir del receptor de radio introducido en el interior del armazón de un reloj. Pues bien, todo lo que contiene y es capaz de realizar la glándula pituitaria, a pesar de que no supera el tamaño de una alubia, es más de mil veces superior a lo creado por la mente humana. Por todo ello, debemos prestar una mayor atención a nuestro cuerpo y no perjudicar su salud. Esta atención respetuosa queda reflejada en el salmo: «Te alabo porque estoy hecho de forma maravillosa, impresionante. Tus obras son maravillosas, y eso lo sé muy bien».
Causas y remedios contra el dolor de cabeza
No debemos querer combatir el dolor de cabeza con analgésicos. Más bien, es necesario investigar cuáles son sus causas e intentar combatirlas con procedimientos naturales. Con frecuencia, el dolor de cabeza tiene su origen en trastornos intestinales. Los procesos de putrefacción intestinal generan gases nocivos que llegan al hígado a través del sistema de la vena porta y, de ahí, vuelven otra vez al torrente circulatorio sanguíneo. Con frecuencia estas toxinas dan lugar a dolores de cabeza, ya que afectan a las células nerviosas (neuronas), especialmente a las del cerebro.
Así mismo, las dolencias y molestias del bajo vientre pueden producir dolores de cabeza.
En muchos casos, un exceso de trabajo origina un agotamiento nervioso que puede traducirse en dolor de cabeza.
Otras causas posibles pueden