El Sacro Imperio Romano Germánico. Peter H. Wilson. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Peter H. Wilson
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9788412221213
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Otón, con habilidad, se granjeó el apoyo de la mayoría de los partidarios de Felipe al asumir sus mismos objetivos imperiales en Italia, entre los que se incluían hacerse con el control del sur. Inocencio, poco después de haber coronado emperador a Otón, se vio impelido a excomulgarlo un año más tarde, en 1210, y unirse a Francia para apoyar al joven Federico II de Sicilia como nuevo candidato Hohenstaufen. Otón se excedió en su ambición y unió fuerzas con su tío, el rey Juan de Inglaterra, para invadir Francia. Esta campaña se saldó con la desbandada del Ejército Imperial en Bouvines, al este de Lille, el 27 de julio de 1214. Federico, que había sido coronado rey germano en 1212, pudo ahora asumir el poder sin que nadie se lo impidiera.

      Tan pronto como se sintió lo bastante seguro en Alemania, Federico renegó de su acuerdo con el papa Inocencio. Hacia 1220 era obvio que había retomado el programa paterno de unificar Sicilia y el imperio. El pontífice, a regañadientes, contemporizó, con la esperanza de que el emperador encabezase una nueva cruzada. En 1227, no obstante, rompieron relaciones y Federico fue excomulgado. La recuperación no sangrienta de Jerusalén, no obstante, forzó la retirada de la excomunión. Los conflictos volvieron en 1236. Esto provocó una nueva excomunión, tres años más tarde, por supuesta herejía; esta vez sería permanente. Las cuestiones siguieron siendo las mismas que durante los tres emperadores anteriores, pero ahora el papa empleaba la nueva arma de las indulgencias para cruzados para obtener apoyo militar, además de secundar, a partir de 1246, una serie de antirreyes alemanes. La situación volvió a ser como bajo Barbarroja. Ninguna de las dos partes podía alcanzar una preponderancia decisiva, pero esta vez nadie estaba dispuesto a negociar. Las derrotas imperiales en Italia de 1246-1248 fueron revertidas por contraataques posteriores y en 1250, año en que muere Federico, la situación seguía estando abierta. El fracaso de los Hohenstaufen se debió a las circunstancias, no fue estructural (vid. págs. 375-376).

      PAPADO E IMPERIO DESDE 1250

      Imperio y papado en la era de los «reyes menores»

      El periodo que va desde la muerte de Federico II en 1250 hasta la coronación imperial de Enrique VII en 1312 fue el más prolongado de la historia del imperio sin un emperador coronado. Sin viajes de coronación, tampoco había presencia real en Italia. Aunque la idea imperial se mantenía potente, pues atrajo a los primeros candidatos «foráneos». En la segunda «doble elección» de 1257, fueron elegidos reyes de Alemania Alfonso X de Castilla y Ricardo, earl de Cornualles. Entre 1273 y 1313, el reino germano fue gobernado por una sucesión de hombres que, previamente a su elección, habían sido meros condes. Todos ellos consideraban el título imperial un medio con el que imponerse a duques más poderosos (vid. págs. 375-392). Las tradiciones imperiales se mantuvieron fuertes. Rodolfo I, Adolfo de Nassau y Alberto I fueron enterrados en la cripta imperial de la catedral de Espira, junto con los ilustres emperadores salios. Enrique llegó incluso a trasladar allí de forma expresa a Adolfo y Alberto para transmitir la idea de continuidad legítima, tras la breve reanudación de la guerra civil en 1298.