El masaje en la rehabilitación de traumatismos y enfermedades. Anatolik Andreewicz Biriukov. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Anatolik Andreewicz Biriukov
Издательство: Bookwire
Серия: Masaje
Жанр произведения: Сделай Сам
Год издания: 0
isbn: 9788499108537
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reflejos. Los receptores nerviosos cutáneos y de los tejidos profundos, tras percibir la acción de diferentes técnicas de masaje como una excitación mecánica, la transmiten en forma de impulsos nerviosos al sistema nervioso central, donde, como respuesta a la excitación de las células nerviosas, surgen los impulsos eferentes que se dispersan por las vías centrífugas entre los distintos sistemas, órganos y tejidos del organismo, estimulando o deteniendo de este modo su actividad. Diferentes reflejos creados, tanto condicionales, como incondicionales, en el proceso del masaje provocan los cambios del estado funcional de diferentes partes del sistema nervioso central.

      El factor humoral (en griego “humor” significa líquido) también desempeña un papel importante en el mecanismo de acción del masaje sobre el organismo. Ocasionando la generación de calor en los tejidos (como resultado de la transformación de la energía mecánica en térmica), el masaje actúa como excitante térmico y activa el sistema de recepción térmica. La excitación producida se transmite por el centro regulador vasculo-motor situado en el bulbo raquídeo y, posteriormente, se traspasa a los nervios simpáticos vasoconstrictores y parasimpáticos vasodilatadores ocasionando el cambio reflejo de la luz de los vasos sanguíneos.

      Provocando una acción mecánica directa sobre los tejidos, el masaje contribuye a la formación en la piel de los productos químicos de disociación de sustancias. A tales sustancias pertenecen la histamina, que provoca la dilatación de los capilares en una concentración de 0,001 mg para 1 kg de peso del cuerpo, y la acetilcolina, que se forma en las terminaciones de los nervios vasodilatadores y aumenta la luz de las arterias, causando la disminución de la presión arterial. La histamina, que se considera una hormona cutánea, se almacena en las células en forma de uniones inactivas con las proteínas, y como resultado de la disociación de células bajo la acción del masaje se libera y se transforma en forma activa.

      La histamina y sustancias similares se dispersan con el flujo de linfa y sangre y son los excitantes de quimoceptores del sistema nervioso de los vasos sanguíneos y otros tejidos de los órganos internos del organismo. Por ejemplo, la histamina actúa sobre las glándulas suprarrenales, causando un incremento de la secreción de adrenalina, lo que tiene mucha importancia en la movilización de las fuerzas de defensa del organismo. La acetilcolina también pasa al estado activo bajo la acción del masaje asegurando la función mediadora. La acumulación de la acetilcolina activa en los músculos durante el masaje estimula la actividad muscular, dado que contribuye al aumento de la velocidad de traslado de la excitación nerviosa de una célula nerviosa a la otra y desde las células nerviosas a las musculares.

      El masaje influye multilateralmente sobre el sistema nervioso y la circulación sanguínea y linfática; como sobre otras importantes funciones vitales del organismo. El masaje actúa sobre el organismo tanto de manera general como local. Con todo ello, la acción del masaje está relacionada con la reacción de todos los eslabones del sistema nervioso, comenzando por los receptores de la región masajeada y finalizando por la corteza cerebral, incluyendo obligatoriamente los eslabones humoral y endocrino, y con cambios funcionales de los órganos internos según reflejos visceromotores.

      Las reacciones locales y generales producidas por las técnicas de masaje están mutuamente condicionadas, provocando una reacción local en la región de aplicación de las acciones mecánicas; pero, actuando reflejamente, el masaje siempre asegura reacciones generalizadas en las que participan todos los órganos y tejidos. Para una acción curativa del masaje, según nociones modernas, tiene importancia la liquidación o disminución de las manifestaciones de parabiosis, recuperación de las interacciones alteradas entre la corteza, subcorteza y otras partes del sistema nervioso situadas inferiormente, aumento de la reactividad del organismo y sus funciones de adaptación (N.A. Belaya, 1974).

      El factor mecánico, por su parte, amplía los procesos metabólicos, eliminando congestiones: aumenta la temperatura de la parte del cuerpo masajeada.

      Desde el principio hemos de indicar que, actuando sobre la piel, el masaje influye a través de la misma sobre diferentes órganos, sistemas y organismo en general. Esto está claro: la piel, el envoltorio externo del cuerpo, representa en sí misma un órgano con una estructura bastante compleja y que ejecuta una serie de importantes funciones vitales. Además de realizar la defensa del organismo de las influencias externas, tiene a su “cargo” las siguientes funciones: de recepción, de secreción y de metabolismo; la piel desempeña un papel importante en los procesos de termorregulación.

      La piel tiene un enorme número de diferentes “aparatos” receptores que están en estrecha interacción con los sistemas nervioso cerebroespinal y nervioso vegetativo. La piel participa en el intercambio de gases; es el órgano de excreción de sudor y grasa, y de productos inútiles de la actividad vital del organismo (fig. 4).

      En la piel está muy desarrollada la red vascular que en el estado de estasis de los vasos sanguíneos puede contener más de la tercera parte de la masa sanguínea del organismo. La piel contiene más de 2 millones de glándulas sudoríparas que eliminan de 600 a 800 e incluso 1.400 g de sudor al día. La superficie general sudorípara de la piel es de cerca de 5 m2. Para hacer una comparación, diremos que la superficie de secreción de los riñones es de 8 m2 y un hombre sano elimina al día 1,5 litros de orina. El sudor contiene un 98-99% de agua, urea, ácido úrico, sales de metales alcalinos, etc. El número de glándulas sebáceas es 250.000, de las que 225.000 están en los folículos pilosos y 25.000 segregan la grasa directamente sobre la epidermis. En un día, la piel de un hombre sano segrega unos 20 gr de grasa. Poseyendo asimismo, la propiedad de conducción eléctrica, la piel puede transmitir iones de diferentes sustancias.

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      Figura 4. Representación sistemática de la piel en una sección microscópica:

      I - Epidermis (la capa exterior): 1 - córnea: 2 - células jóvenes epiteliales; 3 - capa epidérmica de renovación.

      II - Dermis (la piel en sí): 4 - tejido fibroso conjuntivo; 5 - capa papilar; 6 - células de los músculos lisos; 7 - bulbos capilares; 8 - fibras de colágeno y elásticas.

      III - Hipodermis: 9 - raíces capilares; 10 - glándulas sudoríparas; 11 - glándulas sebáceas.

      Bajo la acción del masaje, desde la superficie de la piel se eliminan las células muertas de su capa exterior, que constituye la epidermis. Esto contribuye al perfeccionamiento de la respiración cutánea, el aumento de las funciones de excreción de las glándulas sudoríparas y sebáceas, que participan en la regulación de la pérdida de calor. La grasa secretada protege la epidermis de la pérdida excesiva de agua (tiene especial importancia para la gente cuyo trabajo está relacionado con las acciones del agua y los vapores); asimismo, hace que no se reseque demasiado (durante el trabajo en condiciones de viento o calor). El masaje aumenta la elasticidad y flexibilidad de la piel.

      Gracias al masaje los vasos de la piel se dilatan, mejorando su circulación sanguínea. El masaje aumenta también la velocidad de flujo linfático en los vasos cutáneos. La extracción durante el masaje de la linfa de los espacios de los tejidos conjuntivos y la sangre venosa de los capilares ayuda a vaciar no solamente los vasos sobre los cuales se aplica la acción directa durante el masaje, sino también los vasos situados por encima y por debajo de la parte masajeada. El vaciamiento de los vasos sanguíneos comporta el aumento general de la circulación de la sangre y linfa, gracias al cual, por una parte, se efectúa un transporte más activo de las sustancias alimenticias hacia los tejidos y órganos de la parte masajeada, y, por otra parte, se efectúa la eliminación de los productos de disociación. El aspecto de la piel casi siempre refleja el estado general del hombre. No sin razón los médicos dicen: “La piel es el espejo del organismo”. Junto con esto se aprecia la influencia inversa: las enfermedades de la piel influyen seriamente sobre las funciones de los órganos y sistemas internos, sobre el estado general del organismo. Todos conocen que con la edad la piel del hombre cambia, transformándose poco a poco de lisa y elástica en arrugada y