Psicología del lenguaje. Jaime Bermeosolo Bertrán. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Jaime Bermeosolo Bertrán
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9789561425187
Скачать книгу
lingüistas rusos y checos -grupo conocido como "funcionalista", aunque preocupado también de cuestiones estructurales-, proponía en sus tesis iniciales que cuando se analiza el lenguaje como expresión o como comunicación, la intención del sujeto hablante es la explicación que se presenta con mayor facilidad y naturalidad. Por esto mismo, en el análisis lingüístico, debe uno situarse en el punto de vista de la función.2

      La perspectiva funcionalista ha caracterizado también la labor de varios otros lingüistas y -por la naturaleza de su quehacer- en psicología del lenguaje y en psi-colingüística, los investigadores han privilegiado el análisis funcional por sobre el estructural. Skinner, influyente figura conductista, dentro de su enfoque ofrece un análisis funcional del comportamiento verbal, identificando, en un lenguaje "objetivo", las variables determinantes de dicho comportamiento y las formas de su interacción.3 Más adelante nos detendremos en el punto.

      En las orientaciones cognitivistas, como es de esperar, se asigna un papel decisivo al lenguaje verbal en el desarrollo de las funciones psicológicas superiores, aunque con posiciones encontradas entre algunos de sus exponentes (como Piaget y Vigotsky) en puntos cruciales relativos a las relaciones lenguaje-cognición. Gran parte de la psicología cognitiva cobra sentido a la luz de la acción del lenguaje al servicio de la categorización de la realidad y estructuración del conocimiento, pero también al servicio de la regulación de la acción y comunicación.

      Se presentan a continuación las funciones del lenguaje propuestas por tres estudiosos vastamente conocidos, tanto en lingüística como en psicología del lenguaje: Bühler, Jakobson y Halliday. Estos autores se refieren básicamente al lenguaje verbal, a la palabra, si bien hay varias funciones de las que mencionan que pueden hacerse extensivas asimismo a otras formas de lenguaje.

      Karl Ludwig Bühler4 pensaba que el lenguaje era una "disposición semántica" que estaba al servicio de la vida comunitaria, afirma Bonin (1991), con lo cual "logró una fundamentación semasiológica de la psicología" (la semasiología es la investigación filosófica y psicológica de los significados). Analizó el concepto de signo -análisis aplicable a todo lenguaje-, definiéndolo como "algo que está por otra cosa", de acuerdo a la tradición filosófica escolástica.

      El "estar por otra cosa" puede darse, sin embargo, de diferentes maneras. Es decir, hay diferentes modos de ser del signo (o... diferentes funciones que puede cumplir el lenguaje). Siguiendo a Platón, según el cual el lenguaje es un instrumento u órganon con el que uno comunica a otro algo-acerca-de-las-cosas, como se grafica en las figuras 3.1 y 3.2, adaptadas de Hörmann, quedan de manifiesto los tres modos de ser del signo:

      • Símbolo de las cosas y estados de cosas, es decir, de aquello de que se habla o asunto.

      • Síntoma del hablante o emisor, cuyo estado interior expresa.

      • Señal para el oyente o receptor, cuya conducta dirige.

       Figura 3.1

      Relaciones que establece el signo

      Bühler representa con un triángulo las tres caras del signo, figura muy conocida, ya que aparece en muchos tratados sobre el tema.5 De los tres modos de ser del signo: símbolo, síntoma y señal, se derivan las tres funciones del lenguaje (o funciones del signo): respectivamente, representación, expresión y apelación (o llamada).

      La fig. 3.3 presenta las 3 funciones, ubicadas en las posiciones que les corresponden, de acuerdo a las dos figuras anteriores. Un signo determinado, una expresión lingüística, es símbolo de las cosas que representa (ejemplo: zapato; esta mesa tiene tres patas, etc.); es síntoma, si expresa el estado interior del hablante (¡socorro!; ¡no puedo más!...); es señal, si apela o llama al receptor, regulando su comportamiento ( -entrégamelo; -¿podrías abrir la ventana?).

      Muchas veces, en las expresiones se hace presente más de una función, aunque primando una de ellas, según el contexto, o de acuerdo a lo que privilegia el oyente:

       Figura 3.2

      Las tres "caras" del signo

       Figura 3.3

      Las funciones del signo (y del lenguaje)

      -¡qué manera de llover! (representativa y expresiva); -¡Te pasaste! (ídem); -¡No te vayas, te lo suplico! (expresiva y apelativa); ¿Por qué no te callas! (ídem). En esencia, cada signo, cada mensaje lingüístico implica una triple relación, de acuerdo a los tres "modos de ser del signo", aunque no suelen darse simultáneamente las tres funciones con igual relevancia o fuerza.

      En la tríada anterior, ve Bühler aquella que, a su juicio, constituye la esencia de la psicología: la "expresión" se refiere a la experiencia; la "apelación", al comportamiento; y la "representación", al objeto, el producto mental y el cultural.

      El análisis de Bühler es más profundo y complejo de lo que se pudiera pensar a partir de lo expuesto, con agudas observaciones de naturaleza filosófica y semiológica. En pedagogía fue muy influyente su obra El desarrollo espiritual del niño (traducida al español), donde establece, entre otras cosas, que el juego es un elemento fundamental para el desarrollo intelectual y cognoscitivo del hombre. Entiende el juego como "placer funcional", independiente de la actividad llevada a cabo y de la finalidad que persiga. Diferentes autores, entre ellos Heinz Reimplein (1974) desarrollaron posteriormente esta noción. Remitimos al lector a la abundante bibliografía existente sobre estas materias.

      Roman Jakobson6 utiliza los elementos básicos del modelo de comunicación aportados por la teoría de la información, que llegó a ser muy influyente -en parte por mérito suyo- tanto en psicología como en lingüística. La teoría de la información, como ya se adelantó en el capítulo sobre los "enfoques en el estudio del lenguaje", es una extensión de la teoría matemática general de la probabilidad, y fue elaborada por Shannon y Weaver7 hacia fines de la década de 1940, a fin de manejar cuantitativamente la trasmisión de mensajes por "canales". Explica Neisser (1976):

      Un canal, como una línea telefónica, transmite información en la medida en que las elecciones hechas en uno de sus extremos, determinen aquellas realizadas en el otro. Las palabras del interlocutor se consideran como elecciones sucesivas entre todas las posibles palabras del español. Idealmente, el mensaje transmitido capacitará al escucha para que elija las mismas, esto es, para identificarlas una a una correctamente.

      Términos tales como emisor, receptor, canal, ruido, mensaje, etc., corresponden a los elementos del sistema, identificados por los ingenieros para describir y cuantificar la comunicación por aparatos, pasando posteriormente a formar parte del repertorio lingüístico que describe la comunicación humana. Nociones lingüísticas -como ocurre con el concepto de redundancia perteneciente a la retórica- han sido tomadas prestadas por la teoría de la comunicación (o de la información). El mismo Jakobson (1981) afirmaba:

      Realmente se producen unas coincidencias y unas convergencias sorprendentes entre las más recientes etapas de la metodología del análisis lingüístico y la forma en que se considera el lenguaje en la teoría matemática de la comunicación. Como ambas disciplinas se ocupan de una misma zona