Es indudable que el sistema de aseguramiento de la calidad, que data de 1998 y que fuera mejorada por la Ley 20.129 del año 2006, significó un real avance en esta materia. Sin embargo, el crecimiento y complejidad del sistema nos interpela a realizar cambios profundos. El ministerio ha anunciado que presentará un proyecto de ley en las próximas semanas, para corregir las actuales debilidades y actualizar el funcionamiento del sistema. Existen importantes aspectos que esta nueva ley debiera incluir.
La agencia, denominada así por su rol técnico, debe estar formada por un directorio elegido mediante Alta Dirección Pública, con dedicación completa y remuneración adecuada a sus funciones. La duración debiera ser al menos de 5 años, con una reelección y renovación parcial de sus miembros. El proceso debe ser transparente y obligatorio para todas las IES. Los años de acreditación deben ser por un período relacionado con la duración de los planes de estudio (sería adecuado un período de 6 años), con una aprobación condicional no menor a tres años para las instituciones que no cumplan con los estándares en el proceso inicial. Si al cabo de este plazo persisten las deficiencias, se debe negar la acreditación, con posibilidad de apelación al Consejo Nacional de Educación (CNEd).
La acreditación debe avanzar en medir resultados, y no solo procesos, por lo que las pruebas de egreso, la opinión de los empleadores y el seguimiento de sus egresados debiera ser una parte fundamental de su trabajo.
Es importante correlacionar la acreditación con el plan de desarrollo de la institución y realizar un seguimiento de este. También, debe haber una correlación entre la acreditación institucional y la de los programas y carreras. Debido al gran número de carreras de pregrado y programas de posgrado, lo lógico es realizar una muestra aleatoria de estos, lo que debe ser determinado por la agencia, dando un breve plazo a la institución para presentarse al proceso; de esta manera, todos los programas debieran estar preparados para someterse a la evaluación. En este sentido, debiera permitirse la labor de agencias privadas nacionales y extranjeras, certificadas por su calidad, con asignación de sus tareas determinada por la agencia, y no a solicitud de cada IES, como ocurre en la actualidad. Las acreditaciones de las carreras de medicina y pedagogía deben seguir siendo obligatorias aumentando sus exigencias de calidad.
La acreditación debe avanzar en medir resultados, y no solo procesos, por lo que las pruebas de egreso, la opinión de los empleadores y el seguimiento de sus egresados debiera ser una parte fundamental de su trabajo. Es necesario avanzar en la clasificación de las universidades y de los diferentes proyectos educativos, para medir la docencia, la innovación curricular, la creación e investigación y los vínculos y aportes a la sociedad. La nueva Agencia establecerá las relaciones institucionales con el CNEd, en relación con la creación de nuevos proyectos de IES, su licenciamiento, el seguimiento y el control de su crecimiento. Por otra parte, hay que normar el procedimiento de apelación respecto de las decisiones que emanen del nuevo organismo.
Todo este trabajo requiere instalar un adecuado sistema de fiscalización a través de la creación y puesta en marcha de la Superintendencia de Educación Superior, proyecto que se encuentra hace más de un año en el Parlamento. Por último, es fundamental velar por que la información a las familias y postulantes sea veraz, disponible y oportuna, de modo que las decisiones sean libres. Debemos transformar esta crisis de institucionalidad de la acreditación de IES en una oportunidad para su renovación bajo los actuales estándares, que hoy representan el mínimo que requiere el sistema. Un gran esfuerzo en mejorar la calidad y equidad en la educación superior es lo que la sociedad demanda.
Publicado en el diario El Mercurio el 23 de diciembre de 2012.
Pruebas de egreso universitario
En los últimos meses ha habido polémica generada por la medición de las pruebas de egreso en las áreas de Medicina y Pedagogía. En el caso del examen de Medicina (Eunacom), la filtración de preguntas empañó la calidad de una prueba que por 10 años ha permitido evaluar el conocimiento teórico de nuestros egresados y colaborar en la certificación de médicos formados en el extranjero. La prueba de egreso de Pedagogía (Inicia) ha sido criticada por ser voluntaria, por tener contenidos solo teóricos y considerar a un bajo número de egresados. El cuidado de la salud y la formación de los niños y jóvenes son prioritarios. Por esto, es necesario perfeccionar la calidad de estas mediciones.
Es importante distinguir entre los procesos de acreditación de la calidad, que evalúa los procesos y resultados de las instituciones, y el de certificación de los egresados, que evalúa el conocimiento de cada profesional. Esto es relevante en nuestro país, en el que el grado académico y el título profesional lo entregan las universidades, realidad diferente a la de países extranjeros, donde hay agencias de certificación de la actividad profesional.
El valor del instrumento de medición es de la mayor importancia. La calidad de sus preguntas debe ser acorde a estándares internacionales con contenidos alineados con los contenidos curriculares de nuestro país. Además, es prioritario considerar aspectos prácticos, debido a que la relación personal con el paciente y su familia, y en Pedagogía, con el alumno y su familia, es de gran importancia en el desarrollo e impacto de la labor profesional.
Es importante distinguir entre los procesos de acreditación de la calidad, que evalúa los procesos y resultados de las instituciones, y el de certificación de los egresados, que evalúa el conocimiento de cada profesional.
En las actuales pruebas de egreso, son varios los aspectos que se deben perfeccionar. Es necesario crear una institucionalidad independiente que administre y desarrolle estas mediciones, con altos estándares en la variedad y calidad de las preguntas, que incluya aspectos teóricos y evaluación obligatoria de competencias prácticas. Los resultados deben ser considerados una información vital para perfeccionar la enseñanza en las respectivas universidades. Estas pruebas no están construidas para realizar rankings o publicidad de las instituciones de educación superior. Es importante que la información sea pública y accesible a la sociedad, lo que no significa que se constituyan en elementos publicitarios para promover la admisión y prestigio de las universidades.
Es posible avanzar en pruebas de egreso en otras profesiones. El trabajo pionero de Medicina y que ha sido seguido por Pedagogía abre un camino para otras pruebas de egreso. La autocrítica y evaluación de los errores cometidos en la implementación y desarrollo de estos exámenes de egreso son importantes para su perfeccionamiento futuro y deben ser considerados en la eventual incorporación de otras profesiones.
El desarrollo integral y equitativo del país está muy relacionado con la educación de sus profesionales. Las áreas de la salud y pedagogías están en el centro de la labor y aporte de las universidades al servicio del país. Asegurar la calidad de la formación de sus egresados es labor de las instituciones de educación superior. Demostrar sus conocimientos, competencias y habilidades debe ser un requisito para poder desempeñarse con exigentes estándares de calidad en nuestro país.
Publicado en el diario La Tercera el 28 de octubre de 2013.
No nos perdamos, la calidad es la prioridad
En estos días se conocerán las nuevas autoridades del Ministerio de Educación, las que tendrán grandes desafíos, planteados en el programa del próximo gobierno. La educación es un derecho, un proceso de transformación personal en que el estudiante desarrolla sus talentos en un entorno favorable a su crecimiento. De esta manera, el objetivo de la Educación Superior es la formación de personas integrales, solidarias y con vocación de servicio. En los últimos años, hemos dado pasos significativos en acceso, equidad y financiamiento del sistema. La necesidad de mejorar la calidad de las universidades es lo prioritario.
Es importante avanzar a una nueva etapa que distinga e identifique la calidad de las instituciones según su misión y complejidad, reconociendo su diversidad.