Phowa. Óscar Mateo Quintana. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Óscar Mateo Quintana
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Сделай Сам
Год издания: 0
isbn: 9788416994144
Скачать книгу
que debía tratarse de un fallo del sistema porque a ellos les figuraba como «operador desconocido». No indagué más; tampoco necesitaba darle más vueltas al asunto. Había ocurrido lo que había ocurrido y punto.

      A partir de ahí, compartí lo sucedido con mis hermanos y sus respectivas familias. La reacción fue parecida a la que se había dado en mi propio hogar. Los más naturales y espontáneos fueron los nietos, a quienes aquello les pareció algo estupendo y que debía ser celebrado; hasta les parecía lógico, resultado de las prácticas del tío «raro» que hacía esas cosas de la meditación, el yoga y otras parecidas.

      Así se zanjó el asunto en el núcleo familiar. Sencillamente nos dimos un trago de imposibilidad sin más.

      Y es que ante lo extraordinario, ante los desgarros que ocasionan estos sucesos en lo que consideramos «realidad», tendemos a aplicar la «navaja de Ockham» de un modo muy extraño. Empleamos el canto romo de la hoja en vez del filo; o, aún mejor, cogemos la navaja por el filo para cortar con el mango.

      En fin, empezamos a especular sobre cosas verdaderamente absurdas para encontrar una explicación que se acomode a lo que consideramos que es una realidad aceptable. Hacemos que el hecho se adapte a nuestra estrecha concepción de la realidad antes que consentir en ampliar nuestra perspectiva.

      Pasado el tiempo, indagué un poco más en la experiencia. Busqué información e incluso tuve el valor de compartir lo sucedido con algunas otras personas de mi confianza. Y me sorprendí al comprobar que no era yo el único «bicho raro» que había tenido alguna forma de contacto o manifestación desde el más allá de algún familiar ya fallecido.

      Ahora bien, aquí hay dos precisiones esenciales que hacer para no malinterpretar el suceso que he narrado:

      La primera es diferenciar claramente el propósito que se persigue practicando phowa de realizar la práctica como vía para la búsqueda de experiencias, llamémoslas, de «contacto». Porque si lo practicas con esa finalidad, entonces no estás haciendo phowa, sino otra cosa: pedir señales, invocar a alguien, etc. No, eso no es phowa, ni tiene que ver con su práctica y el fin para el que nos fue dado.

      No perviertas esta técnica. Si quieres encontrarte con lo imposible, búscalo, pero en otro lugar y de otro modo, porque este no es el camino. Y considero oportuno añadir una advertencia: cuidado con lo que buscas, no sea que lo encuentres. Podría sucederte que eso que encuentres no sea lo que tú esperabas o buscabas.

      Para mí está muy claro el propósito del phowa, y aquí surge la segunda precisión:

      Estoy absolutamente convencido de que si no hubiera practicado con pureza, completamente enfocado en el limpio propósito del phowa tal cual es, nunca me hubiera sucedido lo que me sucedió. Al estar completamente enfocado en proyectar toda esa buena intención, despreocupado de todo lo demás, gracias a ello, se dio esa respuesta o señal.

      El phowa no es algo que se practique a condición de o para obtener algo a cambio. Es un último acto de amor desinteresado e incondicional para alguien que fue importante para ti en esta existencia.

      Además, no me cabe duda de que de no ser por aquella excepcional experiencia, ahora no estaría escribiendo sobre phowa. Hoy día, desde la distancia, creo que aquella llamada fue precisamente eso, una llamada, un toque de atención con un sencillo pero contundente mensaje: «Recibido. Gracias. No te lo guardes solo para ti; tienes la obligación de compartirlo».

      Desde entonces hasta ahora, a todo el que me lo ha pedido le he enseñado la práctica del phowa y todas las personas que lo han realizado han recibido su particular recompensa y satisfacción. Es hora de compartirlo de una forma más amplia y esta es la tarea en la que nos encontramos.

      11 Idea a partir de la cual se construye la expresión «la navaja de Ockham», para hacer referencia a que se debe buscar siempre como explicación de un suceso aquella que resulte la más sencilla, evitando así explicaciones o hipótesis innecesariamente enrevesadas. Se trata de un principio de simplicidad pero que en absoluto debe ser tomado como un axioma científico.

      12 Místico hindú del siglo VIII d.C. a quien se le atribuye la llegada del budismo al Tíbet y supuesto autor del Bardo Thodol y, por tanto, una de las primeras fuentes de la técnica phowa.

      La verdadera via de acceso a la trascendencia

      «He aquí mi secreto –dijo el zorro–,

      es muy simple: no se ve bien sino con el corazón.

      Lo esencial es invisible a los ojos».

      Antoine de Saint-Exupéry

      Desde el año 1993, en el que comencé a practicar la meditación y posteriormente fui ampliando mis habilidades y conocimientos en estas técnicas, he tenido la certeza de que el enemigo es lo que vulgarmente llamamos «mente». Maticemos, no se trata de la mente sino del contenido que consentimos que se deposite en ella. Porque una cosa es la mente, lo que yo definiría como el órgano de lo sutil, y otra bien distinta el pensamiento. Es fundamentalmente en el pensamiento donde radica el problema.

      Pocas cosas son tan maravillosas como la experiencia de permanecer en un estado de vacío sereno, des-identificado de todo, siendo pura existencia.

      En ese estado la mente permanece aquietada, serena. Está presente y completamente alerta, pero vacía de contenido. Creatividad e intuición encuentran ahí su espacio. Además, es entonces cuando se puede mirar más adentro porque la mente transparente permite ver que hay mucho más detrás del ruidoso velo del pensamiento.

      Lamentablemente, la mayoría de la población desconoce esos estados en sí mismos, porque aunque ocasionalmente se producen de manera espontánea, la costumbre del ruido mental está tan arraigada que es incapaz de percibir esa quietud, reconocerla y recogerse en ella. En sus mentes se han formado verdaderos surcos ocasionados por pensamientos que se repiten día tras día, configurando creencias nunca cuestionadas y dando por buenos todos los contenidos, solo por el hecho de que se encuentran ahí, en sus propias mentes. Suena absurdo ¿no? Sin embargo es así. Por el hecho de que se encuentra en mi mente, ya es válido y es mío; incluso eso que pienso, creo que soy yo mismo.

      Nada más lejos de la realidad. Ni los pensamientos son el yo, ni todo cuanto piensas es creación original tuya, sino que la mayoría de las veces son creencias culturales o de tu grupo de referencia (político, religioso, familiar, etc.) Y, aún peor, lo que hay en la mente rara vez se ha sometido a prueba para verificar su coherencia, la supuesta lógica sobre la que se sustenta. Tampoco nos paramos a pensar hacia dónde nos llevan las ideas que damos por buenas, ni muchos otros aspectos que serían dignos de una seria reflexión.

      Bien, pues de aquí se deriva una sencilla