Biblioteca Studio Ghibli: La princesa Mononoke. Laura Montero Plata. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Laura Montero Plata
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9788417649524
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dar este tono más lúgubre a La princesa Mononoke para abordar aquellos aspectos de la realidad de la humanidad que había dejado de lado en Susurros del corazón (Miyazaki, 2014a: 54). Con todo, la película también se puede analizar como una continuación de Nausicaä del Valle del Viento pero, mientras ésta se planteaba desde el optimismo y la súplica por lograr un mundo mejor, La princesa Mononoke se anclaba en la representación de un contexto histórico-fantástico lleno de contradicciones y ambigüedades como la vida misma. El objetivo final se establecía pues más allá del de crear un película de puro entretenimiento. Este cambio de rumbo en su narrativa no implicaba que su nuevo proyecto fuera a estar carente de esperanza. Como bien anunciaba el eslogan del póster japonés 生きろ [¡Vive!], el mundo es el que es y nosotros debemos habitar en él como mejor sepamos o podamos; simplemente se trata de ser conscientes de que tendremos que afrontar las consecuencias de nuestros actos.

      Asimismo, durante la producción de La princesa Mononoke, la vida cotidiana de Miyazaki se vio afectada por una serie de eventos que bien pudieron haber marcado esta decisión de mostrar una realidad más dura de la que se suele representar en películas para un público infantil. En 1995 Japón se vio sacudido por dos acontecimientos de proporciones catastróficas. Por un lado, el 17 de enero de 1995 se produjo el gran terremoto de Kobe –en el que perdieron la vida casi 6500 personas–, y, por otro, con tan solo dos meses de diferencia, se produjo el ataque con gas sarín en el metro de Tokio, el 20 de marzo, a manos del grupo Aum Shinrikyo, con un resultado de trece muertos y más de 6000 personas afectadas. A la convulsión provocada por ambos eventos, Miyazaki sumó a la lista de efemérides durante la producción del film la muerte de su amigo el novelista e intelectual Ryōtarō Shiba, el 12 de febrero de 1996.

      En un panorama especialmente aciago, el director y fundador de Studio Ghibli decidió enfocar su nueva producción desde un punto de vista didáctico, intentando mostrar a los niños cómo sobreponerse al odio, al miedo, a la violencia; intentando hacerles ver que tanto la bondad como la maldad forman parte del ser humano. La princesa Mononoke se convirtió en un vehículo para mostrarles cómo se sentían los adultos con respecto a muchos de los dilemas que presenta la sociedad, como por ejemplo la relación del hombre y la Naturaleza. No importaba que no entendieran el filme en su totalidad, al igual que hay muchas cosas de nuestra realidad que no comprendemos, el animador solo quería que lo vieran (Miyazaki, 2014a: 29). Por ejemplo, en una entrevista con Helen McCarthy, la experta inglesa en anime, el cineasta relacionó la marca de Ashitaka con el sida, como una forma de hacer del joven un personaje contemporáneo (McCarthy, 1999: 192). Así, la mayoría de los actos de Ashitaka están orientados a controlar el odio que está apoderándose poco a poco de su interior. Miyazaki vio que este odio también está presente en los niños, quienes se sienten contrariados al no saber cómo lidiar con esos sentimientos: cómo afrontar la impaciencia que perciben en torno a ellos, con el odio que experimentan hacia otros, con el hecho de no ser capaces de hacer amigos. Por lo tanto, uno de los motivos que llevó al cineasta a incluir la violencia gráfica en su película fue interrogarse sobre si es posible deshacerse del odio que albergamos en nuestro interior, ya que aquellos que no lo controlan están destinados a la tragedia (Miyazaki, 2014a: 89-90).

       DESTRUIR LA IMAGEN DE STUDIO GHIBLI

      Con la trama de Mononoke hime completamente reescrita, el nuevo largometraje de la compañía se propuso aglutinar una serie de temas necesarios para hacer frente al mundo a las puertas del siglo XXI. En el extensísimo documental sobre el making of de la película, ‘Mononoke hime’ ha kōshite umareta [Así nació ‘La princesa Mononoke’], el narrador navega por los cincos grandes temas que el cineasta japonés pretendía abordar en la película. El primero se centra en el vacío que los niños y los jóvenes sienten en su interior. Sus corazones se sienten atormentados sin razón aparente, por lo que no saben cómo confrontar con esperanza el presente y el futuro. La segunda cuestión que trata es el inevitable problema de las enfermedades y de la discriminación social debido a éstas, a la raza, al género, etc. En tercer término se centra en la relación del hombre con la Naturaleza: cómo debe la Humanidad vivir sin destruir el medio ambiente. El hombre debe recordar que es la Naturaleza la que nos permite sobrevivir. El cuarto gira en torno a los instintos negativos del ser humano, el karma, que aparecen con mucha facilidad. Sentimientos como el odio o la ira están dentro de nosotros. Lo bueno y lo malo conviven en nuestro interior. Y en última instancia, Miyazaki quería tratar el asunto de cómo se debe afrontar el miedo al ser conscientes de la lucha interior entre nuestros sentimientos y nuestra razón. En muchas ocasiones nos sentimos abrumados cuando somos testigos de eventos sobrenaturales y aun así tendemos a racionalizarlo todo.

      La seriedad de estos temas alejaba a La princesa Mononoke de la filmografía anterior de Hayao Miyazaki. Aunque había abordado algunos de ellos en filmes como Nausicaä del Valle del Viento o Porco Rosso, el tono era definitivamente más lúgubre, al igual que lo era su propia actitud con respecto a la situación del momento. Este último punto pudo bien haber sido el motivo por el cual el cineasta decidió abandonar su tono narrativo precedente y romper con la imagen que había construido en torno a Ghibli. En varias declaraciones ha confesado que uno de los motivos que le decidió a emprender este giro radical fue escuchar que Studio Ghibli era adorable y que hacía películas amables sobre la Naturaleza. Con La princesa Mononoke sintió la necesidad de acabar con esta etiqueta, en una estrategia que iba en contra de las expectativas del público pero que también sirvió para sorprenderle y hacerle acudir a las salas de cine. El problema sobre el medio ambiente se volvía acuciante y ya no bastaba con transmitir un mensaje esperanzador sobre la necesidad de proteger la Naturaleza y de iniciar una nueva relación entre la sociedad contemporánea y ésta. El mundo tiene una complejidad que no había tratado hasta ese momento y el cineasta se propuso abordar este tema desde diferentes ángulos para demostrar que, aunque las soluciones no son simples porque todas las partes implicadas tienen motivos para actuar como actúan, es necesario reflexionar sobre la acción y las consecuencias que el hombre ejerce sobre su entorno y, sobre todo, sobre el medio que le permite seguir existiendo. Después de todo, como afirma el animador con rotundidad en el texto en el que desarrollaba las ideas básicas de La princesa Mononoke:

      No pretendo resolver todos los problemas del mundo. Nunca podrá haber un final feliz en la batalla entre la Humanidad y los feroces dioses. Incluso así, en medio del odio y la carnicería, la vida sigue mereciendo ser vivida. Es posible que encuentros maravillosos y cosas bellas existan.

      Representaré animosidad pero solo para mostrar que, de hecho, hay cosas más importantes. Representaré la esclavitud de una maldición solo para mostrar el júbilo de la liberación. Lo que quiero mostrar es al chico llegando a un entendimiento con la chica, y el proceso en el que la chica le abre su corazón al chico. Al final, la chica puede que le diga al chico: «Te quiero, Ashitaka, pero no puedo perdonar a los humanos». El muchacho le sonreirá y dirá «No pasa nada. Por favor, vive conmigo».

      Esta es la clase de película que quiero hacer (Miyazaki, 2014a: 16-17).