El Alfabeto del Silencio. R. M. Carús. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: R. M. Carús
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Философия
Год издания: 0
isbn: 9789874935298
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      —Sí, puedo despertar —contesté, tras una pausa aliviada.

      Entonces desperté.

      Huir o acercarse

      Cuando alguien se mueve de A a B, solo puede hacerlo por tres motivos: porque quiera alejarse de A, porque quiera acercarse a B, o por una combinación de ambos. En los tres casos el desplazamiento visto desde fuera es el mismo, pero desde dentro se vive de manera totalmente diferente. El movimiento de huida es arduo, improductivo y fatigoso, mientras que el de acercamiento es fácil, fructífero y placentero.

      La gestión correcta del pensamiento se basa en esta segunda fuerza. Acallar el pensamiento incesante no significa huir, ni dejar de pensar para evitar responsabilidades, ni vendarse los ojos para no ver. Muy al contrario, consiste en retomar las riendas de uno mismo, acercarse a su substancia real, recuperar la Paz. Esa es tu principal responsabilidad. También es tu fundamental deseo, aunque quizá lo hayas relegado tanto que ya no lo sientas. Una vez el objetivo de volver a lo esencial es sólidamente establecido, el acercamiento se produce por sí solo, sin esfuerzo. B empieza a experimentarse y asoman sus efectos.

      El primer despertar

      Tal vez recuerdes haber tenido alguna vez un sueño lúcido. La diferencia entre un sueño convencional y uno lúcido consiste en que en el primer caso quien sueña desconoce estar soñando, mientras que en el segundo es plenamente consciente de ello.

      Durante un sueño convencional no se tiene duda sobre la realidad de las situaciones, los lugares ni los personajes que aparecen en él. Por el contrario, el soñador lúcido no da credibilidad a nada surgido en el sueño. Esto hace que la vivencia en ambos casos sea radicalmente distinta. El sueño convencional tiene total poder sobre quien sueña: lo envuelve, lo engulle y lo transporta. El soñador cree ser parte del sueño, no duda estar afectado por él, e ignora ser su artífice. Opuestamente, el sueño lúcido no domina a quien lo produce. Cuando surge un peligro, el durmiente permanece seguro; cuando se cierne una amenaza, se mantiene tranquilo; cuando aparece un monstruo, no se atemoriza. Es más, el soñador consciente puede transformar cualquier elemento onírico, hacerlo desvanecer o permitir que siga apareciendo. El hecho de que se reconozca como el artífice de su propio sueño hace que pueda transformarlo a voluntad.

      El proceso del despertar atiende a dos fases. La primera es progresiva y oscilante y pasa por estadios particulares en el camino de cada soñador. La segunda es definitiva e irreversible. Llegar a ella excede el propósito de este libro cuya humilde intención es sugerir un camino hacia el primer despertar, abrir un pasadizo de entrada al venturoso sueño consciente.

      La primera fase del despertar es estrictamente análoga a la transición entre ambos tipos de sueño —el convencional y el consciente— y se produce con el final de la identificación con el pensamiento compulsivo que produce el trance en vigilia. En ella se opera un enorme cambio, porque el torrente de ideas deja de tener poder sobre quien las alumbra. Es el preámbulo al despertar definitivo. En la clarividencia del primer despertar, lo acontecido en la vida cotidiana, en la familia, en el trabajo, en las relaciones, cobra un sentido completamente diferente. El cavilar sin fin sigue produciendo artificios, las ideas circulares siguen urdiendo enredos, ofensas, dificultades, tramas, inventando héroes y villanos, pero ahora quien divaga es capaz de disociarse de todo ello otorgándole el mismo crédito que a un sueño.

      En el sueño consciente se produce un alejamiento del mundo —el conjunto de errores perceptivos producidos por la oclusión mental— mientras se sigue viviendo en él. Paradójicamente, esa distancia permite ser mucho más efectivo sobre el sueño, porque desde la perspectiva del sueño consciente es posible cambiar su curso, facilitar que figuras y personajes adquieran lucidez, varíen su intención, su rol o incluso su forma. A esta capacidad se la ha denominado milagro7.

      Desde un sueño lúcido

      Recuerda un sueño consciente. Vuelve al estado disociado en que se produjo, es decir, a observar y escuchar la trama aparentemente verosímil de ese sueño mientras sabes que es una figuración, como quien ve una película en una pantalla.

      Recuerda cómo era saber que lo sucedido en ese artificio era producido por ti. Recuerda cómo, por tanto, no te afectaba. Quizás era un miedo escenificado, la representación onírica de un deseo, un divertimento interesante o una trama sin sentido. Advierte cómo podías dirigir desde fuera lo que pasaba dentro sin verte afectado por ello y cómo podías amoldarlo a tu voluntad.

      …

      Ahora deshaz ese recuerdo extendiendo una sábana blanca sobre él.

      A continuación, piensa en una situación torcida, una dificultad laboral, un desencuentro sentimental o cualquier otra circunstancia que te esté perturbando actualmente.

      …

      Toma esta situación y atiéndela desde la perspectiva del sueño lúcido.

      …

      Contempla la posibilidad, al menos remota, de que la experiencia inofensiva del sueño consciente haya surgido de una mente clara, y que la experiencia atenazante de la situación problemática que has elegido esté siendo producto de una mente confusa.

      Encuentra qué cambia en tu percepción cuando recuperas la capacidad de crear un espacio entre tú y tu pensamiento al poder ver en perspectiva.

      Cuando algo te trastorne, pregúntate qué te está afectando más, si las supuestas circunstancias o tus pensamientos sobre ellas.

      Mira qué ideas sobre ese conflicto se detienen, cuáles pierden sentido, cuáles se relativizan, cuáles afloran y cuáles se revelan productivas. Cuáles carecen de importancia, cuáles crecen, cuáles se tornan evidentes.

      Observa también si tus emociones varían, si se desvanecen o si cambian de dirección. Finalmente, advierte si los enjuiciamientos y las acusaciones sobre otros o sobre ti se transforman, desaparecen o pierden sentido. Nota si al haber modificado tu posición frente a la dificultad, ha variado tu capacidad de actuación sobre ella.

      Por favor, no fuerces una respuesta, encuéntrala.

      Nota tu reposo. Esta es la clave: accede a la seguridad que hay en la Paz acostada tras el pensar exagerado y encuentra qué hay en ella. Para ello solamente es necesario observar desde la consciencia que demostraste durante el sueño fértil.

      Advierte el enorme dominio del divagar. Fíjate: cuando los pensamientos corren desenfrenados ejercen un inmenso poder sobre nosotros. Un pensamiento así es capaz de tumbarte en tierra o de hacerte volar antes de que te des cuenta.

      Un soñador solo se da cuenta de estar soñando cuando es capaz de mirar serenamente su propio sueño.

      …

      Si durante el día te surge algún otro miedo, míralo así, con la mente segura en vez de con el pensamiento agitado conducido por su propia inercia.

      No intentes cambiar nada y nota qué sucede.

      …

      Wimbo wa ukweli 8

      Cuando nací compusieron mi canción. En mi país, en el momento en que se tiene noticia de una nueva aparición en el mundo, los familiares de la madre localizan a uno de esos músicos cuya vida transcurre a la espera de algún alumbramiento.

      En mi caso fue preciso aguardar porque nací antes de la fecha prevista y mi supervivencia fue incierta durante unos días. Cuando pareció confirmarse mi continuidad en la tierra, se formó a la puerta de casa un corro de hombres cargados con tambores, koras, mbelas y kalimbas. Entonces el compositor partero se colocó en el centro y comenzó a entonar una melodía a la que se fueron añadiendo los instrumentos. Era un aire suave con algo de nana y algo de himno en un ritmo creciente. Las mujeres comenzaron a bailar mansamente arrastradas por