El Alfabeto del Silencio. R. M. Carús. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: R. M. Carús
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Философия
Год издания: 0
isbn: 9789874935298
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una película haciéndonos ver con terminante apariencia de realidad aquello prefigurado interiormente. Es la película de las ideas que nos colman. Creemos ver lo que pensamos plasmado frente a nosotros sin reconocer su origen como propio, sin reparar en que ha sido generado por nosotros en primera instancia. Al operar, ese proyector produce el ruido mental que a menudo nos aturde.

      Tal fenómeno sucede porque el rumiar sin freno se obstina en confirmar su producto como cierto, encontrando, fabricando, modificando o añadiendo elementos que lo ratifiquen. Cuando se independiza por haberse suspendido toda atención sobre él, es fácil dar por válida cualquier abstracción, aceptar todo razonamiento y creer todo lo que se piensa. Así, se pierde la facultad de evaluar las ideas propias dándolas por válidas sistemáticamente. Como consecuencia, se produce una superioridad de lo que parece ser sobre lo que Es.

      Como decíamos al principio, de todo lo que sucede hacemos una interpretación. Una vez construida, dejamos de actuar sobre lo sucedido y comenzamos a hacerlo sobre nuestra interpretación de lo sucedido. Cómo construyas dicha interpretación es crucial, pues determina tanto tu experiencia como tu comportamiento.

      Cuando creemos actuar sobre lo que sucede en realidad estamos actuando sobre nuestra idea de lo que sucede. A veces producimos lo que vemos, pero siempre definimos cómo lo vemos. A través del cómo creamos percepciones tan sólidas que acaban constituyendo lo que creemos es el mundo, el conjunto de nuestras ideas.

      Este proceso perceptivo sucede en décimas de segundo y se prolonga mecánicamente cuando miramos a través del filtro del pensamiento automatizado. Se trata de una supremacía callada, porque este proceso transcurre de forma inconsciente. Al no darnos cuenta de él, muchas veces no entendemos por qué sucede lo que parece suceder en lo percibido como exterior. También por eso a menudo ignoramos por qué nos sentimos de determinada manera, o por qué hacemos determinadas cosas. Cuando nos sumimos en la compulsividad del lucubrar, nuestras ideas toman posesión sobre nosotros sigilosamente y su curso nos lleva demasiadas veces, como la corriente de un gran río, a lugares a donde no queremos ir.

      Un salto sin distancia

      Cuando Álex se baje del autobús, sienta frente a ti tu enfermedad, tu situación de desempleo, tu relación difícil, tu pérdida, tu esperanza, la causa de tu dicha o tu posible futuro.

      Mira... ¿qué ves?

      …

      El entorno que cada uno ve es la suma de sus propias ideas. Por eso, ante una misma circunstancia dos personas ven realidades diferentes; por eso, ante un mismo hecho, hay personas que reaccionan de manera distinta; por eso, cada uno de nosotros vive una realidad propia y dispar. Por eso también, ante situaciones como la pobreza, el dolor físico o la dificultad hay quien se desespera, mientras que hay quien es capaz de transformarlas en trabajo, salud o afecto. Por eso hay seres que, compartiendo el mismo entorno, viven unos en la oscuridad y otros en la luz.

      Qué es el sueño

      A la continua corriente de pensamientos le llamamos realidad. Mientras dormimos nuestra mente comienza a funcionar de una manera. Cuando durante la vigilia el pensamiento se separa de la voluntad y entra en proceso automático, opera de idéntico modo. El resultado es de la misma naturaleza que un sueño.

      En el letargo nocturno cada situación, cada personaje y cada objeto parecen reales. Surgen ante nosotros figuras, personajes, situaciones. Si alguien nos dijese que lo sucedido es ilusorio le tomaríamos por loco, mas solo cuando despertamos nos damos cuenta de que lo creado por la mente dormida no existía.

      De igual manera, el cavilar suelto filtra la experiencia transformándola, ocultándola a nuestra consciencia tal y como es. En consecuencia, construye un mundo imaginado de apariencia puramente real. Más allá, cuando su producto se convierte en lo único que vemos, creemos todo lo que pensamos, creemos ser lo que pensamos y creemos ser nuestros pensamientos.

      El sueño consiste en la corriente desapercibida, continua, densa e hipnótica de ideas que surge cuando se desatiende el pensar, en el ruidoso tráfico producido por el uso descontrolado y abrumador de la mente.

      Descuidarlo es como llevar una navaja abierta en el bolsillo. En su correcta utilización constituye una herramienta tremendamente útil, mas cuando se abre sola se convierte en un artilugio agudo y ciego.

      Con todo, frente a la gran capacidad de confusión del pensar errático, tu potencial para disolverlo y ver a través de él es mayor.

      Descorrer los velos

      Al darse cuenta de cómo opera el velo del pensamiento, se queda en disposición de aflojar el de los sentidos. Sabiendo que lo esencial es invisible para ellos, y que la mente solo ve cuando trasciende el pensar, la atención del aparente exterior comienza a reenfocarse hacia la consciencia de lo interior. Entonces este otro filtro comienza a atenuarse.

      Dicha disolución se acentúa cuando tal práctica se convierte en la manera habitual de aproximarse al Mundo. Esto no significa que los sentidos no sigan haciendo su trabajo, sino que así es posible ir más allá de ellos. Entonces se atraviesa la apariencia y el entorno pasa de ser percibido como un lugar formado por objetos deslavazados, un terreno monótono, lánguido o amenazante, a vivirse en pura fascinación.

      Cruzar el espejo

      La próxima vez que te halles con un desconocido no le mires a él, sino a ti. Adéntrate en las imágenes surgidas en tu pantalla interior, escucha tu diálogo interno, traza el camino entre todo ello y las emociones subsecuentes. Toma consciencia del pesado tamiz.

      Investiga qué parte de lo que ves son tus prejuicios, tus miedos, tus deseos y tus ilusiones.

      Si no te gusta lo que tienes delante, no intentes cambiarlo. Dirígete a lo que surge en tu mente y obsérvalo. Cuestiona qué parte de esa experiencia está constituida por tu interpretación de ella. Sigue observando tu pensar. Advierte si se aligera el mosaico tendido en tu entendimiento. No hace falta nada más. Es posible que durante ese tiempo tus emociones se transformen. En ese caso, haz lo mismo, obsérvalas.

      Luego vuelve a mirar frente a ti y atisba qué cambia.

      ¿Por qué crees todo lo que ves? Porque crees todo lo que piensas.

      Este es el punto clave: obsérvate y deja lo artificial desgajarse como el hueso se separa del fruto. Mientras mantengas la atención sobre tu filtro podrás ver a través de él, tal es el poder de la luz de la consciencia. Esto sucederá por sí solo si tú lo permites. Deja clarear tu ojo interior. Valora si así se ha descorrido algo cada velo.

      …

      Indaga en si sucede lo mismo cuando te relacionas con cualquier conocido, un amigo, un colega del trabajo o un familiar. Deja que, contemplándolo, lo perteneciente a tus ideas, tus prejuicios, tus deseos y tus miedos se disuelva.

      Haz lo mismo al tropezarte con un suceso en la calle, en la familia, en la sociedad o cuando estés a solas.

      Sobre todo, vigila tu pensamiento cuanto te enfrentes a un obstáculo: un difícil convivir, una dificultad económica, mala salud, una sombra en el ánimo o cualquier otro.

      …

      El juicio humano mora en la superficie cambiante, en el ámbito de los efectos. El Ser, aquello que Es y que Somos, habita en la permanente profundidad; mas existe primariamente en la hondura de nosotros mismos. Perder ese contacto es extraviar el sentido propio y por tanto de lo circundante, caer en la apariencia. En la superficie —en las olas, en el cuerpo, en las ideas, en el llamado mundo— habita el aparente cambio; en el fondo mora lo permanente, lo inmutable e infinitamente generador capaz de devolver sentido a todo.

2

      «Es siempre lo falso lo que te hace sufrir, los falsos deseos y miedos, los falsos valores e ideas, las falsas relaciones entre la gente.

      Abandona lo