Preparen la tierra. Ps. Carla Vivanco. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Ps. Carla Vivanco
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9789564014234
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de distensión

      Son los momentos en que padres e hijos hacen juntos algo que los relaja, los distrae y entretiene; por ejemplo, ver una película, participar de un juego familiar, ver videos chistosos en internet, jugar a la pelota, etc. Estas instancias generan de manera espontánea sentimientos de cercanía y agrado, aumentan las ganas de estar juntos y atenúan los conflictos o dificultades pendientes. Algunos padres fomentan poco estas valiosas oportunidades de cercanía o se excluyen de ellas. Sin embargo, son altamente favorables para la relación con los hijos, por lo que vale la pena vencer el desgano, la seriedad, el estar tan ocupados y el cansancio para generar, participar y disfrutar de estos espacios.

      Al hacer este ejercicio, observé que esta semana tuve con mi hijo menos momentos de diversión que lo habitual. Es frecuente que pasemos algún tiempo jugando a algún juego de mesa. Así que pienso que esta semana quedé al debe con diversión. Solamente vimos algunos videos divertidos de la hermana mayor, ya casada, que nos hicieron reír.

      Con mi hija, pasamos momentos divertidos observando, comentando y riéndonos de los jugueteos de su gatita. También salimos a comprar algo que necesitaba y vimos una película con el papá y su pololo.

      e) Interacciones de conversación

      Son los momentos en que padres e hijos hablan sobre algún tema, ya sea de índole general o personal, en relación con ellos o terceros. Por ejemplo, cuando los padres preguntan por el día, cuando conversan de la prima accidentada, sobre planificar unas vacaciones o asuntos domésticos. Permite conocer aspectos del otro y de acuerdo a su nivel de profundidad, conectar con sus pensamientos y sentimientos. Habitualmente los padres usan estos momentos para recopilar información y dar dirección a sus hijos, lo que pudiera causar en ellos una tendencia a poner barreras. Sin embargo, existen estrategias para favorecer estos espacios, preguntando de maneras adecuadas y expresando las ideas de un modo que no genere interferencia. Los padres pueden sacar más partido a estos momentos desarrollando sus propias habilidades comunicacionales y siendo más sutiles al tratar de saber más sobre los hijos o cuando quieren transmitir enseñanzas.

      Con mi hija mayor, tuvimos muchos momentos de conversación sobre la familia, su pasantía presente y la que sigue, su relación de pololeo, su gatita, la logística de la casa, los sermones de su iglesia y la mía y otras cosas varias. Con mi hijo conversamos cada día acerca de su jornada escolar y también acerca de sus actividades de interés, como su reunión de scout y el campamento que viene, me mostró sus nuevos trucos de magia y a veces me contó el secreto que escondían.

      f) Interacciones de intimidad

      Son los momentos en los que los padres e hijos se comunican íntimamente. Pueden comunicarse de manera hablada o simplemente estando juntos; pero implica necesariamente una conexión profunda que sólo se logra al compartir sentimientos muy íntimos. Por ejemplo, cuando hablan de sus temores, de sus inseguridades o conflictos más profundos, cuando expresan una honda necesidad o cuando se dan un abrazo genuino lleno de amor. Esta interacción requiere madurez emocional, entrega y varias habilidades interpersonales, que no siempre se han desarrollado adecuadamente. Este tipo de acontecimientos de tanto valor es menos frecuente y requiere de tiempo en los otros tipos de interacción para un avance en escala hasta niveles más profundos. Su presencia en la relación padre–hijo aporta el verdadero conocimiento del uno y del otro y permite experimentar un auténtico sentimiento de llenura y plenitud con otro ser humano. Los padres son los encargados y responsables de favorecer que este nivel se alcance, puesto que los hijos no han desarrollado aún todas sus habilidades interpersonales.

      Esta semana tuvimos bellos momentos de cercanía con mi hija. Hubo un par de veces en que me compartió algunos sentimientos personales, le di besitos de despedida algunos días y, en una ocasión especial, vencí mi cansancio para pasar a su pieza y conversamos largo rato sobre algunas decisiones familiares y algunos asuntos de ella. Así que, como es grande, la relación suele ser de mucho intercambio y ambas logramos expresarnos y conectarnos profundamente.

      Con mi hijo hay diarios abrazos y despedidas con besitos. Es una forma importante de conectarnos y expresarnos amor. También hablamos de cosas profundas en dos ocasiones, una cuando me expresó lo entusiasmado que estaba por su campamento que viene y me dejó saber algunas cosas que lo aburren o lo cansan. Se sintió libre para expresarme cuando no quería hacer algo o estaba desanimado.

      La descripción de estos tipos de interacción te puede ayudar a examinar el patrón actual de interacción con tus hijos. ¿Qué tipo de interacción con tus hijos está predominando? ¿Cuál está faltando o notas que se da con menor frecuencia?

      Aunque todos estos tipos suelen estar presentes, la personalidad especial de cada padre, favorecerá o dificultará algunas de las instancias descritas. En ocasiones, un padre o madre se “especializa” en un cierto tipo de interacción, lo que puede llevar a descuidar otros. De manera inadvertida, a veces la pareja parental se compensa, de modo que uno de los progenitores suple lo que al otro le falta. Sin embargo, puesto que cada padre aporta un aspecto relevante y la relación padre–hijo es personal, si un padre identifica ausencia de alguno de estos tipos, es beneficioso que haga un esfuerzo voluntario e intencionado para realizar un cambio en favor de la relación y un vínculo más cercano con sus hijos. Siempre es posible crecer y fortalecer el rol parental.

      Desde otra perspectiva, me hace sentido analizar los momentos con los hijos de acuerdo a su nivel de profundidad en la conexión emocional. Los niveles que se pueden alcanzar en la comunicación con los hijos son pensados especialmente en las interacciones de conversación y las de intimidad, por cuanto ellas son una vía potencial para llegar a niveles profundos que sean hondamente satisfactorios y constructores de cercanía afectiva con los hijos. Mantener la conexión con ellos, de corazón a corazón, se trata de saber llegar a comunicarse en niveles más profundos. Pero como los hijos se encuentran aún en proceso de desarrollo y formación, son los padres los encargados de encausar las interacciones hacia la intimidad afectiva. Esto puede ser difícil para algunos padres o en algunos periodos de la vida de los hijos, por ejemplo, en la adolescencia. Sin embargo, ésta es mi misión principal: animarte y desafiarte a que Dios te revele cosas nuevas y te lleve más alto y más lejos en tu vida de padre o madre.

      Describiré a continuación mis postulados sobre los niveles de comunicación con los hijos, partiendo desde los niveles menos profundos, aunque no menos importantes, porque —como señalé— aquí ya nos encontramos con interacciones de conversación e intimidad, por tanto hay al menos cierta cercanía afectiva.

      Quiero mencionar también que es difícil llegar directamente al nivel más profundo. Habitualmente es clave ir rondando los niveles más superficiales para generar confianza y un clima de interés que favorece y permite la apertura del corazón y el permiso a la vulnerabilidad. Siempre es difícil compartir los sentimientos más profundos y, por eso, es tan necesario un piso básico de confianza, receptividad y apertura. Es necesario saber que al otro le interesa escucharte, que le importa lo que digas y desea comprenderte.

      a) Nivel 5: “Lo que yo veo”

      Es el nivel más superficial. Se encuentra en las interacciones de conversación o en cualquier otra situación donde se pueda conversar. El tema es un hecho o circunstancia que se relata sobre otras personas o situaciones externas que se observan. Aportan un espacio para compartir las experiencias o acontecimientos que se observan del mundo o de los otros y son una prueba para llegar a niveles más profundos. Un padre astuto puede pesquisar datos desde sutiles evidencias. Por ejemplo, si un hijo dice “en la fiesta estaban todos fumando y nadie les decía nada”, quizá está buscando una oportunidad para investigar tu parecer acerca de ese comportamiento. Este nivel no es profundo porque no devela quién es el otro a simple vista y sólo permite hacerse hipótesis con poco sustento en evidencias y con un alto margen de error. Sin embargo, sin transitar por él, suele ser difícil llegar a los demás niveles. Un padre puede avanzar al nivel siguiente haciendo preguntas, cuando perciba que su hijo es receptivo y sea un buen momento para hacerlo.

      b) Nivel 4: “Lo que