Preparen la tierra. Ps. Carla Vivanco. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Ps. Carla Vivanco
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9789564014234
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hijos sentirse importantes a través de ser escuchados. Los padres pueden desaprovechar estos momentos cuando se muestran desatentos o distraídos o cuando interrumpen o aportan opiniones o sugerencias antes del tiempo suficiente para que el hijo se exprese. Algunos hijos suelen parecer estar muy bien entrenados para detectar el interés de los padres y se retraen si no tienen la seguridad de haber despertado interés. Otros parecen hablar y hablar a modo de desahogo, dando la impresión de que no les importara si se les escucha, como soltando palabras al viento. Los padres pueden llegar a creer que los hijos no están esperando tanta atención o que los temas no son relevantes. Sin embargo, he constatado que cuando no se ha construido bien la atención y el interés en este nivel de comunicación, posteriormente, cuando se llega a necesitar que el hijo cuente lo que está viviendo, es difícil lograrlo. Dicho de otra forma, se necesita una historia de experiencias previas en que el hijo sepa que su padre lo escuchaba, habiendo comprobado que sus asuntos son importantes, para que ese hijo comparta algo que realmente para su padre es importante saber.

      c) Nivel 3: “Lo que yo pienso”

      Es un nivel algo más profundo. Se encuentra en las interacciones de conversación o en situaciones donde se esté conversando. El tema es una idea u opinión del emisor sobre un acontecimiento del mundo, sobre otros o sobre sí mismos. Es más profundo, puesto que sí implica una revelación, pero sólo referente a pensamientos, sin “riesgo” de mostrar más allá. Es un gran momento para que los hijos se sepan escuchados, comprendidos, conocidos y respetados en sus opiniones o ideas sobre el mundo, los otros o sí mismos. Los padres sabios privilegian el escuchar las opiniones de sus hijos, antes que expresar las propias. Sin embargo, muchas veces, los padres tienden a dar sus puntos de vista más de lo que buscan escuchar los de sus hijos, de manera que éstos se aburren de atender a los padres y de sentirse no escuchados. Para que este nivel sea de mayor provecho, es conveniente que se dé espacio de expresión a ambos interlocutores y, especialmente, que los padres expresen interés por conocer las ideas de sus hijos y las respeten (aunque no opinen igual).

      d) Nivel 2: “Lo que yo siento”

      Involucra la expresión de sentimientos, por lo que se ha avanzado a la interacción de intimidad. Son los momentos en que los padres e hijos hablan de lo que sienten. Hay revelación y se sienten vulnerables, por lo que sólo se llega aquí cuando hay confianza y apertura. Puede llegar a expresarse temores, necesidades o conflictos profundos, que son de más difícil acceso, por lo que se requiere autoconocimiento y mucha reflexión. Estos espacios brindan la experiencia de una relación segura donde se puede mostrar vulnerabilidad y ser aceptado incondicionalmente. Los hijos se animan a expresar sentimientos cuando encuentran dicho espacio y los padres construyen los momentos propicios. Los padres facilitadores de este nivel suelen ser muy respetuosos de los sentimientos y ritmos de sus hijos y tienen la habilidad de plantear hechos combinados con hipótesis, de modo que el hijo pueda llegar a identificar los sentimientos que movilizan sus conductas. Por ejemplo, mostrándole su miedo de que los compañeros lo rechacen si opina algo diferente a ellos. Para ayudarlos a reflexionar o entenderse mejor, se puede cruzar el puente estratégicamente, haciendo preguntas directas después de haber construido un piso de acogida, por ejemplo: “Sé que has estado discutiendo con tu amiga, ¿cómo te sientes ahora?”. Los padres sabios se esfuerzan por no juzgar, criticar o promover la culpa, porque comprenden que los sentimientos surgen solos y que no se pueden cambiar a voluntad. Llegar a este nivel les brinda la oportunidad de enterarse de lo que sus hijos están sintiendo y de hacer algo por ellos cuando se requiera.

      e) NIVEL 1: “Lo que yo siento contigo”

      Se puede haber llegado al nivel profundo de expresión de sentimientos, pero éstos pueden estar aún referidos a lo que le pasa a uno frente a otros o frente a una circunstancia específica. Mas, cuando el tema es la misma relación y se expresa al otro lo que se siente —especialmente lo que se teme o necesita del otro—, se ha llegado a la máxima profundidad. Por ejemplo, se da cuando en un momento especial, de riqueza afectiva, un hijo consigue decir “has estado poco en casa este último mes, me he sentido solo y enojado” o “a veces no te busco porque temo que me rechaces”. Alcanzar este nivel no es fácil, porque requiere conocimiento de uno mismo, claridad y mucha valentía para expresarse. También depende mucho de las habilidades interpersonales con que se cuente, así como de la capacidad de autoanálisis. A los hijos les brinda una experiencia de crecimiento relacional, mayor confianza y seguridad sobre la expresión de emociones, lo que pueden extrapolar a otras relaciones. En el fondo, se modela una forma de relacionarse que es madura y saludable. Este nivel permite a los padres saber lo que sienten sus hijos en relación con ellos y es una poderosa oportunidad para ser conscientes de lo que va bien, así como de lo que pueden mejorar o fortalecer.

      Haciendo un análisis de estos niveles en la relación con mis hijos esta semana recién pasada, pude observar que hubo momentos bien variados. Transitamos por todos los niveles y con los dos, al menos esta semana, llegamos a niveles más profundos. Observé el nivel 2 cuando mi hija me contó que se sentía tranquila frente a la pasantía que viene, pero con sentimientos encontrados porque le demandará más tiempo fuera de casa. Por un lado, me expresó que le alegraba el hecho de que estaría más ocupada y saliendo más de casa; pero por otro lado, eso mismo la pone triste porque implica dejar más tiempo a su gatita sola. Llegamos al nivel 1 un día en que le recordé algo que tenía que hacer y ella me expresó firmemente que no le gustaba que le dijera cómo tenía que hacer las cosas. Esto es posible porque en nuestra relación hay confianza y ella sabe que me puede decir lo que piensa y siente sin que yo me “ofenda”, aunque de hecho, a veces me ofende realmente. Ella sabe que aunque algo me duela, no destruye nuestra relación ni me desmorona a mí.

      Con mi hijo, hubo momentos en que él me expresó, como niño simple y honesto que es, algunos de sus sentimientos respecto a las rutinas y responsabilidades. Y para mí el momento más profundo con él fue cuando me puse a su altura (él estando sentado), lo miré a los ojos y le expresé con lágrimas lo difícil que me estaba resultando supervisar todos los aspectos de su tratamiento alimentario y cuidados de su piel atópica. Le dije claramente que no quería ser el “carabinero” que lo supervisaba y que necesitaba sentirme sólo como la mami que lo amaba, junto con pedirle con toda firmeza que me ayude y se haga más cargo de su tratamiento.

      Como pueden observar, tanto padres como hijos pueden llegar a expresarse en este nivel acerca de la relación.

      Los niveles que planteo, forman un continuo en el que se transita de ida y vuelta. A veces, se avanza hasta el final, muchas veces se queda en el medio. Una buena comunicación no implica que el objetivo sea llegar siempre al nivel más profundo, ese es un momento reservado para las ocasiones especiales. Sin embargo, es relevante saber llegar, porque si nunca se logra hablar de la relación, no se dan claves al otro para dirigir las conductas y favorecer el vínculo.

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