Escribo estas líneas con la esperanza, todavía viva, pero empapada de impotencia, de ver una mano decidida y firme que decida poner fin a tanta injusticia y a tanto dolor. La única política hasta ahora realizada ha sido esperar con la paciencia burocrática del vuelva usted mañana que las madres envejezcan y mueran llevándose su dolor a la tumba, y que los niños robados, en su gran mayoría ignorantes de su situación, si llegaran a descubrirla se encontraran con un campo de obstáculos insalvables que les hiciera desistir de todo intento de recuperar la verdad. Son ya muchas las voces que claman en defensa de la dignidad de las víctimas —aunque quizá falta aún avanzar de la algarabía al armónico concierto—, en defensa de la historia colectiva de una España represaliada y maltratada, pero sobre todo con la voluntad de poner fin a la impunidad, de que florezca esa verdad más alta que la luna y se sepa de una vez por todas que no puede volver a ocurrir.
Dr. Santiago Castellà
Profesor Titular de Derecho Internacional Público y
Relaciones Internacionales en la Universitat Rovira i Virgili
Tarragona, verano de 2018
La misión de la doctora Neus Roig Pruñonosa
Conocí a la doctoranda Neus Roig Pruñonosa cuando una amiga común nos comunicó: «Acaban de decirme que soy una niña comprada, y quiero conocer mis orígenes». Nos impactó. El caso nos parecía tan increíble, pero a la vez tan tópico. Un sábado por la tarde nos reunimos en los locales de Ràdio 4 de RNE en Barcelona miembros de asociaciones, afectados, nuestra amiga, Neus como académica y yo como periodista, para ver qué podíamos hacer.
Unos meses después, tuvimos la oportunidad de viajar juntos por España para rodar un programa REPOR de RTVE con el título «Recuperar tu historia». Anteriormente, se habían emitido ya otros documentales o docudramas sobre niños/niñas robados/das en diversas cadenas estatales. Pero el acompañamiento de Neus Roig fue imprescindible para dar a la emisión de REPOR un tono humano y objetivo.
En la Universidad de Almería, Neus Roig nos presentó a los mentores de su tesis doctoral. Para empezar, nos recordaron el contexto histórico de la España de posguerra. Una sociedad sumida en la pobreza, dividida entre ganadores y perdedores; la condición marginal de las mujeres frente a una ideología dominante, la de la iglesia oficial dominante. Todo ello fue el caldo de cultivo para que se produjera el fenómeno del robo de niños, incluso pensando que hacía el bien.
En Madrid, tuvimos en nuestras manos las actas del quirófano de la Maternidad de O'Donnell. Era prácticamente imposible que respondieran a la realidad. Que tantos niños y niñas recién nacidos cada mes sufrieran contusiones craneoencefálicas y que ese número de accidentes no causara la alarma de los médicos o del director/gerente.
Después vivimos unas horas inolvidables y durísimas cuando acompañamos a algunas antiguas internas de la Maternidad de Peñagrande a visitar de nuevo el edificio. En la antigua iglesia nos explicaron que los domingos les hacían formar fila en el coro, por si había algún hombre que las pretendiera. Subimos por estrechos pasillos hasta llegar a la que había sido la sala de partos. Allí, alguna de nuestras amigas creía recordar la presencia de sor María en el día fatídico, en el que dieron por muerto a su hijo.
—¿Cuándo pasó el parto? —preguntó Neus.
—A principios de enero.
—Tu hijo pudo llegar a ser un regalo de Reyes.
Se nos heló la respiración.
En Barcelona, después de mucha insistencia, conseguimos que nos abriesen los archivos de la Maternitat, que había dependido de la Diputació. Neus, una vez más, estuvo allí para contextualizar y recordar que todo hijo tiene derecho a recuperar su expediente, sin análisis previos por parte de la institución.
En Reus, visitamos el cementerio, donde poco antes se había abierto la cajita de un recién nacido, tras la reclamación judicial de una madre. En el interior habían encontrado unas perlitas, cuando la madre dijo que a su hijo nunca se le adjuntó nada. Neus le estuvo dando la mano en todo momento.
La suma de muchos casos recopilados de toda la geografía, para llegar a las aulas de la Universidad de Tarragona desde donde Neus Roig y el profesor Santiago Castellà situaron la dimensión real del problema, encontraron un nombre para cada cosa. Las definiciones de Roig pasarían a ser de relevantes a imprescindibles, sobre todo para poder derivar en una práctica legal determinada.
Si como argumenta Neus Roig, y también el juez Baltasar Garzón, nos encontramos no en la suma de casos aislados, sino en un proceso de desapariciones sistemáticas, entonces el fenómeno debe ser tratado como un crimen de lesa humanidad y, por tanto, no prescribe.
La doctora Neus Roig nos ha enseñado también a compararlo internacionalmente. El robo de niños y niñas en España no debe alejarse tanto de lo sucedido en Irlanda o en las dictaduras latinoamericanas. Todo ello, nos insistía Neus mientras viajábamos en tren, nos debería llevar al convencimiento de que el gobierno ha de otorgar la consideración de víctimas a madres e hijos que se buscan. Y, por lo tanto, tienen derecho a una reparación y a justicia gratuita.
No me cabe ninguna duda. El destino había puesto a trabajar a Neus Roig. Una de las pocas personas capaces de reflexionar sobre los niños y niñas robados en España desde una perspectiva global, con cabeza, con inteligencia y con corazón. Neus ha tenido el suficiente tesón y espíritu científico para recopilar todos los casos en las diversas etapas históricas desde la Guerra Civil hasta hoy en una tesis única, excepcional.
Neus ha utilizado también el corazón. Nadie como ella habría podido entrevistar, aceptar y comprender a cada una de las madres, de los hijos, de los familiares de desaparecidos que aparecen en sus estudios de caso. Los ha tratado como si se tratara de ella misma.
Con la hoy doctora Roig, una mañana fuimos al registro del Ministerio de Justicia. Tanto los índices de denuncias, como los bancos de ADN son insuficientes y están dispersos. Desgraciadamente, el movimiento asociativo también está dividido. Los protagonismos no han beneficiado a la causa. Algún día, algunos medios de comunicación deberíamos hacer autocrítica al respecto, por haber primado el amarillismo por delante del rigor.
Frente a este panorama, antes de que desaparezca la generación que vivió el fenómeno en primera persona, está pendiente una investigación judicial local y, para ello, hace falta una decisión política ya. Es urgente.
Solo iniciativas como las de la doctora/activista/madre Roig pueden conseguir que el gobierno del Estado nombre a un Fiscal General Especial que recoja, sume y compare todos los casos posibles de niños y niñas robados en España. Hoy estamos frente a una oportunidad única.
Acabo enfatizando mi reconocimiento frente a la valentía de la doctora Roig. Es posible que lo que explica en su tesis y en este libro no sea nada cómodo para un colectivo de gente importante que permitió por acción u omisión que se cometiesen estas acciones delictivas. Neus Roig Pruñonosa siguió adelante con su misión, con su tesis, aun sabiendo que podía sufrir peligros y amenazas. Es una académica quizás incómoda, pero valiente. Ha hecho historia. La admiro. Muchas gracias, Neus.
Dr.