Los inicios de la automatización de bibliotecas en México. Juan Voutssás Márquez. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Juan Voutssás Márquez
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Социология
Год издания: 0
isbn: 9786073018326
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(Rees y Saracevic 1967, 2).

      No es el propósito de este texto hacer un análisis detallado de los términos, sus significados y sus comparaciones. El punto es simplemente señalar que entre las décadas de los cincuenta y los setenta, en la que se detonan los primeros usos de computadoras en las bibliotecas, hay una gran preocupación en estas organizaciones por cómo colectar, registrar y distribuir grandes cantidades de información de manera regular, organizada y masiva en apoyo al quehacer científico. Las grandes discusiones acerca de si eso debe llamarse documentación, Biblioteconomía, Bibliotecología, bibliografía especializada, Ciencia de la información, teoría de la información, Informática, etcétera, ocurrieron en esa época, durante la cual se crearon un sinnúmero de textos y definiciones al respecto. El capítulo de Vicentini ya mencionado incluye una vasta y completa bibliografía al respecto, además de la compilada por Rost (1963).

      En México, la preocupación y el desarrollo de entidades para el acopio y la distribución de grandes cantidades de información científica se remontan a 1950, cuando se creó en nuestro país el Centro de Documentación Científica y Técnica de México (CDCTM). En 1948, fue nombrado director de la UNESCO el escritor y poeta mexicano Jaime Torres Bodet, quien también fue Secretario de Educación con dos presidentes. Consciente de la problemática mundial en el aspecto de la recopilación y distribución de la cada vez mayor información científica así como de su importancia para el desarrollo, impulsó la iniciativa de crear centros de documentación en apoyo a la ciencia y la tecnología en países en desarrollo, y puso especial énfasis en América Latina, y obviamente en México. Poco después —en noviembre de 1950— y como resultado de esa iniciativa, se fundó en México ese centro de documentación, uno de los primeros en el subcontinente. Tenía su sede en una señorial casona en Enrico Martínez número 24 contigua a la Ciudadela, y después de un periodo inicial bajo un director de la UNESCO pasó poco después a la Secretaría de Educación Pública (SEP), donde se nombró como su director al doctor Armando Sandoval, quien ya se había destacado por su interés y habilidad en este tipo de información. A lo largo de once años, se consolidó como el principal centro de información y documentación como apoyo a la docencia, la investigación y la industria en México, y se convirtió en referente entre los centros de este tipo en Latinoamérica. El mismo doctor Sandoval hizo un recuento de su fundación y desarrollo en las primeras Jornadas de la AMBAC en 1956 y posteriormente en una remembranza en 2001 (Sandoval 1956, 163-169; Sandoval 2001, 3-5). El ingeniero Alfredo Buttenklepper también hizo una reseña detallada de los inicios de ese centro (Buttenklepper 1979,437). En 1961, el gobierno federal decidió integrar el centro y todos sus recursos al Departamento de Bibliotecas y Servicios Bibliográficos del recién creado Centro de Investigación y Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional, y trasladarlo a sus instalaciones. A partir de ese hecho,

      […] el hasta entonces director del centro dejó su puesto, se interrumpió la colección de revistas científicas de América Latina, cesaron los servicios al público, y con ello el centro desapareció de hecho […] Para toda la comunidad científica y tecnológica este fue un duro golpe. Los investigadores de la UNAM resultaron ser los más afectados pues representaban el 80% de los usuarios del centro (Pérez-Vitoria 1982, 196).

Imagen 73
Recuerdo y profesión de fe en la información científica, esta vista muestra un rincón del primer patio del Centro de Documentación Científica y Técnica de México. [ Foto: CICH-UNAM.] (Pérez-Vitoria, 1982)

      Notas

      14 El autor Lasso de la Vega cometió un error en su texto con la dimensión de los nanosegundos: no son millonésimas de segundo. En realidad, un nanosegundo es una mil millonésima de segundo, o 10** -9 segundos o 0.000000001 segundos[regresar]