A partir del segundo tercio del siglo XVI los beneficiados en las concesiones de explotación minera y las autoridades virreinales introdujeron en la Nueva España las técnicas y procedimientos conocidos hasta entonces en Europa. La minería ya era conocida por los indígenas, pues con métodos rudimentarios obtenían oro, plata, cobre, estaño, plomo y mercurio; con excepción del plomo y del mercurio, los metales se obtienen en estado nativo; el oro se recoge en pepitas de las arenas de ríos con alto contenido de plata y casi con completa ausencia de cobre; además hacían aleaciones como la tumbaga de oro y cobre, y la de cobre con plata y bronce con diferentes proporciones de cobre y estaño.28 Sin embargo, la difusión de las técnicas europeas se limita a las herramientas y máquinas sencillas, pues los complejos mecánicos no se adaptan al medio, o hacen faltan recursos técnicos o estudios para su adquisición e instalación.
La introducción de técnicas y las innovaciones realizadas durante el periodo colonial responde más a adecuaciones de las condiciones locales que a la búsqueda de procedimientos de mecanización para sustituir fuerza de trabajo. Así, por ejemplo, no se aplicaron las bombas para desaguar las instalaciones de transmisión remota por ejes; sin embargo sí se introducen y adaptan, a mediados de siglo, técnicas simple como el cabrestante de caballería o malacate para desagüe de minas y la bomba de desagüe de minas profundas. De ahí que es restringido el uso de procedimientos de mecanización.
En este periodo la principal innovación en la minería es el "método de patio", que permite disminuir las grandes cantidades de leña que consume el método de fundición empleado. Al comenzar la segunda mitad del siglo XVI la explotación de plata decae por el alto costo del procedimiento de fundición, que consume gran cantidad de combustible. Su alto costo se recupera al fundir mineral de alta ley, pero se convierte en pérdida si no es tan rico. Para 1550 se agota el mineral más rico y superficial, y la productividad de la minería disminuye por la necesidad de extraerlo de excavaciones profundas. También comienza a escasear la madera, ya que algunas zonas cercanas a las famosas minas de plata del México central han sido casi desforestadas. Esta situación provoca el ímpetu para intensificar experimentos de sistemas menos costosos de beneficio de los minerales dando lugar al desarrollo del método de patio.29
Si bien este método puede derivar de las técnicas alemanas, el uso de mercurio para refinar el mineral argentífero se desarrolla en la Nueva España. Para Bergalló la afirmación del origen mexicano del método deriva de su aplicación comercial en gran escala.30 En efecto, Bartolomé de Medina, primero en solicitar la patente, reconoce haber aprendido de un alemán cómo utilizar el mercurio para refinar la plata.31 Otros inventores de la época, como Miguel Pérez Alemán y Gaspar Lomán de origen alemán, contribuyen al mejoramiento del método y también se les concede patentes.
No toda la plata en la Nueva España se extrae aplicando la técnica del beneficio de patio. Alrededor de 1632 dos terceras partes de la plata se producen mediante esta técnica.32 Sin embargo, dicho método es más rentable en minerales de alta ley, propio de las minas de plata europeas.
Dos de las tres materias primas —sal y magistral o sulfato de cobre— son abundantes en la Nueva España y su abastecimiento no representa obstáculos para el procedimiento de amalgamación. En cambio el azogue (o mercurio) es más costoso por ser un mineral raro y precioso. Dos grandes fuentes mundiales de azogue de la época se localizan en España, en posesión de la Corona. Para asegurar en su favor el control de los beneficios con su comercialización, la Corona decreta en 1559, dentro de las Leyes de Indias, el comercio exclusivo por cuenta del Rey de este insumo clave. La disposición del azogue en esta forma facilita el control de la explotación en gran escala de los abundantes yacimientos argentíferos de la América colonial.
Es sobre todo en torno a las explotaciones extensivas de minerales y a las dificultades que representa el abastecimiento de azogue que surgen algunas invenciones para mejorar el procedimiento de patio. Miguel Pérez Alemán logra un hallazgo químico para fundir los metales de plata (1544); Gaspar Lomán propone un método de fundición (siguiendo prácticas tradicionales en las minas europeas) para hacer rendir la baja ley de los minerales argentíferos (1550).33
La escasez y lo costoso del azogue estimulan el desarrollo de procedimientos que abaraten su uso en el método de patio. Así, sus mejoras responden principalmente a la escasez relativa de los materiales y no a un proceso de mecanización de las actividades mineras y productivas en general. En esta perspectiva se dan los desarrollos posteriores de este método.34
Un problema serio para las haciendas de beneficio es el desagüe de las minas. A mediados del siglo XVI se introduce el mecanismo de malacate que en forma de noria y movido por tracción animal sube el agua enrollando cuerdas en las que son atadas botas con agua. Las aplicaciones de nuevas invenciones en la minería de la época se complementan con las técnicas simples que aportan los indígenas. Éstos desarrollan, por ejemplo, sistemas de ventilación y de desempedrado sin emplear pólvora.
El desarrollo de esta forma extensiva de la explotación de minerales, dado el bajo contenido de plata, conlleva a una trayectoria tecnológica* de baja inversión en maquinaria, con instrumentos simples y, por tanto, sin grandes requerimientos técnicos. Esta avalancha de invenciones, dada su sim plicidad técnica, no permite construir ni acumular una capacidad tecnológica endógena.
Las técnicas en otras actividades productivas
La hacienda es la unidad productiva más importante durante todo el periodo colonial. En ella se genera la producción para el autoconsumo y para el mercado. Se trata de haciendas de beneficio (mineras) y agrícolas como azucareras, maiceroganaderas, cerealeras, pulqueras, henequeneras y algodoneras.
En el siglo XVII se importan de Europa diversas técnicas, instrumentos mecánicos y herramientas de hierro. Se trata de relojes portátiles, ballestillas y astrolabios, entre otros. Las escuadras, volantes, tórculos, moldes de hierro y cuños se emplean para habilitar la Casa de Moneda, cuyos talleres de fundición, creados en 1531, se consideran los primeros en aplicar normas industriales de producción. La fabricación de tornillos troquelados o tórculos, volantes de cuños y otras máquinas sencillas son también de las primeras en mecanizarse. De igual modo, se introducen prensas para imprimir y otros instrumentos empleados en las liturgias religiosas. Las ruecas o redinas y telares o zarjas utilizados en los obrajes de paños, lanas y sedas son copiados y construidos localmente. También se introducen tornos de alfar en la manufactura de loza blanca y Talavera, la cual implica ciertas complicaciones en la técnica y composición química de los pigmentos y mezclas de la arcilla, junto con el diseño de los hornos.35
Algunos de los instrumentos técnicos empleados en las manufactureras y en los ingenios de azúcar y trapiches (de cierta complejidad) son inventados localmente. No sucede lo mismo con las materias primas de hierro, acero para engranes, ejes, planchas