Posteriormente, ya en la época de la Colonia, comienza la construcción del acueducto para llevar agua a la ciudad de México. En la construcción de estas obras se observan aplicaciones maestras de ingeniería hidráulica, empleando instrumentos de precisión como el bastoncillo.50 El acueducto de Zempoala se construye de 1543 a 1560, obra relacionada con el nombre del fraile ingeniero Francisco de Tembeleque. Se emplean diversos instrumentos de precisión como el astrolabio plano, con el cual se determinan la altura, dirección e inclinación de acueductos. De igual modo, se cuenta con amplios conocimientos de hidráulica, particularmente la concepción de la arcada, adecuada para salvar los altibajos del terreno, de los cimientos, los materiales empleados, y destreza en el manejo de herramientas.
Destaca además el acueducto de Querétaro, iniciado en 1726 y concluido en 1735, constituido por 74 arcos de piedra y 60 pilas, con una longitud de 1280 m.51
También principian las obras de construcción de un acueducto para drenado de las aguas que inundan la ciudad y el valle de México, comenzando por construir diques y calzadas. En 1655 Luis Velasco ordenó la construcción del dique de San Lázaro, muy próximo a la ciudad de México.
Por estas fechas también se da inicio a las obras de desviación del curso de los ríos cercanos para evitar desbordes en la ciudad, dirigidas por Francisco Gudiel y Ruy González. Estas obras continúan en 1607 y son dirigidas por el científico y mecánico Enrico Martínez, considerado el primer impulsor de la ciencia aplicada. En este tipo de trabajos también destacan otros personajes como fray Andrés de San Miguel y los ingenieros Fernando Zepeda y Fernando Carrillo.52
Es el mismo Martínez quien propone llevar agua de los ríos Tula y Cuautitlán y del lago de Zumpango por medio de un canal y un socavón.53 El Tribunal del Consulado perfeccionó esta concepción a finales del siglo XVIII, y es hasta 1822 cuando esta magna obra culmina. La construcción del túnel de Nochistongo se considera la obra más importante del periodo colonial.54
El acueducto Tlaxpana se construye entre 1603 y 1620 mediante mil arcos; por él corría agua desde Santa Fe a la ciudad de México y fue derrumbado en 1851.
Es importante hacer notar que durante los siglos XVII y XVIII existía gran preocupación en la ciudad de México debido a las continuas inundaciones, por lo cual se llevaron a cabo diversos estudios sobre reconocim iento de terrenos, así como estudios técnicos de la hidrología del valle de México. Plasta entonces en materia hidrológica prácticamente se había seguido el patrón indígena. De hecho, los dos primeros virreyes de la Nueva España (Mendoza y Velasco el Viejo) ordenaron tomar testimonio e información de los ancianos indígenas. Por eso en un principio las técnicas utilizadas en el virreinato no diferían de las técnicas indígenas, lo cual siguió así hasta que "[...] la gran empresa de Huehuetoca [...] forzó la integración masiva de la tecnología española con la nativa".55
En este periodo son relevantes las construcciones civiles, religiosas y militares; resalta la creatividad de los arquitectos y alarifes españoles e indígenas. Se trata de modelos estereotipados de la arquitectura europea.56
En la arquitectura religiosa son notables los mecanismos ideados en la construcción de retablos, como el sistema móvil de andamiaje "usados para armar colaterales y retablos, elevados castillos de madera para subir objetos pesados. También se ensaya por primera vez la fabricación de adosadas, aplicadas en la catedral de la ciudad de México".57
Por otra parte, son importantes las obras de construcción de caminos y vías de comunicación, de acueductos, canales y desagües impulsadas en la parte última del periodo colonial. La construcción de puentes sobre barrancos profundos y ríos caudalosos tiene su origen en el siglo XVI. En la construcción de puentes son ejemplos el del río Atoyac, en Puebla; el del Paseo Nueva Guadalajara; el Puente del Rey, en Veracruz. El siglo XVII es el periodo de construcción de iglesias y catedrales, así como de represas y canales.
La construcción muestra algunas síntesis de las técnicas prehispánicas con las españolas, en particular en la construcción de acueductos.
Astronomía
El interés por la astronomía en el Nuevo Mundo se remite al periodo preclásico58 y frecuentemente se relaciona con la evolución de las culturas mesoamericanas. Prueba de ello se inscribe en los códices y en las escrituras de las culturas maya, mixteca, mexica y otras del altiplano central.59
Los principales cuerpos y fenómenos celestes (el Sol, Venus, la Luna, las Pléyades), así como un conjunto de estrellas, se integran a la vida religiosa y social.
Identifican mediante sus estudios, diferentes ciclos, de acuerdo con el movimiento de los astros. El ciclo de los mayas es de 104 años (el doble del de 52 años), el cual se completaba con 26 días añadidos al final. El ciclo de los aztecas, o ciclo tianquiztli, abarcaba 52 años, agregando 13 días al final.60 Existían además otros ciclos, como el de 208 años (4 veces 52) o el de 312 (6 veces 52 años del módulo del calendario maya).61 Con la llegada de los españoles y la Conquista se destruye, junto con la jerarquía indígena, esta parte de tradición científica, cultural y religiosa.
La astronomía en el periodo colonial se circunscribe a la tradición científica europea. Sus principales precursores están relacionados con países como España y Francia, por lo que, al parecer, no existe vínculo entre la astronomía precolombina y la colonial.62 La ciencia astronómica occidental adoptada por la Colonia parte del siglo XVI y se extiende al XVII, en el cual se introducen los estudios astronómicos.
En 1557 fray Alonso de la Veracruz publica Physica speculatio, donde en la parte final hace referencia a un texto astronómico. Francisco Maurolyco publica Desphaera. Líber unus, en la cual expone en forma por demás ortodoxa qué es el ciclo solar y el ciclo lunar, entre otros. Probablemente la principal influencia sea la publicación de fray Alejo García, Kalendario perpetuo, considerado un verdadero cómputo cronológico que perdura a lo largo del periodo colonial.63
Hacia el decenio de los años treinta del siglo XVII fray Diego Rodríguez hizo posible la difusión, con cierta profundidad, de las teorías matemáticas y astronómicas, mediante sus cátedras en la Real y Pontificia Universidad de México.
Otro célebre estudioso de la astronomía fue Carlos de Sigüenza y Góngora, también partidario y conocedor de Copérnico, Kepler, Descartes, Galileo y Brahe.64 Escribió en su Manifiesto filosófico contra los cometas despojados del imperio que tenían sobre los tímidos acerca del cometa de