22 De la antigua Europa se recibió el trigo, el olivo, la vid, los bananos, la caña de azúcar y otros frutales desconocidos en América. La mayoría de las plantas se adaptaron y propagaron, convirtiéndose posteriormente en cultivos normales. José Luis Martínez, "Intercam bios en la Conquista", en Abelardo Martín Miranda, El otro occidente. Los orígenes de Hispanoamérica, Telmex, México, 1992, p. 97.[regresar]
23 Se dispone de un "variado y extenso arsenal de zumos, lavativas, fumigantes y sorbetorios, cohetorios, gargarismos, buches, lavatorios, píldoras, polvos, cataplasmas, supositorios, unciones, emplastos y ventosas". Muchas de estas plantas tienen un uso generalizado en el mundo (Eli de Gortari, Del saber y la técnica en el México antiguo, Complementos del Seminario de Problemas Científicos y Filosóficos/UNAM, México, 1987, pp. 37-38). Son ejemplos de plantas medicinales la "raíz de Michoacán", que se emplea para purgar; el "anime" y el "copal", com o resinas em pleadas para fríos y heridas; guayacán o "palo santo" y el "palo aromático", que son cortezas de árboles empleadas como diuréticos y para los riñones. Asimismo, se utilizan plantas y frutas para purgas com o la zarzaparrilla, la hierba de luán Infante, pimienta de las Indias, leche del pinipiniche, avellanas purgativas, piñones purgativos, haba purgativa, sufur vivo, entre otros. A su vez, la cultura indígena tam bién contribuye con otro tipo de plantas, todas con diferentes propedades: tabaco, hule, chicle y varios colorantes. José Luis Martínez, op. cit., p. 97.[regresar]
24 Charles Gibson, op. cit, p. 316.[regresar]
25 Al principio la Corona obtuvo cantidades exorbitantes del monopolio del azogue. "En el decenio de 1560 a 1570 el costo med io en la ciudad de México era de 117 a 125 pesos por quintal. Pero los precios de venta qu e se obtenían m ediante subasta iban de 132 a 236 pesos, siendo las cotizaciones más frecuentes entre 170 y 187 pesos". David A. Brading, Mineros y com erciantes en el M éxico borbónico (1763-1810), FCE, 5a. reimp., México, 1995, p. 28.[regresar]
26 Entre las causas que se citan al respecto están una débil resistencia física ante los trabajos excesivos, dada la frugalidad de sus alimentos, las guerras mismas y enfermedades como la viruela en 1520, el sarampión en 1531 y la tifoidea de 1576, las cuales minaron la población indígena. José Luis Martínez, op. cit., pp. 88-90, y Elias Trabulse (coord.), Historia de la ciencia en México (versión abreviada), FCE/Conacyt, México, 1994, pp. 88-89.[regresar]
27 Charles Gibson, op. cit., p. 229.[regresar]
28 Eli de Gortari, op. cit., p. 38.[regresar]
29 Mervyn Lang, El monopolio estatal del mercurio en el México colonial (1550-1710), FCE, México, 1977, pp. 46-51. El método consiste en verter azogue en un crisol de cerámica, calentarlo, sumergir los objetos com puestos de oro y plata mezclados para que se les adhiera el mercurio, sacarlos y colocarlos en una batea sobre la que, al enfriarse, el oro sale junto con el mercurio. Esta amalgama se pasa por un cernidor, colándose el mercurio y quedando el oro. El requerimiento especial consiste en una superficie pavimentada.[regresar]
30 Otros autores de la época proporcionan inform ación del origen mexicano del método de patio, como Vanoccio Biringuccio, en su obra De re metallica, y Georgius Agrícola, en su tratado de Phyrotechnba.[regresar]
31 Esto da pie a que autores como Luis Muro consideren a Bartolom é de Medina el introductor del beneficio de patio. Véase Luis Muro, "Bartolomé de Medina, introductor del beneficio de patio en Nueva España", en Alicia Hernández Chávez y Manuel Miño Grijalva (coords.), Historia de la ciencia y la tecnología, El Colegio de México, México, 1991.[regresar]
32 David A. Brading, op. cit., p. 29.[regresar]
33 Ramón Sánchez considera a Miguel Pérez Alemán el primer inventor, y a Gaspar Lomán, de origen alemán, el primer descubridor. Ramón Sánchez, Historia de la tecnología y la invención en México, FCE/Banamex/Salvat, México, 1980, pp. 86 y 89.[regresar]
34 Pedro González y Diego de León, para el ahorro de azogue; Alonso de Espinoza, para una rápida incorporación del azogue e ingenio mecánico ("antiguas rastras de caballería que girando en círculo apisonaban la lama, o bien en las ruedas circulantes manipuladas a mano"); Juan de San Pedro, para el mejoramiento del proceso químico; Pedro Díaz de Baeza, un lavadero de m etales; Juan de Placencia, diseña cernidor, utensilios y desazogadera; Leonardo Fragoso y Cristóbal Garda diseñan un sistema para lavar metales; Raymundo de Nápoles, desarrolla un mortero de molienda y cernidores; Juan Capellín, hace importantes mejoras al propio método de patio; Bernardino de Santa Cruz, inventa unos cajones para ahorrar azogue; también son importantes los inventos de Pedro de Requema, Diego Martín y Diego López Valero, entre otros. Ramón Sánchez, op. cit., pp. 95 a 104.[regresar]
35 Ramón Sánchez, op. cit., pp. 128-130.[regresar]
36 Ibid., p. 130.[regresar]
37 Elias Trabulse, op. cit., siglo XV], p. 213.[regresar]
38 Manuel Barquín, Historia ilustrada de las ciencias de la salud, Facultad de Medicina, UNAM, México, 1989, p. 314.[regresar]
39 Ibid.[regresar]
40 "El 21 de septiembre de 1551 el príncipe Felipe, en nombre de su padre, Carlos I de España, emitió tres cédulas en las que decretaba la creación de una Universidad de México, para los hijos de los conquistadores, frailes e indígenas; sin embargo, estos últimos tuvieron poca presencia. El 13 de junio de 1553 se celebró la sesión inaugural a cargo de Francisco Cervantes de Salazar, catedrático de Retórica, y asistió como testigo el virrey Luis de Velasco.
La nueva Universidad estaba estructurada en torno a cinco facultades, cuatro llamadas mayores que eran: teología, cánones, leyes, medicina; y una menor, la de las artes. En todas las carreras las clases se impartían en latín. Las dimensiones del estudiantado variaron a través de los siglos, pero siempre en aumento. Hacia 1575 había 115 matriculados en Gabriela Casas Cabrera, 450 Años de la Universidad, FCPS-UNAM, http://morgan.iia.unam.mx/usr/humanidades/217/COLUMNAS/CASAS.web.[regresar]