KEYWORDS
Sharing economy, capitalism, business model, digital platforms, organizational management, institutional framework.
INTRODUCCIÓN
El sistema capitalista ha pasado por varias fases, que resultan de respuestas que dan las políticas, las legislaciones y las estrategias corporativas a diferentes crisis que ha experimentado la economía a través de la historia. Estas crisis y momentos de tensión pueden ser entendidas como una forma en la que el espíritu del capitalismo cambia o, como exponen Boltanski y Chiapello (2002), se transforma, en un proceso de ajuste a las tensiones entre empresas y Estados en la economía. El capitalismo fundamentado en la propiedad privada tuvo sus primeros pasos en el mercantilismo y la sociedad anónima de la Edad Media, pero los modelos tempranos del capitalismo se limitaban a grupos pequeños de la sociedad, particularmente mercaderes, con un desarrollo creciente a partir de 1700, donde la racionalidad económica de los burgueses penetró en diferentes grupos sociales: nobles, terratenientes, militares, campesinos, científicos y los nacientes empresarios de la primera revolución industrial (Bauman, 2000; Drucker, 1993), gracias a la protección de la propiedad. Más allá de las explicaciones dadas por Max Weber sobre la ética protestante, que no cobija el capitalismo temprano de los mercaderes venecianos o los banqueros Fugger de Augsburgo o los Medici de Florencia (López, 2006), el capitalismo surge como una forma de organizar las transacciones en el sistema económico a partir de la producción y el trabajo en masa, la reducción de precios, el aumento del consumo y las legislaciones que protegen la propiedad material e intelectual. Este sistema, fundado en la acumulación de riquezas a partir del cumplimiento de las normas legales (López, 2006), ha superado modelos como el socialismo y el comunismo, lo que ha permitido su expansión hasta ser el sistema económico dominante en la actualidad (Solimano, 2017).
La era digital y el impacto de la internet han generado nuevas formas de relación entre oferta y demanda, cambios en la dinámica de la propiedad y en el manejo de las relaciones entre los participantes de los modelos de negocio, lo que plantea disrupciones a las lógicas tradicionales de la economía capitalista, el cual soporta su legitimidad y operación en el marco de la ley y en el respaldo de élites económicas que orientan la legislación y las políticas de las naciones. Aparecen organizaciones con modelos de negocio disruptivos que promueven la conexión de oferta y demanda a partir de novedosos servicios basados en plataformas digitales y algoritmos de inteligencia artificial, en los que se busca la desconcentración productiva, la descentralización, la holocracia y promoción de bienes compartidos, lo cual genera retos en el marco normativo, regulatorio y cognitivo, porque implican cambios en el estilo de vida, en las relaciones laborales, de propiedad de activos, el acceso y manejo de información y nuevas formas organizacionales y servicios que no se ajustan a la legislación y las instituciones sociales tradicionales (Acquier & Carbone, 2019).
En este contexto emerge la denominada ‘economía colaborativa’ con una gran variante de denominaciones, todas ellas con la idea de nombrar las nuevas formas de transacción basadas en plataformas: consumo colaborativo, movimiento maker, peer production, finanzas participativas, capital distribuido, conocimiento abierto y colaborativo, intercambio de bienes, servicios o activos productivos, tiempo compartido, GIG economy, economía de pares, new economy, collaborative economy, sharing economy, access economy, on-demand economy, disaggregate economy (Botsman, 2019; Cañigueral, 2014; Durán-Sánchez, Álvarez-García, de la Cruz del Río-Rama, & Maldonado-Erazo, 2016; Pereira, 2018; Rodríguez-Antón, Alonso-Almeida, Rubio-Andrada & Pedroche, 2016).
Este modelo económico implica, o es el resultado de, nuevas formas de conducir los negocios digitales, basados en la gestión de datos y plataformas en los que se incorporan la información de los clientes, la gestión desde plazas virtuales distribuidas, con una constante comparación entre ofertas y demandas para desarrollar propuestas de valor desde tres enfoques: el contenido, la experiencia del consumidor y el desarrollo de la plataforma interna y externa (Weill & Woerner, 2015), en la que aparecen usuarios multipropósitos (Hagiu & Wright, 2019). En el marco de los modelos de negocio, la estrategia y la innovación es necesario entender los cambios en las arquitecturas organizativa y financiera de las organizaciones, que incluye supuestos implícitos sobre los clientes, sus necesidades y el comportamiento de los ingresos, costos y competidores (Teece, 2010), incorporando sistemas de actividades interconectadas e independientes que determinan la forma en que la compañía se relaciona con sus clientes, socios y proveedores y como cumple sus objetivos atendiendo diversos grupos de interés (Teece, 2009; Amit & Zott, 2015; Bocken, Short, Rana, & Evans, 2014; Cosenz & Noto, 2018). Así mismo, existen cambios en la estrategia competitiva, el diseño del producto o servicio, su definición de precios y costos, su propuesta de valor y cómo la empresa integra su propia cadena de valor con otras organizaciones (Bocken et al., 2014).
Dados los diferentes enfoques en el marco del concepto de economía colaborativa, el capítulo presenta un análisis de la evolución del capitalismo y sus diferentes fases con el fin de evaluar si esta economía responde a una transformación del sistema capitalista, como argumenta Dyal-Chand (2015) en su visión de una variante del capitalismo enfocado en mercados coordinados por plataformas, o es resultado de un movimiento social que crea un modelo económico disruptivo con nuevas formas de solidaridad e innovación transaccional en las que emergen organizaciones que no responden a las racionalidades del capitalismo tradicional (Castor, 2016; Codagnone & Martens, 2016), y proponer un marco conceptual para entender la economía colaborativa, su funcionamiento y las formas de gestión, con el fin de aportar a la discusión sobre los ajustes institucionales en los marcos legales, esquemas normativos y prácticas en el ámbito cultural-cognitivo.
1. EVOLUCIÓN DEL CAPITALISMO
La historia del sistema económico capitalista permite verlo como un “sistema complejo y adaptativo” que tiene un ciclo de vida ajeno a cualquier intento de control individual, y se transforma en respuesta a los cambios del entorno (Mason, 2016). Boltanski y Chiapello plantean que estos cambios pueden ser generados por el mismo sistema, como mecanismo de evolución, que son respuesta a las tensiones de grupos críticos como empresarios, políticos y trabajadores, y obligan al surgimiento de propuestas que llevan a replantear su forma de operar y por ende perdurar en la sociedad (Boltanski & Chiapello, 2002).
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