Filosofía y software. Fondo editorial Universidad de Lima. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Fondo editorial Universidad de Lima
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9789972453700
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y del arte. Como señala Rifkin: “Alterar el código genético parece más íntimo y noble si es visto como un ejercicio artístico”.33

      Así, el mercado de la biogenética expande el dominio de la naturaleza para aprovecharse de lo que no es natural; con la misma finalidad, crea barreras y diferencias ficticias entre los seres humanos y, por último, desencadena el proceso inverso: lo natural se vuelve completamente artificial, juego, obra de arte.

      En efecto, la tarea de derrocar la idea del organismo como individuo, como diferencia y como entidad sacra, se lleva a cabo utilizando el poder del arte, de la retórica y de la comunicación masiva. Coherentemente, la información se convierte en la nueva alma del siglo veintiuno, y el nihilismo posmoderno en otra metafísica, no diferente de las del pasado, sino solo adecuada a la nueva realidad tecnológica. La triste revancha de lo estético en la época de la muerte del arte es que, si el arte no ha podido incorporarse a la vida, es esta la que se transforma en una obra de arte.

      Nos estamos acercando a un tópico crucial porque, como espero demostrar, la estética a la cual se acoplan las bioingenierías es la estética del genio y del arte por el arte, solo que el genio, hoy, es el arbitrio y el poder del dato y de la información en sí. El resultado es que se confunde lo técnico con lo estético, y el arte, que debería ser un acto de amor hacia la naturaleza y a los demás, se vuelve incapaz de mitigar el dominio y la explotación de la pura técnica. Así, este concepto de desarrollo termina imponiendo soluciones que nos alejan cada vez más de la complejidad que, sin embargo, es el principal horizonte de la modernidad. La techné se transforma en tecnociencia, y software y wetware, computadoras y ADN se vuelven, tanto incentivos a la estetización de lo real, como impedimentos al progreso ético, social y cultural, y la angustia causada por este tipo de entorno produce nuevas ilusiones y mitologías. Por eso, según Rifkin: “Desafortunadamente, estamos cada vez más confundiendo el arte de escoger con el arte de crear”.34

      En este contexto, es muy fácil persuadir a la gente a que se incorpore al consumismo tecnológico, a no hacerse preguntas sobre las falsas estéticas dictadas por las modas y, por lo que se refiere a lo educativo, a subestimar los efectos del predominio tecnológico sobre la conciencia crítica y la creatividad.

       3. El digital divide

      El problema cultural y social que viene con las tecnologías digitales debe, entonces, encuadrarse en un marco interdisciplinario: científico, humanístico y estético. Desde esta hipótesis abordaremos el digital divide; es decir, la falta de recursos y capacidades para el uso de las tecnologías de la información. Vista la complejidad de semejante contexto, es oportuno comenzar con un análisis general, lo que haremos revisando un texto clásico de la crítica a la colonización neoliberal, como es Imperio, de Toni Negri y Michael Hardt. Este texto es importante, además y a pesar de estar de acuerdo o no con su alineación política, porque ofrece una interpretación de la problemática tecnológica política y social, capaz de enfocar con lucidez lo que la presión del marketing tecnológico hace pasar por alto.

       3.1 Los fundamentos políticos y sociales

      Trataré de resumir y comentar en forma esquemática los rasgos y los sucesos más importantes de la globalización tecnológica que se hallan en el trabajo de Negri y Hardt: a) en la economía, el régimen salarial, entendido como función de regulación, ha sido remplazado por un sistema monetario flexible y global; el dominio normativo ha sido remplazado por los procedimientos de control y de vigilancia que se ejercen a través de las infovías; b) las redes y las autopistas de la información son esenciales para el control de la producción globalizada; el poder actúa, por lo tanto, a través de estos canales, y es curioso que la red quede como metáfora del movimiento y de la libertad, cuando en realidad constituye una trampa (la telaraña);35 c) a diferencia del ferrocarril, del teléfono o de la televisión, las nuevas tecnologías de comunicación son inmanentes: la red y sus protocolos software son el contexto tanto de la comunicación como de la producción; d) la descentralización, que facilita la supervivencia del sistema (la red sigue funcionando, aunque una parte sea destruida), también dificulta su control; e) la red elimina, en parte, la jerarquía de poder creada por los medios de comunicación tradicionales, porque cada nodo de la red actúa de modo independiente y libre; pero, de esta forma, la red se anula y regresa a las relaciones humanas normales, donde empiezan a regenerarse las jerarquías tradicionales; f) y si es verdad que en alguna medida la red no puede ser fácilmente controlada, es cierto que el mismo ciberespacio hace nacer nuevas formas de control: la visibilidad, por ejemplo, o las metaformas como las interfaces, el control del código y de sus aplicaciones.

      Según Negri y Hardt, las autopistas de la información han generado, sobre todo en los países menos desarrollados tecnológicamente, nuevas jerarquías y clases sociales, porque estos contextos no son productores, sino consumidores de tecnología. Y si tal vez existe una reacción frente al imperio y a la colonización tecnológica, es anárquica y ciega, pues implícitamente se piensa que el imperio no tiene alternativas.36

      Por otro lado, hay una estrecha relación entre la neocolonización, la corrupción, la piratería y la falta de creatividad. La función posmoderna de la corrupción sería impedir el desarrollo de la “esencia singular de la multitud”;37 la piratería, en otras palabras, impide el desarrollo de tecnologías autónomas; por lo tanto, recuperando las ideas apenas vistas de Spengler y Mariátegui, opera en contra de la construcción creativa de la tradición. Todo esto hace que la tecnología, o se perciba como un enemigo, o se acepte acríticamente, sin averiguar dónde y cómo se forman y actúan sus mecanismos.

      En conclusion, el crecimiento social y económico pasa por lo cultural, y este movimiento debería privilegiar la creación con respecto a la comunicación; a propósito, un aporte muy importante del estudio de Negri y Hardt es, en mi opinión, la crítica a la deconstrucción (y a algunos aspectos de la crítica poscolonial). La metodología crítica de la deconstrucción, que caracteriza el final de la modernidad, no coincide con las exigencias del presente, pues hoy el reto es construir una nueva realidad, y en este proceso las herramientas tecnológicas participan de acuerdo con una antropología híbrida caracterizada por la disolución de las fronteras entre lo natural y lo artificial.38 Desde el punto de vista del arte y del diseño, notamos que comienza a evidenciarse la mutación estética desde la obra y la forma, que son categorías estéticas modernas, a las herramientas y a los procesos de producción abiertos de la posmodernidad.39

       3.2 El digital divide y sus indicadores

      La disparidad de cultura tecnológica y sus causas (la revolución digital no favorece de la misma manera a todos) constituyen el campo del digital divide. Como he tratado de explicar, el problema se reduce al conocimiento y a la creatividad; por eso, también en los países líderes en tecnología pueden existir desigualdades de oportunidades, y estos contextos evidencian, entonces, que no se trata de diferenciar entre los que poseen y los que no poseen tecnología en términos de hardware. En efecto, la desventaja económica y material (el hardware) se puede colmar fácilmente,40 pero es mucho más difícil lidiar con la diferencia de conocimientos y habilidades. Sucede entonces que persiguiendo la estrategia más facil —regalar computadoras e instalar banda ancha por todos lados—, en realidad se puede aumentar la disparidad entre quien construye o domina la tecnología y quien la consume.

      Hay que pensar al digital divide de otra manera: el verdadero gap tecnológico debería evaluarse con base en la tasa de contribuciones originales que una cierta sociedad sabe desarrollar, o en las motivaciones y criterios que se aplican en la navegación del ciberespacio, más allá del chat y del juego. A este propósito, tiene razón Eszter Hargittai cuando dice que la categoría del digital divide se explica solo en términos cualitativos.41

      Según Hargittai, el diferencial