En el primer ensayo se examinarán el contexto de la globalización, de la tecnología, de la neocolonización, las cuestiones de lo digital divide y de la violencia epistémica; hablaremos, además, de la decadencia de Occidente de Spengler, del imperio de Negri y Hardt, y de la crítica a la neocolonización de Spivak. Todo esto nos dará el marco y las razones sociales para abordar las problemáticas estéticas del software.
El segundo ensayo consiste en el examen del problema de lo sublime en el arte y de su relación con lo sublime posmoderno y, sobre todo, con la teoría del sublime tecnológico de Costa. Se mostrará, con respecto a la estética tecnológica, la importancia de la relación belleza-sublime-verdad, a partir de las reflexiones de Derrida.
En el tercer ensayo se estudiarán las nuevas formas de lo bello que, en cierto modo, se vuelven a constituir, en parte gracias a las ciencias de la complejidad, a las simulaciones y a las realidades virtuales; en parte por la discusión de las aporías estéticas que afectan el arte. Trataré de mostrar que el pluralismo, la indeterminación y lo abierto no implican la ausencia de la belleza y de sus estructuras formales, y que los medios de comunicación digitales apelan a lo bello por más de una razón: por las interfaces, en primer lugar, y por nuevas categorías de belleza relacionadas con el hacer, con la praxis y con el saber, lo que acerca lo digital tanto a las matemáticas como a las artes escénicas.
El cuarto ensayo —que concluye la primera parte del volumen— está dedicado a la estética de Pareyson y, de modo especial, a su teoría de la forma, que introduce muchos aspectos relevantes en cuanto a sus aspectos sistémicos y complejos, sobre todo en relación con tópicos como la autoorganización, la autopoiesis, de Maturana y Varela, y la categoría de emergencia.
En el quinto ensayo, finalmente, comenzará el análisis estético del software, en primer lugar, mediante una comparación con la crítica a la escritura, desde Platón a Rousseau, Levi Strauss y Derrida. El poder de la escritura del software influye en las dinámicas de la globalización y de la colonización cultural porque, además de ser utilizado para hacer algo, el software es un medio de comunicación con un preciso marco filosófico, estético y operativo. Se hablará del software como lenguaje y de la peculiar relación entre palabra y escritura, entre comunicación oral y escrita, y mediante el uso operativo, que permite comparar la herramienta con el lenguaje y con la obra de arte.
En el sexto ensayo se profundizarán los temas apenas descritos en Orality and literacy de Walter Ong, un estudio muy importante, tanto en sus aciertos como en sus errores, para comprender las dinámicas estéticas de los nuevos medios y de las tecnologías de la información en particular. Al respecto, analizaré internet, la multimedia y las interfaces; hablaremos de blogs, de ambientes de autoría distribuida y de ciberespacio. Creo que con esto se hará evidente la naturaleza problemática de lo bello en relación con lo decorativo y el kitsch de los efectos especiales que predominan en estos medios.
El sétimo ensayo abre la tercera parte de este trabajo y está dedicado al análisis de las teorías del arte del software de diferentes autores (principalmente, del historiador alemán Florian Cramer, quien ha estudiado la problemática con profundidad). Se tratará de determinar la relación entre la estética y el software art, recuperando los aportes de Heidegger, Gadamer, Eco y Vattimo, y de discutir sus vínculos teóricos con las vanguardias, el arte conceptual y Fluxus. Al respecto, trataré de mostrar la relevancia estética de las diferentes capas operativas del software para todos los procesos en los cuales están involucradas las tecnologías de la información.
En el último ensayo, el octavo, he tratado de delinear los fundamentos para una nueva estética del software, entre la obra abierta, la justicia epistémica, la hermenéutica y la mayéutica. Lo que aquí está en juego, para el software, no es solo el arte, sino sus funciones sociales, políticas y educativas; y para el arte, no solo sus aspectos tecnológicos, sino la discusión de sus principios y fundamentos, según el paradigma científico y filosófico de la complejidad.
Metodológicamente, el nuestro es un estudio de carácter interdisciplinario, que se apoya tanto en una cierta experiencia práctica personal del software (diseño, programación e implementación de aplicaciones para artistas y educadores) como en la práctica artística y en el trabajo teórico y filosófico. Me parece importante subrayar que una aproximación interdisciplinaria, para esta clase de investigaciones, es no solo aconsejable, sino obligatoria, pues los procesos digitales interlazan campos muy diferentes del saber científico y humanístico.
Y no es secundario el hecho de que las inquietudes estéticas y tecnológicas hayan surgido y se hayan desarrollado en un país de “frontera” como el Perú, que vive las contradicciones entre un gran desarrollo económico y cultural y sus tradiciones tan antiguas, variadas y, a menudo, ajenas a las lógicas del mundo globalizado. Todo esto, pues, ha enriquecido nuestra perspectiva crítica en todos los sentidos, tanto sociales como culturales. Tengo la ilusión de que los resultados conseguidos con este estudio puedan compensar la oportunidad que el Perú y sus instituciones educativas —de modo especial, como es obvio, la Universidad de Lima y su Instituto de Investigación— me han regalado.
Capítulo 1
Neocolonialismo, software y arte
Solo el hombre culto es libre. 1
No nos falta comunicación; al contrario, tenemos demasiada. Lo que nos falta es creación. Nos falta resistencia al presente. 2
La cultura, la economía y la política son factores importantes de la neocolonización que opera en los países en vías de desarrollo. Este proceso involucra de cerca al arte, aunque, por el desinterés o la superficialidad de los artistas, este se haya convertido en algo vacío (Paul Virilio argumenta que el silencio del arte es el silencio de aquel que, hablando demasiado, habla de nada)3 y, por lo tanto, en la necesidad de replantearse como práctica y discurso. Pero, como yo lo veo, son precisamente los problemas de la cultura globalizada y de sus tecnologías los que podrían permitir al arte recuperar sentido y actualidad.
El objetivo de este capítulo será, pues, analizar el papel del arte y de las tecnologías de la información en la neocolonización cultural, ya que arte y bits son los medios de transporte a través de los cuales los mecanismos del poder y del control alcanzan su dimensión global. Aquí es necesario anticipar que el medio tecnológico que desplaza al poder y sus sistemas informativos es el software, y que la naturaleza de este, de las redes y de sus aparatos es inmaterial y estética, a pesar de no tenerse claro, por ahora, lo que esto signifique con exactitud. Con ello espero demostrar la necesidad de explorar los aspectos culturales y mediáticos del software y de investigar cómo este desarrolla su influencia en la ciencia, en el arte y en la educación. Por cierto, haremos una lectura de la neocolonización y de la crítica poscolonial4 restringida a lo que pertenece a lo digital, sobre todo abordando el problema del digital divide,5 algo que se pretende resolver, un poco burdamente, regalando computadoras de cien dólares. Haremos también una crítica a los que rechazan la modernidad y la tecnología, puesto que así se debilita el valor de la creatividad y se favorece la piratería y el hacking sin causa. En general, el error principal radica en creer que lo digital pertenece a la ingeniería, cuando en realidad se mueve en el dominio del lenguaje y de la estética; es decir, lo digital es un entorno más vinculado a las humanidades que a la ciencia y a la técnica.
1. La crítica cultural a las tecnologías de la información
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