Filosofía y software. Fondo editorial Universidad de Lima. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Fondo editorial Universidad de Lima
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9789972453700
Скачать книгу
que son vistas como herramientas del poder económico y cultural. La primera parte del problema, como ha mostrado el premio Nobel de Economía, Amartya Sen, concierne a la libertad.6 El desarrollo global de una sociedad es consecuencia de las posibilidades de sus miembros para escoger y crear, y la libertad y la cultura son valores constitutivos porque incentivan políticamente la seguridad económica. Pero, según Sen, es esencial contrastar los beneficios materiales que brinda la tecnología, con sus eventuales limitaciones a la libertad.

      Con respecto a los medios de comunicación, el poder colonizador se manifiesta en el control de la información y de la cultura, con lo cual se impone a las identidades y los valores de las comunidades de los países en desarrollo.7 Como escribe el crítico cubano Miguel Torres:

      La información que recibe el mundo cada día, se encuentra monopolizada por las grandes agencias de los países capitalistas desarrollados [...] incidiendo negativamente en los países subdesarrollados, toda vez que adoptan una posición parcial y tendenciosa. [...] Ante las características totalitarias de esta sociedad capitalista, la noción de la “neutralidad” de la tecnología no puede seguirse sosteniendo. La tecnología como tal no puede ser separada del empleo que se hace de ella; la sociedad tecnológica es un sistema de dominación [...].8

      Y como manifiesta otro premio Nobel, Adolfo Pérez Esquivel:

      Hay tres aspectos diferentes que merecen un análisis detallado. El primero se refiere a la magnitud de los intereses en juego y a su influencia sobre los medios de comunicación. El segundo se refiere a las transformaciones tecnológicas del sistema mediático, que arrastran la misma vida política e institucional de las sociedades avanzadas. El tercero es la escasa preparación de los operadores de los medios, desde los periodistas hasta los dueños, frente a los nuevos fenómenos, y la debilidad del sistema entero frente a los poderes fuertes que controlan el flujo de las comunicaciones.9

      Democracia significa, también, distribución del saber tecnológico; por eso resultan muy importantes las garantías de transparencia de la información, de los datos y de los conocimientos.10 Pero, gracias a su ubicuidad e invisibilidad, y puesto que muy pocos saben con exactitud lo que es un artefacto informático, el software es un velo que encubre informaciones y conocimientos y, por lo tanto, a pesar de las proclamas, es algo que sirve muy poco como garantía de transparencia y crecimiento democrático.11

      Apunto a demostrar que las tecnologías de la información favorecen la libertad productiva y empresarial, pero no necesariamente la libertad cultural y creativa que Sen reclama. Es oportuno considerar dos aspectos: que lo que condiciona la libertad es el software y no el hardware, y que el software es un universo que se compone por empresas, universidades, laboratorios, agencias de marketing y de publicidad. Utilizar software implica interactuar, aunque a diferentes niveles, con los procesos ideológicos, culturales y mediáticos de dichas instituciones; la influencia del software se extiende, entonces, dentro de varios dominios, entre los cuales se encuentra el estético.

      Naturalmente, cultura, democracia y derechos humanos están estrechamente relacionados. Sen argumenta que estos derechos, tan esenciales para el desarrollo, parecen ser exclusivos de la cultura occidental europea, pues esta, que asume la paternidad de la democracia y de la modernidad, considera que los demás países son ajenos a estos valores.12 Mediante el autoritarismo y la subcultura de sus medios de comunicación, Occidente condiciona culturalmente e implícitamente paraliza a otras sociedades que están en búsqueda de la democracia. Además de apoyarse en prejuicios muy enraizados, lo subalterno (categoría que una importante crítica poscolonial, Gayatri Spivak, ha utilizado para designar a quien se le deniega la palabra libre y creativa)13 se articula con explícitas y muy bien orquestadas maniobras de marketing, tanto que en estas participan, en primera línea, los principales actores de Hollywood.14

       1.1 Informática, globalización, identidad

      Esta aproximación a la crítica poscolonial permite resaltar las peculiares características de la tecnología digital en la relación entre identidad, ciencias y humanismo. Según Amartya Sen, la amenaza de la globalización tecnológica a las culturas indígenas es especialmente poderosa en términos culturales: “La capacitación en el uso de la computadora y de internet o de servicios análogos no modifica solo las posibilidades económicas, sino la misma vida de aquellas personas involucradas en semejantes innovaciones tecnológicas”.15

      Lo que afecta a la vida de las personas afecta a sus tradiciones culturales, y la pérdida de cada una de ellas tiene un impacto global porque empobrece la diversidad y, por ende, el diálogo y la interacción. Y es la falta de identidad cultural lo que provoca la reacción sobredimensionada típica de las nuevas insularidades, pues una sana vigencia de lo local brindaría la capacidad de apreciar las culturas ajenas y de integrar sin miedo cada una de sus valencias positivas.

      La complejidad de estas dinámicas requiere de una gran finura intelectual16 que hay que aplicar, además, en el análisis de las herramientas que utilizamos para producir y comunicar. Los argumentos de Sen implican dos condiciones muy importantes: primero, que para la comprensión de una realidad tan compleja, el humanismo debe ser libertario y socialmente solidario; y segundo, que el arte, las letras y la educación deben superar las distancias entre la estética y la ciencia y la tecnología.17 Veremos que, por esta vía, el arte es parte esencial de la complejidad cultural contemporánea, ya que es el medio que permite investigarla y, por decirlo así, entrenarla.

       1.2 América Latina: decadencia de Occidente y creatividad

      El debate entre neocolonización y tecnología presenta aspectos particularmente significativos en el trabajo de muchos exponentes de la cultura latinoamericana. Podría resultar útil, para iniciar el discurso, comentar la relación de estos intelectuales con Europa, sobre todo para mostar la influencia que ha operado en este contexto la teoría de la decadencia de Occidente, de Oswald Spengler. Como explica María Cristina Carnevale:

      El nihilismo alemán es el punto de partida donde nacen estas ideas; él señala un cuestionamiento a la idea del progreso continuo y a la sociedad domesticada; por el contrario, un día la naturaleza golpeará produciendo un caos creativo. Hablan de una anarquía productiva, del momento cuando la naturaleza se rebele contra la idea del progreso lineal. [...] Con relación a su fisionomía, frente a la visión lineal de la historia, Spengler hablará de culturas. Las culturas vistas como organismos vivos emergen, crecen y mueren, pasan por las mismas edades de los hombres. Pero cuando la cultura pierde su fuego y decae, entra en la última fase: la civilización. [...] A partir de estos planteos, toda su obra está dirigida a demostrar la determinación o condicionamiento cultural de prácticamente todas las producciones mentales, desde el número y las matemáticas hasta el arte. También cada cultura posee su propio conocimiento de la naturaleza. Cada cultura elabora una física o química de acuerdo con su propia imagen.18

      Según Carnevale (y como también piensa Aníbal Quijano),19 la visión de Occidente de Spengler es emblemática porque ha influido en formar la categoría de América Latina, su identidad cultural y sus posibilidades para competir en los juegos de la globalización.

      En cuanto a los pueblos que podrían servir como núcleos de la venidera cultura que sucederá a la occidental europea, Quesada no cree como Spengler que deban buscarse sus gérmenes en Rusia, sino en América, porque entiende que América será llamada a constituir el molde de las nuevas sociedades que se irán formando como resultado de la transición y evolución de las actuales europeas. [...] La obra de Steward Vargas se inscribe en lo que Spengler denominaba la “rebelión de los pueblos de color”; es la antípoda del nacionalismo de los centros dominantes, por cuanto encarna la vocación de ser propia de los pueblos dominados, de los postergados por la historia y el poder.20

      La crítica poscolonial, en Chile y Argentina, carece, por razones históricas, de un análisis del periodo colonial