En sus días, la enfermería era una profesión no muy bien considerada. Las enfermeras eran descuidadas, sucias y, a veces, hasta borrachas. Florence no solo se preparó como enfermera, sino que, más tarde, decidió transformar la profesión. Si has sido cuidado por enfermeras, habrás visto cuánta atención ponen en la limpieza y el cuidado del enfermo.
Cuando Florence llegó a un hospital de guerra en Crimea, en el año 1854, ella y sus enfermeras voluntarias encontraron ratas, heridas podridas, pacientes ebrios, y un gran desorden. Muchos pacientes morían. Florence y sus enfermeras se pusieron en acción. Poco a poco, los pacientes empezaron a mejorar. Los soldados, angustiados, enfermos y solitarios, comenzaron a llamarla “el ángel guardián” y “la dama de la lámpara”, pues Florence los visitaba de noche y de día, y brindaba amor y palabras animadoras a cada uno.
Al volver a Londres, lo que Florence había aprendido le sirvió para escribir un libro acerca de cómo debía ser el cuidado de los enfermos. Su bondad y dedicación cambiaron la historia de la enfermería. Y, ¡no solo de la enfermería! Años más tarde, Henry Dunant, el fundador de la Cruz Roja, reconoció la influencia de las ideas de Florence en su propia vida e ideas humanitarias. Hoy, muchas organizaciones de salud llevan el nombre de esta dama ejemplar, quien estuvo dispuesta a poner a un lado las comodidades de la vida para servir a otros.
No siempre servir a otros es fácil y cómodo. De hecho, la mayoría de las veces no lo es. Así como Dios llamó a Florence, hoy te llama a ti. ¿Hasta dónde estás dispuesto a ir por amor a otros? Te invito a inspirar a otros hoy con tu bondad y compasión, así como lo hizo Florence Nightingale. Cinthya
11 de febrero
¡Contrastes!
“¿No debías tú también haberte compadecido de tu compañero, así como yo me compadecí de ti?” (Mateo 18:33 u.p., NVI).
La vida está llena de contrastes: hay cosas grandes y cosas pequeñas; hay climas fríos y los hay cálidos; hay gente alta, pero también hay gente de baja estatura. Los versículos de hoy nos muestran contrastes entre valores y antivalores que traerán consecuencias felices o consecuencias tristes.
Un rey llamó a los administradores de su gobierno para que le presentaran su informe financiero. Cuando el rey escuchó el informe descubrió que había un saldo deudor. Inmediatamente mandó llamar al responsable.
–¡Me debes diez mil billetes! –dijo el rey muy furioso al hombre que estaba delante suyo con la cabeza gacha–. Tienes que pagarme hasta el último billete ahora mismo –continúo diciendo el rey.
–No tengo con qué pagarle, mi señor –contestó tímidamente el deudor.
El rey se enfureció aún más y ordenó que fuera vendido junto a su esposa y sus hijos, y con todo lo que tenía, para que con eso pudiera pagar algo de su tremenda deuda.
El deudor, aterrorizado, cayó a sus pies y le suplicó:
–Mi rey, por favor, le suplico misericordia y paciencia, yo le pagaré todo.
Al ver esa escena y escuchar la súplica, el rey se conmovió y decidió perdonar la deuda. El hombre se apresuró a salir, antes de que el rey se arrepintiera de su gran acto de bondad, pero, al salir, se encontró frente a frente con uno de sus compañeros que le debía muy poco dinero. Al verlo, se le tiró encima y, agarrándolo, lo estrangulaba y le decía:
–Págame los cien centavos que me debes.
Su compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba:
–Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo.
Pero este hombre endureció su malvado corazón y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo poco que le debía. Al verlo, sus compañeros quedaron espantados y fueron a contarle al rey. Inmediatamente el rey lo llamó y le dijo:
–¡Siervo malvado! Te perdoné una gran deuda. ¿No debías tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?
Esta vez no se salvó, porque el rey lo encerró de por vida. Qué contraste más grande. Hoy debes elegir estar de un lado o del otro. ¿Elegirás la bondad y el perdón, para así contrarrestar todo lo malo de este mundo? Magaly
12 de febrero
Ayudar, ¿sí o no?
“Por tanto, siempre que tengamos oportunidad, hagamos bien a todos...” (Gálatas 6:10)
Una noche muy fría vi desde la ventana de mi casa a un señor viejito vendiendo globos. ¿Qué hacía un señor vendiendo globos a las nueve de la noche? La verdad, no lo sé. Pero parecía tener hambre y frío. Me dio mucha pena, así que rapidito saqué dos manzanas rojas jugosas y un paquete de galletas, y bajé a entregárselas. Con una sonrisa, le di lo que había llevado con tanto cariño. ¿Qué crees que pasó? Nada. El señor no me dijo ni siquiera “gracias”. Apenas recibió las cosas, no me miró más.
Volví a casa sintiéndome rara. ¿Tal vez lo había ofendido? ¿Tal vez no debería haberle dado nada? Quedé con la idea de que debía tener más cuidado. Tal vez, no siempre era correcto intentar ayudar a otros.
Tiempo después, cuando hacía unas compras en el centro de la ciudad, vi a una señorita ciega. Estaba caminando, guiándose con su bastón blanco. Cuando llegó a una esquina, nuestros caminos casi se chocaron. Ella estaba por cruzar la calle, y yo pensé: “¿Qué hago? ¿La ayudo?” En realidad, como seguramente sabes, los ciegos tienen el sentido de la audición muy desarrollado. Y allí estaba yo, dudando de ayudar a la señorita, pues no quería ofenderla. ¿Qué pasaba si ella realmente quería depender solo de su oído para cruzar la calle? Mientras yo pensaba qué hacer, un hombre salió de una tienda, y le ofreció su brazo para cruzar la calle. La señorita aceptó, agradecida, y llegaron al otro lado juntos.
Aprendí una lección importante ese día. Es mejor equivocarse con ofrecer ayuda de más que no ofrecerla. Es verdad, a veces puede haber personas que no la aprecien. Y también puede haber personas que no la necesiten, y te lo digan. Quizá te sientas mal por eso. Pero, piensa, ¿importaba, realmente, si yo ofrecía mi ayuda y la señorita prefería cruzar la calle sola? No. ¡Era mejor intentarlo!
El versículo de hoy nos deja un mensaje muy claro: “Siempre que tengamos oportunidad, hagamos bien a todos”. No solo cuando estoy seguro de que mi ayuda será apreciada. No solo cuando conozco a las personas. No solo cuando tengo tiempo de sobra. Siempre que tengamos oportunidad. Que hoy sea un hermoso día, lleno de oportunidades de mostrar tu amor ayudando a los demás, sin esperar nada a cambio. Cinthya
13 de febrero
Samarn Poonan
“Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:8).
Seguramente recordarás un suceso que fue noticia en los meses de junio y julio de 2018. Fue en Tailandia, en la cueva de Tham Luang: una serie de cavidades de diez kilómetros bajo la montaña de Doi Nang Non, consideradas una de las mayores atracciones turísticas de la zona.
Doce niños y un adulto quedaron atrapados allí por