a. El entusiasmo religioso se volvió fanatismo y se estableció la Inquisición para detener la apostasía de los judíos y moros convertidos. En 1484 se nombró a Torquemada como Gran Inquisidor.
b. La prolongada lucha contra los moros le impuso al catolicismo español una serie de rasgos musulmanes. El gran filósofo español Unamuno ha dicho que el Cristo popular de España no nació en Belén, sino en alguna parte de África del Norte7. Como consecuencia, el catolicismo español se volvió severo y fatalista.
c. La identificación de Cristo con las aspiraciones colectivas de los españoles, hizo aparecer al Señor como un prisionero de la tierra8. La cruz ya no representaba la victoria de Cristo sobre el pecado, sino su identificación con el dolor humano.
El movimiento misionero evangélico
La Reforma ayudó mucho a restablecer los valores esenciales del cristianismo, pero no tuvo visión misionera. Por eso la Reforma protestante no influyó directamente en América Latina, excepto a través del establecimiento de una colonia de hugonotes en Río de Janeiro en el siglo xvi y de otra holandesa en Pernambuco en el siglo xvii. Ambas colonias fueron de corta duración. Más tarde, muchos luteranos alemanes emigraron a Brasil, Argentina y Chile.
El movimiento pietista del siglo xviii sí tuvo visión misionera, pero para ese entonces quedaban pocos campos desocupados en América Latina. Los moravos establecieron una magnífica obra en la colonia holandesa que hoy se llama Surinam, y en la costa oriental de Nicaragua, la cual estaba desligada del resto del país.
Cuando América Latina se abrió por fin a la influencia externa en el siglo xix, el mayor impulso protestante provino de los Evangelicals anglosajones. Fueron ellos quienes implantaron la obra protestante en este continente. El hecho de que el congreso misionero de Edimburgo de 1910 declarase que América Latina no se consideraría como campo de misiones, impidió que las iglesias protestantes de otras tradiciones emprendieran allí la obra. Así, pues, habrían de ser los Evangelicals quienes consolidarían la obra. Últimamente, el movimiento ecuménico ha procurado establecerse en América Latina, pero el no haber respetado lo suficiente la herencia evangélica de la gran mayoría de las iglesias protestantes latinoamericanas, ha limitado considerablemente su influencia. De lo anterior se desprende que los Evangelicals anglosajones han ejercido una influencia dominante en la obra desde sus inicios hasta el presente, y más que en cualquier otro continente. Es imprescindible, por tanto, estudiar la forma en que esta herencia evangélica se ha desarrollado.
1. Los puritanos
El comienzo del protestantismo en Inglaterra se debió no tanto a razones espirituales como a la discordia que surgió entre el rey Enrique viii y el Papa, lo cual movió al monarca a nacionalizar la iglesia inglesa en el año 1534. En cuanto a la doctrina se refiere, Enrique viii siguió siendo católico hasta la muerte. No fue sino hasta el reinado de su hijo Eduardo vi (1547–1553) cuando se inició una reforma doctrinal, reforma que por razones políticas se suspendió después de la muerte de Eduardo. Posteriormente, debido a la influencia de Calvino, surgió un movimiento que pretendió purificar a la iglesia de sus vestigios católicos, y por eso recibió el nombre de puritanos. El horror que los ingleses siempre le han tenido a cualquier solución extremista impidió que los puritanos alcanzaran su objetivo, pero tampoco fue posible que sus enemigos los expulsaran de la iglesia. Lo que deseaban los puritanos era mantener incólume la autoridad de la Biblia y de la palabra de Cristo frente a la influencia de la tradición. Asimismo, se resistían a la tendencia de basar la salvación tanto en las obras humanas como en la gracia de Dios. Por eso, la cruz ocupaba un lugar tan central en el mensaje de los puritanos; fue en la cruz donde Dios había quitado el pecado.
2. Los metodistas
Para el año 1738, el protestantismo había decaído mucho en Inglaterra. Bajo la influencia del deísmo que aceptaba a Dios como creador inicial, pero negaba su intervención posterior, la religión se había vuelto formal y teórica. Ese mismo año, a Juan Wesley se le conmovió el corazón de una manera extraña y empezó a predicar el nuevo nacimiento. Excluido de los púlpitos por su entusiasmo, comenzó a predicar al aire libre. Como resultado del avivamiento metodista, los Evangelicals añadieron un acento pietista a su herencia, sin asemejarse del todo a los pietistas. Los Evangelicals siempre le han dado más importancia a la doctrina que los pietistas.
3. Los Hermanos Libres
A principios del siglo xix, surgió en el seno de la Iglesia Anglicana un movimiento que protestaba contra la formalidad de la liturgia, la restricción del ministerio a un pequeño grupo de sacerdotes ordenados, la inclusividad de una iglesia que aceptaba como cristianos a todos los que asistían a los cultos y la exclusividad que no buscaba contacto con otras denominaciones. La idea fundamental de J. N. Darby, uno de los fundadores del movimiento, era que la unidad cristiana se experimentaba en la muerte de Cristo que se celebraba en la Santa Cena (Jn 12.32)9. Estas ideas agradaron a los Evangelicals, muchos de los cuales se unieron al nuevo movimiento, pero aun aquellos que permanecieron en sus iglesias fueron influidos. Hudson Taylor, fundador de las llamadas misiones de Fe, era un hermano libre, y es en la obra misionera de los Evangelicals donde se nota más la influencia de las ideas de los Hermanos Libres. Sin embargo, ejercieron también una influencia negativa sobre los Evangelicals. Los Hermanos Libres acentuaban mucho la unidad en la muerte de Cristo, pero no lo suficientemente la unidad en la resurrección a una nueva vida. En parte por esto y en parte por su creciente aislamiento eclesiástico durante la segunda mitad del siglo xix, los Evangelicals perdieron mucho del interés en el aspecto social que los había caracterizado en el tiempo de Wesley y en la primera mitad del siglo xix.
Una breve evaluación de los Evangelicals
El triple énfasis de los Evangelicals sobre el nuevo nacimiento, la autoridad de la Palabra de Dios y la centralidad de la cruz, aparece en el diálogo que tuvo Jesús con Nicodemo en Juan 3.1–15. Nicodemo había preguntado cómo podía ver y entrar al reino de Dios, y Jesús respondió que había que nacer de nuevo (Jn 3.38), aceptar la autoridad de su palabra (Jn 3.11–13) y creer en el Hijo crucificado (Jn 3.14–15, cf. Jn 12.32–33).
Este triple énfasis de los Evangelicals explica que su preocupación principal haya sido la evangelización: cómo entrar ellos mismos en el reino de Dios y cómo ayudar a otros a hacer lo mismo. No se han preocupado en igual medida por la expresión del reino de Dios en este mundo. Sin embargo, a partir de la conferencia mundial en Lausana en 1974, esto ha cambiado.
1 Prescott, William M. History of the Conquest of Peru, vol. i. Londres: 1983, p. 43. Véase también Mason, J. Alden. The Ancient Civilizations of Peru. Londres: 1961, p. 207.
2 Garcilaso de la Vega. Royal Commentaries, Libro i. Londres: Hakluyt Society, 1869, pp. 47, 49ss.
3 Enciclopedia Británica, vol. i. Nueva York-Londres: 1974, p. 855.
4 Bainton, Roland. “Mission in Latin America”. Christian Century, junio 18, 1961.
5 Enciclopedia Británica, vol. 21. Nueva York-Londres: 1963, p. 116.
6 Nelson, Wilton. Vista panorámica