Las Parábolas de Jesús. Simon J. Kistemaker. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Simon J. Kistemaker
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Философия
Год издания: 0
isbn: 9789585957442
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representa a los hijos del reino. La mala hierba son los hijos del maligno, y el enemigo que la siembra es el diablo. La cosecha es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles. Así como se recoge la mala hierba y se quema en el fuego, ocurrirá también al fin del mundo. El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y arrancarán de su reino a todos los que pecan y hacen pecar. Los arrojarán al horno encendido, donde habrá llanto y rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán en el reino de su Padre como el sol. El que tenga oídos, que oiga.”

      Mateo 13:36-43

      Según Mateo, los discípulos de Jesús pidieron una explicación de la parábola de la mala hierba.5 En relativamente pocas palabras, Él les da la explicación. En forma de paradigma se lee como sigue:

      1 El que sembró la buena semilla… es el Hijo del Hombre.

      2 El campo… es el mundo.

      3 La buena semilla… representa a los hijos del reino.

      4 La mala hierba… son los hijos del maligno.

      5 El enemigo que la siembra… es el diablo.

      6 La cosecha… es el fin del mundo.

      7 Los segadores… son los ángeles.

      Aunque Jesús da la interpretación de la parábola, la exposición de la explicación viene de la mano de Mateo. Mateo toma la enseñanza de Jesús y dispone sus palabras en una lista de siete conceptos.6 (La disposición de nombres y fechas es una característica del estilo literario de Mateo, tal como se evidencia en el primer capítulo de su evangelio.)

      En la interpretación no se menciona el hecho de que los enemigos vinieron mientras la gente estaba durmiendo. También se omite la referencia al crecimiento y la maduración del trigo y la mala hierba, y no se dice nada acerca de juntar el trigo en el granero y los manojos de mala hierba para el fuego. Jesús omite la referencia a los siervos en la interpretación. Tal vez Él hizo esto para llamar la atención en el significado más profundo de la parábola: el conflicto entre el bien y el mal, es decir, entre Dios y Satanás, en el cual Satanás pierde la batalla. Igualmente, la conversación entre los siervos y el agricultor parece no ser importante para la interpretación de la parábola. La conversación se queda fuera; la referencia a ella se da a manera de resumen en el que arrancar la mala hierba y quemarla en el fuego se convierte en un punto importante (Mateo 13:40). De hecho, la conclusión de la interpretación es una visión de cosas que sucederán al final de los tiempos. En efecto, lo que Jesús dijo fue: “Por medio de las Escrituras del Antiguo Testamento, déjenme decirles lo que está por suceder.”

      “El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y arrancarán de su reino a todos los que pecan y hacen pecar. Los arrojarán al horno encendido, donde habrá llanto y rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán en el reino de su Padre como el sol. El que tenga oídos, que oiga.”

      Mateo 13:41-43

      Como siempre, la enseñanza de Jesús refleja directa e indirectamente las Escrituras del Antiguo Testamento.7 Jesús parece referirse a la profecía de Sofonías (“Arrasaré por completo cuanto hay sobre la faz de la tierra… Arrasaré con hombres y animales” [1:2-3]) cuando habla de eliminar de su reino todo lo que cause pecado y todo lo que haga el maligno. La frase, “los arrojarán al horno encendido”, se parece a Daniel 3:6 (“será arrojado de inmediato a un horno en llamas”). El concepto en sí mismo es parecido a Malaquías 4:1: “Miren, ya viene el día, ardiente como un horno. Todos los soberbios y todos los malvados serán como paja.” La sentencia, “entonces los justos brillarán en el reino de su Padre como el sol”, se parece a Daniel 12:3: “Los sabios resplandecerán con el brillo de la bóveda celeste; los que instruyen a las multitudes en el camino de la justicia brillarán como las estrellas por toda la eternidad.” Y para terminar, deberíamos también mirar Malaquías 4:2: “Pero para ustedes que temen mi nombre, se levantará el sol de justicia.”

      Inequívocamente, la interpretación de Jesús transmite un resonante eco de las palabras y sentimientos de los profetas. La parábola de la mala hierba es en realidad una parábola en la que Jesús enseña el juicio venidero y bien puede ser llamada la parábola de la cosecha.

      Los sirvientes desean arrancar la mala hierba, aunque ellos en el proceso arrancarían el trigo, pues el sistema de raíces de la mala hierba es mucho más desarrollado que el del trigo. Pero el agricultor dice: esperen hasta la cosecha, luego los segadores separarán la mala hierba del trigo.

      El agricultor conoce su negocio. Si él permite que los siervos arranquen la mala hierba, perderá su cosecha de trigo, dado que las plantas de trigo no pueden ser separadas de la mala hierba. Y si él pierde su cosecha, el agricultor le daría a su enemigo la satisfacción que él buscaba.

      En lugar de eso, el agricultor decide dejar que todo el campo madure. La separación tendrá lugar al momento de la cosecha. Tanto la mala hierba como el trigo madurarán hasta la cosecha.

      La mala hierba son los hijos del maligno y la buena semilla representa a los hijos del reino. No se explica cómo estas dos, la mala y la buena, maduran, y nosotros hacemos bien en no ir más allá de la parábola a buscar una respuesta.8

      Mientras las dos estén creciendo y madurando, el agricultor no puede dar un paso para remediar la situación. Esta incapacidad no proviene de la ignorancia. Por el contrario, el agricultor, en pleno control de la situación, espera. Él sabe qué hacer. Él sabe de dónde vino la mala hierba y cómo fue sembrada en su campo (por la noche y mientras todos dormían).

      Jesús, en la interpretación de la parábola, dice que el que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre. Este Hijo del Hombre es Jesús mismo, quien haciéndose semejante a los seres humanos, ha tomado la apariencia de un hombre (Filipenses 2:7-8). Él ha venido a sembrar la buena semilla, los hijos del reino, la nueva humanidad en Cristo. El campo donde la semilla es sembrada es el mundo, es decir, donde el drama del bien y del mal tiene lugar. El enemigo que siembra la semilla es el diablo y la mala hierba son los hijos del maligno.

      Es interesante observar que el campo, el mundo, pertenece al agricultor: Jesús. En ese campo crece el trigo y la mala hierba. No importa dónde viva el hombre en esta tierra, pues donde quiera que él viva, se encontrará en la propiedad de Jesús.9 Él es trigo o mala hierba, lo uno o lo otro. Él es un hijo del reino o un hijo del maligno. Tanto el trigo como la mala hierba maduran hasta que el agricultor envía a los segadores al campo.

      Cuando llegue el final de los tiempos, los segadores, que son los ángeles de Dios, separan al bueno del malo, al trigo de la mala hierba, a los hijos del reino de los hijos del maligno. En el conflicto entre Dios y Satanás, este último pierde. La semilla de Satanás (todo lo que causa pecado y todo el que hace el mal), es descartado y arrojado al horno encendido. Por otro lado, los hijos del reino brillarán como el sol en el reino de su Padre. Ellos son los justos. Ellos son los bendecidos. Ellos resisten.

      Aplicación

      La parábola de Jesús contrasta lo bueno y lo malo, y enseña que al final el bueno triunfará. En la parábola, los sirvientes preguntan al agricultor acerca del origen de la mala hierba: “Entonces, ¿de dónde salió la mala hierba?” La respuesta un tanto seca del agricultor es: “Esto es obra de un enemigo”. Obviamente, los sirvientes podían haber ventilado su ira contra el enemigo,10 pero en lugar de eso, ellos volvieron su atención a la mala hierba y dejaron saber su deseo de arrancarla. El agricultor dice: “¡No, esperen!”

      Los sirvientes reflejan el humor impaciente de muchos cristianos en el reino de Dios. Bajo la bandera de mantener la pureza de la iglesia, cristianos celosos han causado un daño indescriptible al emitir un juicio sobre sus hermanos en la fe y cortarlos de la iglesia.

      Cualquier jardinero sabe que a veces es imposible distinguir entre una planta que produce una hermosa flor y una que resultó ser una mala hierba problemática. En palabras de una antigua rima:

      Hay tanto de bueno en lo peor de nosotros,

      Y tanto de malo en lo mejor de nosotros,

      Que eso difícilmente convierte a uno de nosotros,

      Para