Hadad: ... el Gringo.
Delgado: Claro, el Gringo Schiaretti. Cuando entrás adentro, la misma inercia de lo que te rodea, de los compromisos de los que no podés salir, te obligan, ¿me entendés?, a que ese sentimiento que vos tenías, de a poco...
–Vas tomando distancia de esos sentimientos...
Delgado: Sí, naturalmente. A pesar de eso nos comprometimos a meter un hombre acá en el Gobierno de Córdoba. Rechazamos mucho pero nos comprometimos a poner a un hombre, Walter Grobá y le está costando mucho. Él es joven, surge después de nosotros, aparece cuando es la recuperación de los gremios, el de la UEPC23, recuperamos el municipal y el de la alimentación. Ah, el de petroleros también. En primera instancia fueron barridos. Todos los militantes fueron metidos en cana o desperdigados. Son pocos los gremios que siguen manteniendo, casi intacta, esa forma de trabajo...
Recuperamos ahora, en un veloz viaje de los años 70 al 2000 y pico, los recuerdos y opiniones de Delgado. Es frecuente en Delgado y en muchos de los entrevistados que aparecerán en las próximas páginas, esos saltos de época, con toda impunidad. Delgado sabe que queremos hablar sobre todo, de sus pasos por IKA-Renault. Lo intentamos desde una pregunta muy puntual:
–¿Cuál era la conducción del SMATA provincial cuando vos ingresás?
Delgado: ... cuando salí delegado fui opositor a Torres, tal vez en 1963. Formamos una lista. La lista Azul. Fuimos opositores a Elpidio Torres. Fue una vanguardia contra Torres desde el peronismo. Con esto te voy a decir cómo algunas veces los militantes no militan desde una ideología clara... En 1970, después de una toma de fábrica de cinco días,24 cuando tenemos prácticamente el triunfo, por un decir, nos hacen asustar diciéndonos que los militares ya estaban en la calle, que iban a venir, y era cierto a lo mejor, pero no creo que iban a hacer una masacre tan grande frente a la realidad que se vivía. Con el tiempo, después, se descubre que fue todo un aparataje, en acuerdo con Torres. ¡Y se acepta! Pero se pone como responsable a Primatesta. Yo salgo, de la toma, a una reunión, y le digo: “Monseñor, qué compromiso nos da usted de que a nosotros, a posterior, nos van a respetar cuando entreguemos la fábrica”. Y me dice: “Es la palabra de un empresario ante la Iglesia”. No fue así. Apenas dejamos la fábrica, 700 despidos...
Hadad: Mil cien despidos y después...
Delgado: ... después quedan 700 en la calle. Entre esos mil y pico estaba yo, pero me retoman. ¿Por qué me retoman? Porque había un capataz, buen tipo, que argumenta que era necesario que… –retrocede y explica para que entendamos– yo era soldador y soldaba con una máquina que había llegado hacía poquito, se llamaba Galiner, una máquina alemana. Se estaba haciendo el techo del Torino y los únicos que sabíamos soldar éramos dos y justo a los dos nos habían echado. Entonces este capataz, que me conocía, Émeli se llamaba, teníamos una amistad porque tenía un problema de huesos y yo le recomendé ir a Mar Chiquita y fuimos alguna vez. Y entonces él me dice: “Mirá, Delgado...”, y me retoman. Ahí empiezo nuevamente a estar en la oposición. Y después del 70 –ya con la Lista Marrón en la Directiva–, retoman a gente que habían echado para ponerla en contra de Salamanca, contra el grupo nuestro...
Hadad: ¿Podés dar algunos nombres?
Delgado: Y... por ejemplo Mentesana. Era una de las cabezas principales, mentor de todo eso. A mí me llama, se sienta conmigo y me dice “mirá, vos sos del peronismo, estos zurdos de mierda, están en el… comoé…”. Le digo “a los zurdos los llevé yo, aparte tenés al Negro Díaz, hay un chango radical, hay otro independiente, de izquierda pero independiente”. Aparte, no me iba a poner en contra de un compañero que además era un militante, como Salamanca, o como este otro muchachito que desapareció...
Hadad: ¿Machadito?
Delgado: ¡Machadito! Y otros que ideológicamente sabía dónde estaban. Yo siempre discutí, como discutí con la gente de Montoneros en el sentido de que el foquismo no servía porque si vos sos vanguardia y a la masa la tenés a dos kilómetros, no sirve.
Machado era un obrero de Grandes Motores Diesel y estaba vinculado el PRT. Fue secuestrado en dictadura y hasta nuestros días sigue desaparecido. Integró la Comisión Directiva de la Lista Marrón triunfante en 1974, como subsecretario gremial.
Ya que Delgado es uno de los obreros más antiguos de IKA que encontramos, le preguntamos sobre Elpidio Torres, personalidad incluso de la CGT y de todo el movimiento obrero de Córdoba hasta la Huelga Grande, cuando su prestigio se desplomó.
–¿Era un dirigente muy fuerte, sólido, Elpidio Torres?
Delgado: Torres es uno de los militantes que…, lo calificaría con un 51, un poquito más del 50 –por ciento–. Porque no era un acérrimo derecha derecha, ¿me entendés? Porque en las luchas por algunas reivindicaciones, estaba al frente. En su primera etapa ¡muy al frente!
Hadad: Era un luchador nato.
Delgado: Era un luchador. Cuando yo hago esto de historia, creo que hay que contar la historia verdadera para que la gente pueda calificarlo como corresponde. Hay que dar el lado bueno porque el Negro Torres se sentaba con Agustín Tosco, se sentaba con el Negro Atilio, nos sentábamos juntos a discutir la cosa de la lucha. Si bien él siempre estaba un pasito más abajo que Tosco, que era un hombre imponente a enfrentar o el Negro Atilio era otro, que surge del peronismo. Te estoy hablando de un hombre de izquierda como era Agustín Tosco que reivindico como un gran luchador, ¿viste?; y ahí lo tenés al Negro Atilio. Y en tercer lugar lo tenías a Elpidio Torres. También había dirigentes petroleros, de Obras Sanitarias, excelentes compañeros peronistas que estaban en la lucha. Algunos ya estaban en el Peronismo de Base, algunos de petroleros, de la madera...
Hadad: ¿Borelli?
Delgado: ¡Borelli, claro!, era de Obras Sanitarias. Nos permitieron mimeógrafos. Había secretarios generales que no estaban comprometidos con la lucha grande, pero sí eran comprometidos con la clase.
–Y en el caso de Atilio López ¿cómo podrías valorar su conducta cuando venía el Cordobazo?
Delgado: fue uno de los de la vanguardia. Acá tengo que destacar dos cosas y quiero que eso se sepa porque muchos dicen que la vanguardia del SMATA fue Torres y no fue así. O no fue totalmente así; la clase lo puso a la cabeza y se tuvo que poner, eso sí. Cuando nosotros llegamos a la Plaza España ahí hacemos una asamblea, y dijo: “No, no entremos al centro porque nos van a reprimir”. Y los delegados dijeron: “¡No, quienes tienen que decir es la gente!”. Torres estaba como dirección, venía a la cabeza. Pierde la asamblea y no le queda más alternativa que jugarse adelante. Él esquivaba algunas cosas pero... Esa salida, si bien es cierto que estaba conversada y acordada con algún sector de los militares, políticamente, de presionar y poder cambiar el gobierno, está… comoé... Estaba acordado con todos los dirigentes, todos los dirigentes sabían esto. Tosco, López y algunos otros, delegados como nosotros...
–A ver si entiendo bien: vos decís que había un acuerdo de un sector sindical con un sector militar para rajar a Onganía...
Delgado: ... yo separaría esto. Si bien directamente algún dirigente como por ejemplo Tosco, no, se trajo a la mesa de la discusión. Se analizó que nos favorecía...
–Perdón, ¿qué es lo que se trajo a la mesa?
Delgado: Esa posición. Que si nosotros hacíamos presión frente a una realidad, si la hacíamos tranquilos, en paz, etcétera, etcétera...
Hadad: Se acababa...
Delgado: ... se acababa y se caía lo más duro del… comoé… y posiblemente había una elección.
–Qué era lo más duro, ¿Onganía? ¿O estaba representado en Onganía?
Delgado: