René Salamanca y el clasismo. Enrique Arrosagaray. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Enrique Arrosagaray
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9789874039415
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Cordobazo, claro.

      Delgado: Exacto. Y ahí salimos a relucir nosotros. Nosotros no queríamos conciliar con nadie, queríamos hablarle a la gente con claridad; esa es la diferencia que te quiero decir, con claridad, así lo manifestó Tosco. Si los favorecía y nos favorecía a nosotros, les favorecía de rebote, pero nuestra lucha estaba bien clara. Había reivindicaciones... Hablemos claro: a nosotros nos quisieron bajar el sábado inglés, acuérdense. Nunca dicen nada de eso. Esa fue una de las banderas..., yo creo que la gente salió con bronca a la calle. Una conquista muy grande.

      Delgado: Sí, exacto. –No retrocede y sigue en el día 29–. Y cuando veníamos llegando a la Terminal vieja, sobre la Vélez Sarsfield, hubo desinteligencias porque enfrentaron la represión a la columna obre­ra y los dirigentes trataron de irse para atrás porque decían que iban a tirar, y así fue. Veníamos nosotros a la cabeza... Ahí en la revista Así se puede ver el archivo, del caballo le tiraban directamente a la gente. Ahí estábamos al frente. Ahí me rozó una bala; tenía yo una zapatilla, me la sacó, completa. Hasta hace poco la tenía...

      Hadad: ... en ese momento yo estaba en la esquina de la Cañada y San Juan, y desde el caballo...

      Delgado: ¡... el blanco!

      Hadad: Sí. El cana que estaba en ese caballo blanco, tiraba con la 45 a diestra y siniestra... Tiraba para el lado de la Vélez Sarsfield y se daba vuelta y le tiraba a una piba, una chica que no habrá tenido veinte años esa piba, ¡vos sabés que puteaba y gritaba y bailaba en el medio de la Cañada! ¿viste donde la Cañada hace ese lomito? Ahí, en el medio de la Cañada, “hijos de puta, hijos de puta, canas hijos de puta”, les gritaba la piba. ¡Iummm! ¡Iummm! le zumbaban los balazos, vos vieras.

      Delgado: ... eso no fue una masacre no sé porqué. No sé si tira­ban para abajo...

      Hadad: ... es probable.

      Delgado: ... porque hubo mucha gente, como el caso mío u otro, cerca mío, que le rozó el muslo, otro le tocó la rodilla, otro le agu­jereó el pantalón. Ahí, en ese enfrentamiento, algunos quisieron volverse, se hace un retoque hacia atrás y aparecen los estudian­tes, con los que nosotros habíamos acordado, con el Integralismo y otros más y ellos traen las bolsas de bolitas y tiran las bolitas en el asfalto y los caballos empiezan a patinar, y ahí la gente se enardece. Cuando se enardece, gritamos dos, porque ahí me habían avisado, que había muerto un compañero del SMATA. Hacé de cuenta que a la gente le habían puesto un fósforo. Ahí nos abrimos un grupo para un lado, otro para otro, yo fui uno de los que agarramos para la Colón, primero quisieron tomar la Policía Central y digo “es una locura”; y vamos por Colón hacia Alberdi, hacia donde estaba la masificación y ahí por la Alberdi, en el… comoé… de los bomberos, no sé si vos viste en la televisión a veces, el que viene atrás con la bandera soy yo. Le habían quemado Xerox, se estaba incendiando y la gente estaba arriba. Porque había gente enardecida, con bron­ca, que hacía cosas que... –opina, con gestos, que hay cosas vio­lentas que no deberían haberse hecho–. No había una dirección, ¿viste? Unos, que pensábamos un poco decíamos “no, los Citroën así, los Citroën así...”.

      Hadad: No veías un amontonamiento de gente...

      Delgado: No. Fue una cosa natural... Porque fue natural el sepa­rarse la gente, tomar por grupos, cantidades, tomar el centro, como rodeando la situación. Eso los desubicó, a la represión; fue la inteli­gencia de algunos compañeros.

      –Vos te fuiste entonces con otra gente desde Santa Isabel...

      Delgado: Exactamente. Salimos de la fábrica a eso de las diez de la mañana. Exactamente, más o menos.

      –Para cuando van llegando ¿ya había otra gente por el centro?

      Delgado: Sí, algunas como la de Luz y Fuerza, que era muy chica.

      –Y la gente del turno tarde de Santa Isabel junto a los obreros de Perdriel...

      Delgado: Sí... pero hay algunos de Santa Isabel que se juntan con nosotros en la Plaza España, la que baja del Hogar Escuela, ¿viste? Ahí va a terminar la columna, ¿viste? El gremio tenía esa función de parar ahí y ahí desconcentrarse. Ya estaba la presión hecha, eso es lo que intentaron.

      –Pero la noticia del asesinato de Máximo Mena explotó todo...

      Delgado: No. Yo creo que ahí explota la espontaneidad de la gen­te. Ahí yo digo que la espontaneidad fue de la gente, ¿me entendés? Y la organización de la toma del centro fue de la gente, individual por grupo. Eso lo voy a dejar bien en claro. Todo lo que armó, lo anterior, sí lo reivindican al Negro Torres, a... ¿comoé?

      Hadad: ... a Tosco.

      Delgado: A Tosco, así. Fueron elaboradores en la mesa, de la es­trategia de esa lucha.

      Delgado: Yo siempre marco esto ¿sabés por qué? Porque la histo­ria hay que contarla como ha sido. Los ponen como vanguardia a Tosco y a Torres; como que fueron los que organizaron totalmente la toma de la ciudad, y no fue así.

      Hadad: El inventor de esa idea es Garzón Maceda...

      Delgado: ¡Pero por supuesto! Porque él reivindica a los compa­ñeros que tuvo siempre cerca de él, ¿entendés? Y yo lo aplaudo, con Garzón Maceda he tenido una gran amistad y cuando nos encon­tramos nos abrazamos, pero hay cosas en las que no coincidimos y no vamos a coincidir nunca, ¿me entendés? Pero eso no quiere decir que es un compañero que enfrenta a los factores de poder.

      Hadad: Hay una cosa ahí que vos contás, que hubo una orga­nización previa con Tosco, con el Negro Atilio que paró los ómni­bus..., y Elpidio Torres. Y cuando la gente desbordó, Tosco dijo “se nos fue todo de las manos...”.

      Delgado: ... Fue honesto Tosco si dijo eso.

      –Por lo menos está escrito...

      Delgado: Me habían dicho... Si lo dijo, es la mejor palabra que él pudo haber dicho por su honestidad. Porque es uno de lo tipos más honestos.

      Hadad: Y eso se contradice con esa posición de Garzón Mace­da que dice que Tosco y el Negro Torres manejaron todo, llevaron todo. No es así.

      Delgado: No es así.

      Hadad: Hubo un punto hasta donde llegó la planificación: una gran movilización. Pero después, cuando mataron a Mena, reventó por todos lados...

      Delgado: ... reventó del todo, pero anteriormente ya habían pa­sado al dirigente. En la Plaza España se paraba, se iba a hacer una asamblea, se iba a plantear el tema de las reivindicaciones, pero la situación lo sobrepasa a Torres.

      Hadad: vos sabés que el delegado mío, te acordarás, era Ledesma, nos reunió antes de salir. Nos entregó hondas, gomeras, bulo­nes, tuercas y nos avisó que íbamos a combatir, así que el que no quisiera llegarse para combatir, que se quedara a un costado, pero que no dejara de ir... Incluso nos dijo que el intento sería hacer una asamblea en la CGT y si no nos la dejaban hacer, por la represión, nos designó una placita, por si venía la dispersión, nos volvíamos a juntar en la placita alternativa... Placita que en aquel momento se llamaba Güemes, que está... ¿viste vos que cuando te vas por la Duarte Quirós y llegás a la Cañada? Ahí, antes de la Cañada, esa placita que es un triangulito, en esa placita nos teníamos que jun­tar si había dispersión.

      Delgado: Esa planificación se hace en la mesa. Yo estuve en la mesa con el Negro Atilio. A mí me llevaron a esa mesa por el Negro Atilio y no por el SMATA, ¿me entendés?, mirá qué ironía. Yo era del SMATA pero Torres sabía de mi oposición en algunas tácticas de lucha que él tenía. Me conocía perfectamente, yo era de la lista Azul. En algunos lugares entraba por el Negro Atilio. El Negro Atilio ya se lo venía charlando y habíamos llevado varias reuniones con Ongaro y había