Hubo un intento de conformación de una lista opositora con base en la seccional cordobesa y en algunas empresas de Buenos Aires, pero no se llegó a concretar porque la lista Celeste de Buenos Aires no consiguió reunir los elementos a los que se había comprometido para adjuntarlos a la Lista Marrón cordobesa.17
En las negociaciones entre la Lista Marrón y la lista Celeste, los primeros cedieron el color; es decir, la lista nacional resultante de la alianza, llevaría el nombre de lista Celeste.
Dos días después, el 9 de abril, la Lista Marrón distribuyó un comunicado resumiendo los hechos ocurridos en esos días, para que todos los trabajadores estuvieran informados. Este comunicado se distribuyó en las plantas mecánicas de Córdoba y también en las de Capital federal y Gran Buenos Aires.
Rodríguez no tuvo oposición, cabalgó tranquilo. Salvo en Córdoba, en donde menos de 400 obreros votaron a nivel nacional por José Rodríguez. Inmediatamente, la Marrón volvió a ganar a nivel provincial, ahora con más del 50% de los votos.
Más crisis, golpe y elecciones
Terminado un primer período de la Lista Marrón en la conducción, se realizan elecciones para renovar autoridades el 8, 9 y 10 de mayo de 1974.
El país del año 74 no era el mismo del 72. No había una dictadura en declive sino que el presidente era Juan Domingo Perón desde octubre de 1973, tras tantos años de ser prohibido y difamado. Su esposa, Estela Martínez de Perón, Isabelita, era la vicepresidenta. Pocos gobiernos constitucionales tuvieron tanto apoyo popular expresado en las urnas; pero se debilitaba por las disputas y el desangre con que las grandes potencias de la época –y sus aliados y quintacolumnas internos– sometían a nuestra patria.
Antes de que Perón ganara las elecciones del 23 de septiembre del 73, Cámpora y Solano Lima eran gobierno desde la salida que Lanusse pudo elegir, con las elecciones del 11 de marzo. Tras casi siete años de dictadura se respiraba primavera, aunque era otoño cuando asumió el gobierno justicialista, aquel 25 de Mayo: cientos de miles de ciudadanos en las calles, un desfile militar que no pudo terminar, liberación de varios cientos de presos políticos por la noche desde la cárcel de Devoto… ¡Sí, se respiraba primavera!
Salamanca –y su partido– habían hecho pública su postura, su sugerencia, de votar en blanco. Todos los obreros mecánicos conocieron su opinión en Santa Isabel, también en las otras plantas. Quienes querían desprestigiarlo, sobre todo desde el aparato de la burocracia sindical cordobesa y desde algún sector de izquierda, usaron este argumento para corroer su prestigio, aspirando a deteriorarlo definitivamente para las elecciones del 74. También, claro, hubo críticas honestas.
En Córdoba, en esos días de elecciones en el SMATA, era gobernador Duilio Brunello, en calidad de interventor.
Los hombres que habían ganado las elecciones del 73 eran Ricardo Obregón Cano y Atilio López, por el Justicialismo, y un golpe de Estado los derrocó el 27 de febrero de 1974. A este episodio se lo llamó inmediatamente el Navarrazo, porque el coronel Antonio Navarro, que estaba a cargo de la policía, fue quien encabezó la asonada, a punta de pistolas e itacas. Esta burla a la soberanía del pueblo cordobés no sobresaltó al Poder Ejecutivo Nacional, quien simplemente, a los días, mandó un interventor, Duilio Brunello, que era un hombre de mucha confianza del ministro de Economía José Ber Gelbard. Los otros poderes de Córdoba tampoco se sobresaltaron, en páginas próximas algo nos dirá sobre esto un integrante clave del legislativo: Polo Valdez, hombre del corazón del Justicialismo local. Su amigo Mario Dante Agodino se hizo cargo del Ejecutivo los primeros días y el 2 de marzo llegó Brunello. Seis meses después, el 7 de septiembre, Brunello será historia y se hace cargo de la provincia para ejecutar las persecuciones más duras, Raúl Oscar Lacabanne, que se decía peronista. Salvo Luciano Benjamín Menéndez, Lacabanne es el mayor responsable de tanto castigo al cuerpo del pueblo cordobés.
Pocos días después de hacerse cargo Lacabanne, asesinan bárbaramente en Buenos Aires a Atilio López, reciente derrocado vicegobernador, hombre peronista, de izquierda.
En medio de este proceso, que se agravaba día a día –no es una frase hecha–, se hacen nuevas elecciones en el SMATA cordobés. El PC y algunos de sus compañeros de ruta se apartan de la Lista Marrón y forman su propia lista, la Naranja, que sin duda le restaría votos a la Marrón. La encabezó el Negro Olmos, delegado de Pintura. Se presenta también la lista Gris encabezada por Givilaro, un empleado de Perdriel. Esta lista pretendía acaudillar a los tradicionales obreros peronistas que por lustros se habían encolumnado con el histórico Elpidio Torres.
Las elecciones se hacen los días 8, 9 y 10 de mayo. La Lista Marrón obtiene 4027 votos, es decir el 52,6% de los votos. La lista Gris logró 2770 votos y la Naranja obtuvo 793. Nuestros entrevistados, en las próximas páginas, contarán numerosos detalles de esta puja. Harán referencia entre otras cosas, al centenar de obreros que hicieron entrar a la planta en las semanas previas a las elecciones, para que hagan campaña a full por la Gris y en contra de la Marrón.
El resultado, como dijimos, fue un triunfo espectacular de la Lista Marrón: 1000 obreros más habían pasado a confiar en esta. Por eso, desde Buenos Aires el SMATA, es decir José Rodríguez, no reconocerá el triunfo del clasismo, inventará argumentos y en pocas semanas terminará expulsando a los integrantes de la flamante Comisión Directiva del Sindicato, por lo tanto, legalmente, deja acéfala la Seccional. ¿Cuál es el paso inmediato, entonces, porque los Estatutos se lo imponen?: intervenir la Seccional Córdoba del SMATA. Como no la puede controlar, la interviene. En realidad actúa en el mismo sentido que la persecución que desata el Navarrazo: desde Buenos Aires, desconocimiento de este segundo triunfo electoral de la Lista Marrón; y de parte de las nuevas autoridades de Córdoba, orden de captura para todos los integrantes de la Comisión Directiva de la Seccional.
Entre mayo (segundo triunfo de la Lista Marrón) y agosto (expulsión de los integrantes de la Comisión Directiva) de 1974, hay cuatro meses de incertidumbre y de lucha de los mecánicos de Córdoba para que desde Buenos Aires la conducción del SMATA reconociera el triunfo de la Lista Marrón en la Seccional, ya reconocida por las otras listas cordobesas.
En medio de este período, el 1° de julio muere el presidente Perón, hecho que produce una enorme conmoción también entre los mecánicos provinciales, y asume la vicepresidenta, su esposa, Isabel Martínez de Perón. Por supuesto que el fallecimiento de un líder de la magnitud de Perón, alteró todas las pujas que estaban en tensión. Para los poderosos intereses en juego, no era lo mismo Perón en la presidencia, que Isabel. Objetivamente no era lo mismo, pero los poderosos de siempre usaron esa diferencia para ahondarla desde todo punto de vista y para apostar a su renuncia. Y si la renuncia no aparecía, apostarían a derrocarla. Muy pronto comenzaron los planes golpistas, que eran más de uno. El que tuvo como mascarón de proa al brigadier Capellini (18 de diciembre de 1975, apenas cinco días antes del intento del ERP18 de tomar un Depósito de Arsenales en Monte Chingolo), pretendía las renuncias de Fautario a la jefatura de la fuerza, y de Isabel Martínez a la presidencia; fracasó porque la mayoría de las Fuerzas Armadas ya estaba embarcada en otro proyecto golpista. Tres meses y medio después, el de Videla triunfó.
Hay otra teoría, perfectamente posible, que dice que lo empujaron a Capellini para que genere el descabezamiento del brigadier Fautario, quien estaba al frente de la fuerza Aérea, pues Fautario quería defender la constitucionalidad.
Dijimos que en agosto, el día 8 exactamente, en Buenos Aires se resuelve la expulsión del gremio de la Comisión Directiva cordobesa del SMATA y la hacen pública.
Al día siguiente una asamblea de los obreros mecánicos cordobeses rechaza la medida. Y al otro día, el 10 de agosto, hay reunión del Cuerpo de Delegados y tratan la resolución del SMATA nacional: deciden plebiscitar en las bases, sección por sección, la resolución que venía desde Buenos Aires. Lo que surge de cada sección de cada fábrica es el apoyo a la Comisión Directiva local.
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