Encuadernación. Josep Cambras. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Josep Cambras
Издательство: Bookwire
Серия: Artes & Oficios
Жанр произведения: Сделай Сам
Год издания: 0
isbn: 9788434243361
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      Antonio de Sancha (siglo XVIII).

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      Dentelle (siglo XVIII).

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      Bella encuadernación de estilo cortina (siglo XVIII).

      También encontraremos encuadernaciones de escasa calidad, que sólo protegen al libro, o de extraordinaria calidad, debidas a los grandes encuadernadores que marcan una época.

      Este proceso de industrialización que resulta muy complejo, con cambios profundos en el mundo del libro, estará completamente formado hacia finales de siglo, pero se trata de un proceso lento con estadios de formación y desarrollo.

      La encuadernación imperio y la encuadernación romántica

      Se distinguen dos estilos de encuadernación a medio camino entre la encuadernación del siglo XVIII y la de finales del siglo XIX. Se trata de la encuadernación imperio y la llamada encuadernación romántica. La primera es muy similar a las del período anterior, pero con motivos distintos “a la moda”. Se imponen las decoraciones sobrias y los florones simples y con motivos clásicos o egipcios. Especialmente importantes resultan en España las encuadernaciones llamadas de cortina por imitar este motivo y desarrolladas, en primer lugar, por los encuadernadores valencianos.

      La encuadernación romántica es claramente semi-industrial. Se caracteriza por las encuadernaciones llamadas catedral debido a que la portada del libro acoge la imagen de una catedral gótica. Se trata de un motivo romántico, pero si bien algunas veces se realizan con hierros, en muchas ocasiones están hechas con gofrados en plancha, obteniéndose así una encuadernación semiindustrial. También se ponen de moda las encuadernaciones con tapas de cartón con jaspeados, muchas veces en media piel dorada. Los motivos en “rocalla” o curvilíneos vuelven a hacerse populares. En España son especialmente apreciados durante el reinado de Isabel II.

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      Encuadernación en pasta valenciana.

      También durante este período se difunde un tipo característicamente español, la llamada pasta valenciana, inventada al parecer por José Beneyto en el siglo XVIII y perfeccionada por Antonio Suárez. Este sistema utiliza pieles introducidas en ácido que imitan los efectos de los papeles jaspeados ya muy abundantes en esa época.

      Paralelamente, entre 1870 y finales de siglo, se producen unas excelentes encuadernaciones industriales en serie con gofrados o planchas sobre dorado industrial. En España este tipo de encuadernación fue introducido por E. Domènech en Barcelona y en esta técnica destacaron las cubiertas de editoriales tan prestigiosas como Espasa Editores y Compañía o Montaner y Simón, de Barcelona.

      El movimiento Arts and Crafts

      Durante el período final del siglo hay una reacción contra el predominio casi absoluto de estas producciones industriales vinculada al movimiento de las Arts and Crafts. Se trata de reivindicar las tradiciones artesanales y los métodos tradicionales en todas las manifestaciones artísticas, incluida, por supuesto, la encuadernación. Así, se ponen de moda dos tipos de encuadernaciones de lujo: las llamadas “historicistas”, esto es, las que tratan de combinar el contenido del libro con los motivos decorativos de la encuadernación, a menudo historicista; y las realizadas artesanalmente pero vinculadas a los movimientos estéticos predominantes en la época. Entre las primeras predominan los estilos medievalizantes o las copias de estilos anteriores de encuadernación, dentro de un movimiento estético donde predomina el historicismo. Las segundas, manteniendo el apego a las tradiciones artesanales, tienden a adaptar la estética contemporánea a la encuadernación. Así se puede hablar de encuadernaciones modernistas, decó, noucentistas, vinculadas a las vanguardias, etc.

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      Encuadernación industrial, plena piel (Menard, siglo XIX).

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      Espectacular encuadernación de estilo catedral con dorados, mosaicos y gofrados (siglo XIX).

      El siglo XX: el libro como objeto de consumo

      Durante el siglo XX se consolida y se lleva hasta sus últimas consecuencias los procesos de industrialización y masificación del libro iniciados en el siglo XIX. El libro pierde casi definitivamente su valor de referencia cultural siendo sustituido por el concepto de fenómeno de masas de usar y tirar, best-sellers, libros de autoayuda, etc.

      No obstante, quedan ediciones cuidadas y libros (y bibliófilos) de calidad. Aunque, a grandes rasgos, es evidente que el papel social del libro y, en consecuencia, de las encuadernaciones ha variado de forma notoria. Desde nuestro punto de vista creemos que llevó a replantear seriamente la encuadernación en todas sus vertientes, incluida la artesanal tradicional e incluso la industrial, esta última cada vez más preocupada por los colores y los diseños agresivos capaces de llamar la atención de los volubles clientes. Por otra parte, en el siglo XX el concepto de arte ha salido de sus límites y ha llegado a abarcar aspectos insospechados. Por ejemplo, se han desarrollado de forma extraordinaria los “libros artísticos”, vinculados no ya a la bibliofilia tradicional ni a la relación entre estilo imperante en un determinado momento y la decoración del libro, sino el libro-encuadernación artístico. Se considera al libro como objeto y soporte de una obra plástica como cualquier otra y con valores propios que ya nada tienen que ver con el contenido. En medio, toda una amplia gama de situaciones intermedias.

      Una renovada sensibilidad

      A principios del siglo XX y paralelamente a la máxima calidad de las encuadernaciones industriales, el arte modernista revaloriza la encuadernación dándole una renovada sensibilidad por los movimientos artísticos contemporáneos y alejándola de los historicismos anteriores. En este sentido, J. Figuerola, en Barcelona, tiene un papel esencial en el desarrollo de esta corriente. El siglo XX representa la separación clara entre la encuadernación industrial y la artesanal dando a esta última una época de gran brillantez. En la primera mitad del siglo y paralelamente al Modernismo, al Art Decó, al Noucentismo e incluso a las vanguardias aparece una rica tradición claramente inserta en estos estilos.

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      Estilo modernista ejecutada por Figuerola, 1907.

      En la segunda mitad del siglo reaparece un gusto por la encuadernación y el libro, fomentado por una burguesía sensible al mundo de la cultura, que forma suntuosas bibliotecas. Representa una época brillante en que se desarrolla un estilo característico alejado de las corrientes experimentales o artísticas anteriores “a la moda”. Está basado en la encuadernación artesanal con un estilo “ecléctico”, que se deja llevar por el tema del libro y con grandes dosis de historicismo. Destaca el papel de Brugalla, en Barcelona, Galván en Cádiz y Palomino en Madrid. Todos ellos con una depurada técnica artesanal, pero alejados de los grandes movimientos artísticos contemporáneos.

      La encuadernación actual

      El mundo actual es, sin duda, el de la informática e internet. Ello ha replanteado un debate sobre el papel que el presente y el futuro reservan al libro y a la encuadernación. Es evidente que esto obliga a redefinirla completamente, aunque es obvio que no la elimina. Quizás, a medio plazo, no se editen más libros, o se editen con un soporte distinto, pero está claro que hay una enorme masa de libros ya editados que no desaparecerán y que,