Encuadernación. Josep Cambras. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Josep Cambras
Издательство: Bookwire
Серия: Artes & Oficios
Жанр произведения: Сделай Сам
Год издания: 0
isbn: 9788434243361
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que nos han transmitido bibliófilos y alumnos, y a los que hemos intentado dar siempre una respuesta. Es interesante constatar que muchos de los procesos y aplicaciones técnicas de un taller se realizan mecánicamente, y son así reforzadas por la experiencia. Es precisamente la necesidad de explicar y racionalizar estos procesos a través de la actividad docente y la relación habitual con el bibliófilo de donde surge el núcleo de esta obra.

      Empieza la misma por un paseo a través de la historia de la encuadernación, tan desconocida para la mayoría, y continúa con un apartado de materiales y herramientas que nos introduce en los diferentes pasos de lo que es la encuadernación propiamente dicha, desde el humilde libro en tapa suelta hasta la tapa montada. Tampoco se olvida la estuchería, tan en boga en estos tiempos y que permite preservar los libros y documentos en su interior conservando toda su originalidad y el sello del tiempo. El libro continúa con unas breves páginas sobre restauración que permitirán adquirir una base para las pequeñas composturas del taller. Finaliza con el apartado dedicado a la decoración exterior del libro, donde se explican algunas de las varias técnicas aplicadas en este menester.

      Este libro ha sido pensado no sólo para quienes desean aprender la profesión, ya sea como amateur o como profesional, sino también para bibliófilos, coleccionistas, historiadores, etc., a los que deseamos que esta experiencia pueda serles de utilidad.

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      Historia de la encuadernación

      Resulta fácil justificar la presencia aquí de una pequeña Historia de la encuadernación. En efecto, si la propia encuadernación es una materia a menudo desconocida del gran público, mucho menos conocida resulta su historia, estilos e importancia histórica. Es relativamente frecuente, aunque por fortuna cada vez menos, que en determinados círculos del mundo del libro se desconozcan los estilos, las épocas e incluso el valor de algunas encuadernaciones antiguas y, en cambio, sí se aprecien los libros en sí mismos. Resulta muy lamentable que no se valoren en lo que merecen estos trabajos dada la antigüedad, el valor y el número relativamente elevado de las encuadernaciones peninsulares, a menudo relegadas ante trabajos de fuera de nuestras fronteras. También es interesante utilizar la Historia de la encuadernación para entender mejor el desarrollo de las distintas técnicas y tradiciones utilizadas en la actualidad. Finalmente, resulta importante tener una guía para moverse en los distintos estilos y técnicas y que permita optar por la realización de encuadernaciones historicistas. O, simplemente, para poder apreciar y disfrutar con mayor conocimiento de estos admirables trabajos que nos han legado los encuadernadores de todas las épocas.

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       EL ARTE DE PROTEGER Y EMBELLECER LOS LIBROS

       Se conoce al libro como un conjunto de hojas manuscritas o impresas, reunidas de manera que formen un volumen ordenado para su consulta o lectura. Para facilitar el manejo de esas hojas nació la encuadernación, que es el arte o la técnica para hacer más cómoda su utilización, más duradera su conservación y más agradable su presentación, y que, en muchas ocasiones, alcanza la categoría de verdadera obra de arte.

      Los orígenes

      El concepto actual de encuadernación arranca con la aparición del códice. Es decir, aparece, hacia el siglo I d.C., con los libros similares en su aspecto a los actuales. Sin embargo, anteriormente ya había recopilaciones de escritos, con formas distintas, que se debían proteger, distinguir o valorar y, por tanto, encuadernar.

      Algunas de las más importantes formas de libros antiguos son las tablillas mesopotámicas y sirias, tablillas de corteza de árbol o de madera con una capa de cera sobre la que escribir, fibras vegetales (como el papiro), inscripciones monumentales sobre piedra o sobre planchas de metal, pieles curtidas y escritas (como el pergamino), etc.

      En la inmensa mayoría de los casos se trataba de textos breves que no necesitaban ningún tipo de protección. Los soportes para la escritura eran de muy variada dificultad y precio, lo que hacía que hubiera una clara especialización. Así, los textos más importantes, del tipo leyes y edictos, solían adquirir formas monumentales como estelas mientras que los textos de menor importancia se almacenaban en bibliotecas o archivos.

      Sin duda, la forma más común para los escritos que debían ser archivados y conservados antes de los códices fueron los rollos y las tablillas de arcilla. Los primeros fueron especialmente importantes y con ellos se llegaron a formar las míticas bibliotecas de Alejandría y de Pérgamo. El material, especialmente el papiro, resultaba frágil y en determinadas ocasiones se recurría a tubos de piel para su protección y traslado. Este sistema no parece haber sido exclusivo de los papiros pues todavía se conserva hoy en día en los rollos que contienen los libros sagrados hebreos.

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      Estela de Adad-nenari III (810-783 a.C.).

      De cualquier manera parece que los rollos habitualmente carecían de protecciones externas. Solían estar doblados en forma de doble rollo, de modo que mientras se leían una parte del rollo se desenrollaba y el texto se iba recogiendo en otra parte. En la cinta que los unía se podía colgar una etiqueta con el nombre de la obra. Así se podía saber de qué obra se trataba cuando estaba en una estantería de biblioteca sin necesidad de sacar el rollo.

      Según parece los romanos también usaban este sistema pues facilitaba la escritura y el traslado de los textos, así como su conservación en bibliotecas y en los archivos, indispensables para el buen funcionamiento de la administración.

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      Piedra de Rosetta, encontrada en Egipto, con un decreto de Ptolomeo V, escrito en griego y en egipcio con caracteres demóticos y jeroglíficos.

      Las encuadernaciones medievales

      Desde el siglo I d.C. empieza a producirse un cambio esencial en el mundo del libro: el progresivo abandono de la forma de rollo por la del códice, debido a varias circunstancias que modificarán la forma del libro y la encuadernación. Aparece la necesidad de reunir obras cada vez más extensas por el mayor uso de los escritos, unido a la limitación del papiro como material para conservar el libro y, finalmente, la aparición del cristianismo.

      Esta nueva religión se diferencia de las antiguas, entre otras cosas, por el uso extenso que hace de los escritos que son considerados como la palabra de Dios. Esto hace que la compilación de esos textos resulte esencial para impartir la liturgia y que en todas las iglesias deba haber un ejemplar de la Biblia. Así mismo, se crea la necesidad de saber leer y escribir para poderla interpretar correctamente. Pero no sólo se trata de un problema de cantidad de texto, sino que los libros, en sí mismos, adquieren la consideración de sagrados y preciosos. Se trata de obras demasiado extensas como para figurar en una inscripción monumental, pero tan preciosas como las grandes inscripciones anteriores. Por tanto, hay una tendencia a darles el tratamiento más rico posible para destacar su importancia para la fe. Aquí está una de las claves de los libros en la Edad Media, que se convierten en auténticas obras de arte de un altísimo precio y consideración.

      De ahí el nacimiento de las encuadernaciones de lujo realizadas de forma sistemática.

      Las escuelas de encuadernación

      En esencia, se distinguen varias escuelas de encuadernación en el Occidente medieval:

      • Las encuadernaciones de altar, de gran valor y que son quizás el primer ejemplo de las encuadernaciones de lujo. Su función era estar en el altar y contener las lecturas de la misa. Generalmente se realizaban con materiales preciosos e incluso piedras preciosas, semipreciosas o incrustaciones de pastas de vidrio o de esmaltes. Solían incorporar