En la siguiente fase, se cruzan los datos de los estudios y las líneas narrativas y documentales de la historia. Es entonces cuando se diseña una tabla de contenidos y acciones transmedia que permitan expandir la ficción de forma natural y orgánica, siendo coherente con su intención original, pero que maximice el alcance a distintos segmentos de población en los medios que frecuentan y de la manera en la que desean encontrarlos. Para ello ordenamos los formatos según el grado de implicación del usuario, desde el consumo pasivo hasta la aportación activa; y también según su propia naturaleza, diferenciando la necesidad del usuario que cada contenido cubre. Y, teniendo en cuenta todo lo anterior, se perfila un cronograma de distribución de dichos contenidos. Es decir, dibujamos una estrategia a dos niveles: narrativo y comunicativo. Naturalmente, esta estrategia debe incluir siempre la posibilidad de rentabilización de la propuesta de contenidos transmedia como una vía de negocio más.
Una vez articulada la estrategia en una serie de formatos, pasamos a las siguientes fases, muy parecidas al resto de producciones audiovisuales.
La preproducción, con elaboración de guiones, diseño de producción y establecimiento de plan de rodaje, que debe estar integrado con el plan de rodaje de la ficción televisiva para optimizar los recursos. La producción en sí, que incluye rodajes, grabaciones, producción de materiales gráficos o desarrollo técnico (no hay que olvidar que en los contenidos transmedia caben desde el dibujo de cómics a la programación de aplicaciones y videojuegos), es una fase que conlleva una altísima exigencia de coordinación entre los distintos equipos involucrados en el proyecto. Continuamos entonces con la postproducción, donde se da el acabado final a cada contenido, a la que sigue la fase de distribución.
Es importante recordar que el trabajo no termina en la distribución y que cada acción transmedia tiene su propio ritmo. Por ejemplo, mientras una webserie que desarrolla un personaje de ficción está en producción, la cuenta de Instagram de ese mismo personaje puede ya estar publicando fotografías. El relato transmedia es un fenómeno vivo y debe ser entendido como tal. Durante la distribución debemos entrar en una fase de mantenimiento, dialogando con la audiencia, reaccionando a sus respuestas y valorando la posibilidad de incorporar todo ese feedback en los contenidos. La relevancia de la información que obtendremos de esta manera es fundamental no sólo para que los seguidores de la ficción creen una comunidad, sino también para que el relato incorpore las aportaciones del usuario y satisfaga sus necesidades.
¿Qué equipos y perfiles intervienen?
Hay que tener en cuenta que las narraciones transmedia exigen una gran y diversa multidisciplinariedad. No es posible enumerar todos los equipos y perfiles posibles, porque de un proyecto a otro pueden variar enormemente. No obstante, y muy grosso modo, quizá se puede hacer una descripción que sistematice las intervenciones de profesionales en un proyecto transmedia:
1.Equipo de estrategia: expertos en social media, marketing y comunicación. Son aquellos que, en la primera fase, realizan los estudios previos (target, redes, etc.); en la segunda colaboran en la elaboración de la estrategia; llevan a cabo parte de la distribución (publicación en redes sociales, plataformas online, etc.); y hacen escucha activa de la comunidad, obtienen datos y métricas y presentan la información para corregir desviaciones o incorporar feedback al trabajo creativo.
2.Equipo creativo: creativos, guionistas, redactores, diseñadores visuales. Durante la primera fase se documentan y se empapan de la historia; definen el concepto creativo de la estrategia, desarrollan las líneas narrativas y diseñan los formatos en la segunda; en la preproducción, escriben los guiones o crean el material necesario para su posterior producción. Participan en la creación de conceptos para publicaciones en la fase de distribución y recogen el feedback del departamento de estrategia, para estudiar las aportaciones de los usuarios y poder revisar la elaboración de nuevo contenido.
3.Equipo de producción: directores, jefes y ayudantes de producción, que a su vez coordinan a la plantilla de operadores que, de facto, harán realidad el contenido (operadores de cámara, de postproducción, de sonido, músicos, grafistas, etc.). En la segunda fase colaboran en el diseño de la estrategia; durante la preproducción elaboran el diseño de producción y el plan de rodaje; en producción y postproducción coordinan los recursos técnicos y humanos; y sirven de apoyo en la fase de distribución y mantenimiento.
4.Equipo de desarrollo: todos aquellos cuyo trabajo da soporte técnico a los contenidos de la narración transmedia, desde un desarrollador para programar un sitio web a un diseñador de aplicaciones móviles, pasando por expertos en VR, etc. Es obligatorio precisar que su intervención comienza en la segunda fase, ya que su asesoría es fundamental a la hora de establecer un cronograma y son ellos quienes conocen mejor las posibilidades de cada tecnología a la hora de crear historias.
5.Equipo comercial: En paralelo a los demás equipos, intervienen en la segunda fase con el fin de colaborar en el diseño de la estrategia y, a partir de ahí, facilitar posibles vías de negocio para cada uno de los formatos.
¿Qué aptitudes y competencias debe tener un perfil profesional que trabaje en narraciones transmedia? ¿Cuáles son los roles más emergentes y demandados en este sentido?
Los profesionales transmedia deben reunir esta serie de características:
1.Persiguen la innovación. Localizan nuevas tendencias, desarrollan nuevas formas de entender el contenido y, además, quieren transformar el sector en una constante labor de actualización.
Poseen una gran capacidad creativa que deben ejercer en libertad. El fenómeno transmedia tiene aún muchas vías de exploración y la celeridad con la que acontecen los cambios sociales y tecnológicos obligan a buscar soluciones creativas de forma permanente.
2.Tienen un alto conocimiento teórico y práctico de los recursos narrativos transmedia. La preparación teórica es fundamental para entender los mecanismos que construyen un buen relato en cada uno de los medios donde se expande, pero también es obligatorio saber cómo funcionan en la realidad, con el fin de contar con un amplio repertorio de referencias.
3.Deben asumir una labor evangelizadora. Las grandes franquicias de países con una potente industria cultural y del entretenimiento, como Estados Unidos, han entendido que su éxito pasa por una estrategia transmedia. Sin embargo, aún hay agentes de este sector que se resisten a este modelo narrativo, por lo que los profesionales transmedia deben vencer esa resistencia con su propio discurso.
¿Quiénes son estos profesionales transmedia? Si hablamos de un rol emergente, el más solicitado, sin duda, será el de productor transmedia. Esta figura es una suerte de productor ejecutivo creativo, que impulsa el proyecto desde su concepción creativa, es capaz de entender todas las vías de desarrollo narrativo de un relato y, sobre todo, se convierte en el coordinador de todos los equipos, con una visión global del proyecto.
Al calor del transmedia, otros perfiles de creación relativamente reciente se verán impulsados, como los community managers, los social media managers y los expertos en nuevas tecnologías, entre los que cabe destacar los desarrolladores de aplicaciones y los expertos en narración XR (Realidad Extendida, que incluye VR —Realidad Virtual—, AR —Realidad Aumentada— y MR —Realidad Mixta—). Sin embargo, lejos de ser un rol nuevo, existe un profesional imprescindible en la elaboración del transmedia: el guionista. Si bien este perfil debe actualizarse para ser mucho más versátil de lo que ya era hasta ahora, la capacidad para elaborar historias es un valor irreemplazable.
¿Cómo se evalúa el impacto de la narración transmedia? ¿Qué herramientas y datos se utilizan para ello?
Lo primero es definir qué impacto u objetivos se persiguen. En el caso de un proyecto transmedia,