Anatomía y fisiología humana. David Le Vay. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: David Le Vay
Издательство: Bookwire
Серия: Anatomía
Жанр произведения: Медицина
Год издания: 0
isbn: 9788499108575
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una perspectiva microscópica, la parte cortical del denso hueso externo de las diáfisis de los huesos largos se ordena en capas, o laminillas, que contienen pequeñas hendiduras o lagunas, ocupadas por las células óseas, u osteoblastos, donde las apófisis se ramifican alrededor. Las laminillas se disponen alrededor de un canal haversiano central que contiene vasos sanguíneos y nervios, formándose el hueso con una gran cantidad de estos sistemas haversianos, u osteones. Esto se modifica cerca de la superficie de la diáfisis del hueso, donde las laminillas corren paralelas y no existen canales. Los osteoblastos son células de tejido conectivo especializado que ayudan en la formación de la matriz orgánica y contienen fosfatasa alcalina, que participa en su actividad de formación ósea. En las zonas donde el hueso se absorbe o remodela, existe otra clase de célula, el osteoclasto, una célula multinuclear que reabsorbe activamente la sustancia ósea. Las dos clases de células trabajan juntas para configurar la arquitectura interna del hueso en respuesta a la tensión mecánica.

      El periostio es una membrana fibrosa, vascular y resistente que rodea el hueso, excepto en las zonas donde está cubierto por cartílago articular. Su estrato fibroso externo se mantiene constante, formando parte del suministro sanguíneo del hueso y proporcionando uniones a los músculos y a los ligamentos. Desde aquí, las fibras penetran dentro del hueso. En las capas profundas del periostio se encuentran los osteoblastos, responsables del aumento del hueso durante el crecimiento. En este período, el periostio puede fácilmente separarse del hueso que le sirve de base, en concreto, cuando existe alguna lesión o infección. La unión es mucho más firme en el individuo adulto.

       Figura 3.4 : Diagrama que muestra la distribución de los vasos sanguíneos en el hueso antes y después del crecimiento óseo Obsérvese que la placa de crecimiento aísla la circulación epifisaria de la metafisaria durante el período de crecimiento, pero se produce en ambos una anastosmosis cuando finaliza el crecimiento Los vasos periósticos irrigan la capa osteogénica de la superficie ósea mientras se produce el crecimiento del hueso, pero en la edad adulta penetran en la corteza e irrigan la arteria nutricia (de A Companion ton Medical Studies, Vol 1)

       Suministro sanguíneo de los huesas

      Un hueso largo característico presenta cuatro conjuntos de vasos (Fig. 3.4). El vaso epifisario suministra sangre a las epífisis, o centros de osificación en los terminales de crecimiento de los huesos. Un conjunto separado de vasos, los metafisarios, son relevantes en relación con el crecimiento. La diáfisis recibe suministro desde una o más grandes arterias nutricias que penetran en la corteza y entran en la cavidad medular. Por último, los vasos periósticos nutren las capas externas de la diáfisis ósea. Si la arteria nutricia se lesiona, o si el periostio se separa debido a una infección, puede morir la mayoría de la diáfisis.

       Tipos de huesos

      Existen cinco tipos característicos de huesos:

      1.Los huesos largos, que son los de las extremidades, como, por ejemplo, el húmero en el brazo o el fémur en el muslo. Presentan una diáfisis con una marcada forma cilindrica (aunque a veces en algunas zonas aparece en forma de triángulo o de polígono) y dos extremos expandidos (por lo general redondeado en la cabeza y ancho en el cóndilo). Los extremos del hueso participan en las articulaciones adyacentes y están cubiertos por cartílago articular liso para facilitar el movimiento. Los dos extremos que forman una articulación están encerrados en una cápsula articular común. El periostio que cubre la diáfisis se continúa con la cápsula en el extremo del hueso (Fig. 3.5 b). La superficie ósea está cubierta por numerosas y minúsculas aberturas (foramina) para sus vasos sanguíneos, con un gran foramen nutricio para la arteria principal, cerca de la parte intermedia de la diáfisis.

      Una sección transversal de un hueso largo muestra la corteza exterior de la sustancia ósea y la cavidad medular central. La corteza presenta una porción externa de hueso denso compacto alrededor de hueso esponjoso. En los extremos, donde finaliza la cavidad medular, existe una masa sólida de hueso esponjoso (Fig. 3.5 a).

      La médula amarilla adiposa ocupa toda la médula en el adulto, mientras que los intersticios del hueso esponjoso en los extremos se cubren con médula roja, responsable de la formación de glóbulos rojos y blancos. En el nacimiento y en edad de crecimiento, la médula roja ocupa toda la diáfisis, pero se retira más tarde hacia los extremos. Este proceso puede invertirse si una anemia o una hemorragia requieren una demanda extra de formación sanguínea (en la anemia crónica, por ejemplo, la diáfisis está cubierta por médula roja que trabaja continuamente). En la edad adulta, la médula roja se encuentra de forma prioritaria en los huesos planos, el cráneo, las costillas, el esternón y la pelvis; también en las vértebras de la columna vertebral.

      2.Los huesos largos cortos son simplemente huesos largos en miniatura; los encontramos en las manos y en los pies.

      3.Los huesos cortos son de forma cuboide o irregular, y están formados completamente por hueso esponjoso con un delgado armazón compacto. Son los huesos de la muñeca (carpo), la parte correspondiente en el pie (tarso) y las vértebras.

      4.Los huesos planos son el cráneo, la bóveda, las costillas y la escápula (omóplato). Están formados por dos placas de hueso compacto que encierran una delgada capa esponjosa. En el cráneo, estas capas se denominan tablas interna y externa, con el diploe en medio. Ciertos huesos del cráneo se expanden gracias a unas cavidades aéreas que reemplazan esta capa esponjosa, los senos aéreos.

      5.Los huesos sesamoideos son minúsculas masas redondeadas que se encuentran en algunos tendones en puntos de fricción. El más grande es la rótula en la rodilla.

      Figura 3.5: (a) Sección transversal de un hueso largo (b) Sección longitudinal de un hueso

      En el embrión de pocas semanas, el núcleo central del tejido conectivo gelatinoso primitivo de los miembros que se están formando se transforma en una hilera axial de cartílago. Esta hilera se absorbe en las zonas de las futuras articulaciones, como, por ejemplo, el codo y la rodilla, separando el brazo del antebrazo y el muslo de la pierna, respectivamente, y se escinde longitudinalmente en los segmentos distales como precursor de los pares de huesos radio y cúbito o tibia y peroné. La mayoría del esqueleto está formada por cartilago desde la sexta semana, y en la séptima se desarrolla un centro de osificación en la parte media de la diáfisis de los huesos largos. Aparecen las células óseas, la matriz se impregna con sales de calcio, y la osificación se extiende por toda la diáfisis hasta que, en el nacimiento, los huesos largos están osificados de forma total, excepto en sus extremos cartilaginosos.

       Figura 3.6 : Estados en la osificación de un hueso largo

       Epífisis

      Se producen entonces desarrollos y disposiciones, peculiares de los mamíferos, que permiten un crecimiento continuo de la longitud ósea durante los años que preceden a la maduración. En los primeros años de vida aparecen centros secundarios de osificación, que realizan una osificación completa, salvo en una delgada placa cartilaginosa que los separa de la diáfisis. El extremo redondeado se denomina epífisis, y la placa cartilaginosa, placa epifisaria. Esta placa está formada por columnas longitudinales de células cartilaginosas que se autorreproducen de manera continua en la zona diafisaria de la placa, y como se va formando sin interrupción nuevo hueso, que es empujado dentro de la diáfisis, el hueso puede